El misionero que cumplió el sueño de conocer a Ginóbili: «Uno no dimensiona lo que es Manu, es muy grande lo que hizo»

Juan Pablo Trejo visitó los estudios de Misiones Online TV y repasó cómo fue la odisea que vivió junto a su novia para poder conocer y ver jugar en su casa al «pibe de 40».

Si bien ya pasaron más de dos semanas, cada vez Juan Pablo Trejo arranca a contar la anécdota de ese inolvidable día en el que conoció a Emanuel Ginóbili, la cara se le llena de entusiasmo como si estuviera reviviéndolo en ese instante.

Y es que este posadeño, abogado de profesión, continúa saboreando la concreción de un sueño que comenzó nueve meses atrás: «Nosotros habíamos programado con mi novia viajar a los Estados Unidos allá por abril. Sacamos los pasajes y estábamos muy pendientes de si Ginóbili iba a volver a jugar o no, ya que no se sabía si iba a seguir una temporada más».

El primer guiño llegó cuando el bahiense decidió continuar. Luego, el calendario también hizo lo suyo, ya que la estadía de la pareja en Nueva York coincidió con el recordado partido entre los Knicks y los Spurs, donde el argentino se lució con un insólito triple.

A pesar de la imborrable experiencia de ver jugar a Manu en vivo por primera vez, Juan Pablo se quedó con ganas de más: los Spurs iban a jugar en su estadio contra los Denver Nuggets en unos días… y hacía allá fueron.

«Sacamos los tickets para ir a San Antonio, que no estaba previsto en el viaje, porque fue muy rápido. Estuvimos solamente un día: desde las doce del mediodía hasta las dos de la mañana. No podíamos dejar pasar la oportunidad de verlo jugar en su casa», recordó el misionero aficionado al básquet.

Así fue que se empezó a gestar la idea de, por qué no, incluso conocerlo: «Tenía que intentar de alguna forma llegar a estar y poder verlo a Manu. Lo primero era sacar las entradas, así que busqué unas que estén medianamente cerca». Buena parte del trabajo estaba hecho. La otra había comenzado hace unos meses atrás, ya el misionero había logrado contactar a una persona ligada al club con la que se mantuvo en contacto todo ese tiempo: «Le pregunté qué posibilidades había de poder sacarme una foto con él y me dijo que sí, que no habría inconvenientes con eso, que me podía llegar a conseguir dos pases».

«Cuando llegó el día nos encontramos, entramos al estadio juntos. Las condiciones eran estar dos horas antes para ver el precalentamiento». Una vez dentro del AT&T Center, la felicidad fue absoluta: «Nunca pensamos estar en la primer fila de asientos, detrás del aro, pisando el campo de juego y viendo salir a Manu, a Kawhi Leonard, a Tony Parker; figuras internacionales de la NBA que pasaban por al lado nuestro».

No obstante, todavía faltaba una parte: «Estábamos sentados en la primera fila, boquiabiertos, muy sorprendidos por todo. Yo tenía la camiseta en el regazo y en un momento sale Manu, hace unos chistes con los colaboradores, nos ve y nos hace un gesto con la mano. Ahí fue decir ‘tranquilos que ya nos vio'».

«A los diez minutos llega su mujer con los hijos y se sienta a cuatro butacas. Después él termina y se va a sentar con ellos». Y, de repente, llegó el momento: «Se acerca a nosotros y lo primero que nos dice es de dónde éramos, le contamos que somos de Misiones y que habíamos ido para verlo a él. Ahí le pedimos una foto porque uno, en su afán de no sacarle tiempo íbamos a sacarnos una selfie, pero él nos dice que no: ‘Tranquilos, vamos a sacarnos una foto bien’, como diciendo ‘no hay apuro'».

«Nos sacamos la foto, nos firmó la camiseta, nos dijo que sigamos bien y ahí continuó para seguir firmando. Todo muy cordialmente, muy cerca nuestro, sin ningún tipo de seguridad, nos pudimos sacar la foto e intercambiar palabras sin que nadie nos esté corriendo», recordó Juan Pablo sobre ese momento.

El sueño, ahí sí, estuvo completo. No obstante, en el balance general, para Juan Pablo fue otro el momento más memorable de esa seguidilla de días tras los pasos de los Spurs: «La mayor emoción la pasé en el partido de Nueva York: viendo a los equipos precalentar, el lugar, el estadio».

Y es que, a pesar de todo, para este fanático de la NBA -que incluso llegó a jugar al básquet en Tokio- lo más importante es el juego: «Uno no dimensiona lo que es Manu: es algo muy grande lo que hizo, lo que está haciendo y lo que será para cuando se retire. Hay que disfrutarlo porque nunca se sabe cuándo puede haber otro Ginóbili».

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