​Nomofobia: la creciente adicción al teléfono móvil

Sin saberlo, muchas personas padecen un miedo irracional a salir de casa sin su móvil. Expertos explican en qué consiste este trastorno y qué hacer para evitar caer en él.

 

“El miedo irracional a salir de la casa sin el smartphone”, así se define este fenómeno tan desconocido por muchos que puede pasar desapercibido incluso en quienes lo padecen. Si al salir de casa llega una ansiedad incontrolable cuando a mitad de cuadra se dan cuenta que olvidaron su móvil, el cargador, que les queda 2% de batería o que se quedaron sin datos, puedes sufrir de este trastorno. Aquí una explicación más detallada de sus síntomas y recomendaciones para no caer en la adicción.

¿Qué es?

El término proviene del anglicismo “nomophobia” (no-mobile-phone-phobia). Y significa un pánico desmesurado al no tener el celular cerca. La dependencia a estos dispositivos electrónicos genera en los que padecen nomofobia una sensación de incomunicación y soledad infundada.

“La tecnología e internet ha causado gran impacto en la sociedad actual. Si bien es cierto que ha sido un medio para mejorar la comunicación y el acceso fácil a distintas operaciones de nuestro diario vivir, ha llegado al punto en que los efectos se han sumado a ser más negativos que positivos”, expresa la psicóloga Yendris Pineda Castillo.

Hoy en día solo hace falta echar un vistazo alrededor para darse cuenta de cuántas personas tienen un móvil en la mano. Eso –señala la psicóloga– ha hecho que se pierda el ámbito de compartir plenamente en entornos familiares y sociales. Y en la parte laboral el rendimiento del trabajador también se ve afectado, “se la pasan pegados al celular”.

Y la cosa no pinta mejor. Esas conductas involuntarias que genera la nomofobia aumentan en la medida que se usen más celulares. Como lo afirma la psicóloga de consumo María Mercedes Botero: “Mientras más se use, más se padece. Cuando la persona hace uso excesivo, para chatear, llamar o interactuar con redes sociales, perder de vista o de mano el equipo crea la ansiedad que produce la enfermedad”.

Esta adicción se ha estudiado y relacionado a una “sensación de compañía”; es decir, la necesidad de estar conectados para no sentirse solos. “El celular se ha vuelto la tercera mano de muchos. Se ha vuelto una dependencia que genera componentes psicológicos y biológicos”, dice Botero.

¿Quiénes lo padecen?

La situación se presenta así: después de estar un día entero en la universidad o en el trabajo o al finalizar una fiesta en horas de la madrugada, ver el celular sin señal, sin carga o en el peor de los casos extraviado genera miedo, hace desear intensamente el momento de llegar a casa. Esto ocurre mayormente en jóvenes de entre 17 y 24 años, como aseguran diferentes estudios.

Aunque todos lo pueden padecer, Botero explicó que los nativos digitales, aquellos que nacieron después de los 80, son los más propensos a sufrir este trastorno. “Para ellos es normal el síndrome de la conexión 24 horas los 365 días del año. Ellos sienten la necesidad de responder inmediatamente porque si no lo hacen sienten que no están siendo corteses”.

Agregó, además, que eso se debe a que en estas edades “los jóvenes no habitan en el tiempo y espacio normal de las personas que nacieron en años atrás. Que, incluso, tienen conductas utópicas o morbosas de mirar el celular sin necesidad de hacerlo, solo con el fin de ver qué está pasando en las redes sociales.

La empresa Securenvoy –que diseña soluciones innovadoras para los problemas con el uso de teléfonos móviles– realizó una encuesta que arrojó que el 66% de las personas sufre de nomofobia. Los resultados muestran que el número de hombres que la padecen es mayor, pero las mujeres son las que sienten mayor ansiedad a perder su celular.

El estudio sugiere que los hombres son más propensos a tener dos celulares, por eso el quedarse sin batería aumenta los efectos negativos de la nomofobia en ellos. Además, indica que el 75% de las personas usa el celular en el baño y un 49% de los consultados dijo sentirse molesto cuando alguien revisa su dispositivo sin su permiso.

¿Cuáles son los síntomas?

Ansiedad, taquicardias, pensamientos obsesivos, dolor de cabeza, dolor de estómago y necesidad de estar constantemente revisando el móvil sin necesidad de hacerlo son algunas de las señales evidentes que presentan las personas que sufren este trastorno.

Según explica Mercedes Botero, el nomofóbico suele ser una persona insegura y de baja autoestima. Que aunque el manual de clasificación de enfermedades y trastornos mentales DSM 5 –un documento universal que habla de los diferentes trastornos– no tenga registrada esa enfermedad en su lista, esta se asocia con la ludopatía (impulso patológico a los juegos de azar) y el uso excesivo de internet.

“Esta patología hace que la persona se vuelva dependiente, porque tienen mucho tiempo de dedicación hacia el aparato. Lo cual daña los hábitos de sueño, alimentación e interacción social”, puntualizó, haciendo referencia a las sintomatologías.

Además, muchos presentan cuadros de ansiedad cuando no pueden consumir los datos porque su capacidad adquisitiva no los tiene y empiezan a sufrir lo que se conoce como síndrome de abstinencia, tal y como los adictos a sustancias psicoactivas, alcohol o tabaco. Las reacciones físicas que producen dependen de la adicción y la persona, pero pueden incluir dolor de cabeza, dificultad para concentrarse, somnolencia o insomnio.

Un estudio realizado en Reino Unido por la Oficina de Correos y el Instituto Demoscópico YouGo indicó, entre otras cosas, que las mujeres “son quienes más padecen los síntomas de la nomofobia, porque su estructura cerebral les procura una mayor necesidad afectiva que a los varones”.

Entonces, la dependencia al móvil se convierte en enfermedad cuando las personas pierden el contacto con el  mundo externo y se vuelven “ensimismadas en generar contenido o mirar por medio de su celular, sobre todo en redes sociales. Aquí se puede hablar de algo patológico, porque los vuelve personas improductivas”, expone Botero.

¿Qué hacer si se padece?

Una persona es adicta al celular en el momento que prefiere ocupar su tiempo en eso en lugar de   Es por eso que una de las formas de combatir esa adicción es pasando más tiempo con los amigos y, por supuesto, dejar a un lado el teléfono en esos momentos. Como afirma Edith Aristizábal Díaz-Granados, doctora en Psicología y docente de la Universidad del Norte.

“La persona debe tratar de disfrutar de otras actividades, de cosas que antes hacía y le gustaban, porque si bien los teléfonos son una herramienta, a veces son los causantes del aislamiento entre las personas. Entonces, yo considero que sería bueno volver a poder disfrutar de una charla con alguien, tomarse un café, compartir un momento, son formas de evitar caer en esa adicción”, dice.

Otra recomendación de la experta es concientizarse de cuántas veces la persona está recurriendo a alguna aplicación o al celular solo por pasar el tiempo y no por hacer algo importante. Cuando esto pasa es donde existe mayor riesgo de adicción. “Mientras no tiene nada que hacer utiliza el celular, pero a medida que va aumentando la conducta compulsiva la persona deja de hacer otras cosas que son realmente importantes”, afirma.

Por su parte, la psicóloga Pineda da unas sencillas pautas para disminuir y eliminar la dependencia a los celulares:

1) Apagar las notificaciones del celular permite que las personas no estén pendientes de cada alerta que llega. “A veces no son mensajes de personas sino del operador, correos con publicidad o comentarios en Facebook. Son alertas que pueden esperar”.

2) Realizar vigías de tiempo en las responsabilidades cotanas (escolares, universitarias o laborales), donde el contacto con el celular sea nulo para que estas no se vean afectadas por razones como que el tiempo no rindió, o no hubo ejercitación de atención y concentración.

3) Autocontrolar el tiempo que se suministrar en estar conectados: de vez en cuando desactivar los datos y solo tener el celular como móvil para recibir llamadas de emergencias.

4) Practicar deportes u otras actividades sociales que excluya el estar conectados. Eso distraerá la mente, el cuerpo y la mente en otras acciones más valiosas.

5) Crear hábitos de espacios de lectura. Los expertos en este tema aconsejan empezar por un libro de interés y con momentos cortos como leer dos páginas diarias.

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