Reflexión del Pastor David Decena: Ovejas, serpientes y palomas

La actitud con la que encaramos el presente determina la capacidad de avanzar. En la Palabra de Dios encontramos que debemos ser como ovejas, vulnerables y humildes para aceptar que necesitamos ser conducidas por el buen pastor. También dice que debemos ser astutos y perspicaces como serpientes para tener discernimiento y estar atentos a las oportunidades, pero a la vez hay que ser sencillos y apacibles como palomas para que el Reino de Dios se manifieste en la tierra. Veamos qué más nos dice la Biblia sobre este tema.

 

“Los envío como ovejas en medio de lobos. Por tanto, sean astutos como serpientes y sencillos como palomas”. Mateo 10:16

 

Hoy vamos a abordar el presente. Porque no sólo la formación que recibimos en el pasado puede ser un problema, sino la actitud con la que vivimos cada día.  Ésta  también determina nuestra capacidad de avance en el Reino.

 

Todo el capítulo 10 de Mateo es un manual de instrucciones que Jesús otorgó a sus discípulos para salir a establecer el Reino de Dios en el mundo. Es importante que hoy mismo nos veamos con la necesidad de llevar el Reino a todo ámbito en el que nos toca desenvolvernos porque estos necesitan esa manifestación.

En esta oportunidad aprenderemos 3 estrategias de expansión para que nuestras actitudes del presente permitan el avance del Reino de Dios y de nuestras vidas. Los tres paralelismos de Jesús cuando habla de estos animales, tratan de mostrar la necesidad de tener un equilibrio en nuestras actitudes, para caminar completos y seguros.

 

1) Ovejas: Este es un animal muy presente en la Biblia. Se lo usa para comparar a los cristianos. No sólo ya figuraba en pasajes como el Salmo 23, sino que Jesús lo utilizaba continuamente en sus enseñanzas para referirse a los hijos de Dios.

 

“Jesús recorría todos los pueblos y aldeas enseñando en las sinagogas, anunciando las buenas nuevas del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia. Al ver a las multitudes, tuvo compasión de ellas, porque estaban agobiadas y desamparadas, como ovejas sin pastor”. Mateo 9:35 y 36 (NVI)

 

La característica principal para distinguir a la oveja es su vulnerabilidad, por eso, Jesús prefería este término para referirse a nosotros. Muchos estudios demuestran el apego emocional de la oveja al resto del rebaño, al punto de temer cuando no lo encuentran. Y hasta demuestran que las ovejas se estresan sin su rebaño. Además tienden a seguir a un líder, factor que ayuda a que puedan ser domesticadas. Eso hace entender su clara necesidad de ser conducidas por el buen pastor. Dios pretende lo mismo de nosotros. Sabe que somos vulnerables, pero espera que lo admitamos, porque sólo al hacerlo Él puede intervenir a nuestro favor. Cuando te mostrás vulnerable, es cuando podés ser fortalecido por Dios. O sea,  el reconocimiento de nuestra vulnerabilidad nos permite conectarnos con los demás y caminar empoderados por la gracia de Cristo Jesús.

2° Corintios 12:9 y 10 “él me dijo: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad». Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo. Por eso me regocijo en debilidades, insultos, privaciones, persecuciones y dificultades que sufro por Cristo; porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte”.

 

La vulnerabilidad también se demuestra en el movimiento en manada. En otras palabras, las ovejas se refugian en el rebaño, porque en soledad son animales débiles y fáciles de atrapar por los depredadores.

Esta es una necesidad en los hijos de Dios. Porque fuimos creados para inter-depender uno del otro, vivir en comunidad y trabajar en equipo. Jesús mismo le pidió al Padre, que pudiéramos ser UNO para que el mundo crea.

 

“Padre, así como tú estás en mí y yo en ti, permite que ellos también estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que me diste, para que sean uno, así como nosotros somos uno: yo en ellos y tú en mí”. Juan 17:21, 22 y 23.

 

 

2) Serpientes: Es extraño encontrar a la serpiente como un animal usado por Jesús para que lo imitemos. De algún modo, Jesús está queriendo decir que todo es puro para los que son puros, y la serpiente como creación de Dios algo tiene para enseñar, a pesar que hasta ese momento había sido solo identificada con el diablo.

Génesis 3:1 dice que “la serpiente era más astuta que todos los animales del campo…”, y así terminó engañando a Eva. Jesús estaba queriendo que tomemos una herramienta del enemigo para ponerla en su contra.

La característica que se rescata es la astucia. Según la RAE se define como “agudeza o habilidad para engañar o evitar el engaño o para lograr artificiosamente cualquier fin”.

 

Las serpientes no tienen buena vista y son sordas. Detectan sonidos por las vibraciones del suelo y encuentran a sus víctimas por el calor que irradian, aun saben detectar enemigos o presas a kilómetros de distancia. Así también nosotros necesitamos un discernimiento espiritual especial para atrapar las oportunidades y detectar la senda incorrecta.

A la hora de conseguir una presa la serpiente sabe ser paciente. Entiende que el ataque debe ser en el momento justo. Nosotros sabemos, cuando conocemos a Jesús, qué hay un tiempo en el Cielo al cual debemos alinearnos. Esta combinación es perfecta para avanzar hacia adelante con una estrategia que te permita expandirte a nuevos horizontes. Jesús dio a entender que Dios busca hijos astutos en la Parábola del administrador astuto.

 

“El hombre rico tuvo que admirar a este pícaro deshonesto por su astucia. Y la verdad es que los hijos de este mundo son más astutos que los hijos de la luz al lidiar con el mundo que los rodea. Aquí está la lección: usen sus recursos mundanos para beneficiar a otros y para hacer amigos. Entonces, cuando esas posesiones terrenales se acaben, ellos les darán la bienvenida a un hogar eterno.” Lucas 16:8 y 9 (NTV)

 

Esta parábola habla de que los hijos de este mundo suelen ser más astutos que los hijos de Dios. O sea, era una llamada de atención a crecer en la astucia.

Por eso, usamos estrategias de evangelismo y buscamos estar metidos en todo ámbito. Porque necesitamos ser astutos para que el Reino de Dios se manifieste en la tierra. Que Jesús nos incentive a usar la astucia también habla de un deseo de infiltrarnos en todos los ámbitos de la sociedad. No para ser uno más del montón, sino luz en las tinieblas. A eso se refirió Jesús una vez cuando habló de ser levadura en la masa.

 

“Les contó otra parábola más: «El reino de los cielos es como la levadura que una mujer tomó y mezcló en una gran cantidad de harina, hasta que fermentó toda la masa»”. Mateo 10:16

 

Una contraindicación: Quienes solo se refugian en reproducir la actitud de la serpiente, sin compensarla con la humildad y la vulnerabilidad, son personas con un grave complejo de superioridad que no les va a permitir avanzar. Las serpientes además tienden a ser muy solitarias, cuando Dios en realidad nos llama a avanzar juntos. Tomemos lo bueno, y desechemos lo malo.

 

 

3) Paloma: La paloma aparece en la Biblia fundamentalmente relacionada con el Espíritu Santo. Su persona bajó sobre Jesús en esta forma cuando fue bautizado. Desde antaño se la vincula con la paz y la armonía. Todas estas características las refleja el comportamiento apacible de las palomas.

 

La actitud que debemos tomar de ellas es la sencillez y la humildad. La humildad y la sencillez son cualidades con las cuales debemos encarar la vida cada día. Si no podemos tener estas actitudes, nos encontramos ante un grave problema con nosotros mismos y con los demás.

 

“Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma”. Mateo 11:29

 

Jesús nos estaba enseñando a tener descanso en nuestro ser interior. Cuando no logramos ser humildes, no tenemos paz. Hay muchos hijos de Dios que se atropellan todo por el camino, cuando el Padre espera que aprendan a tener la delicadeza de una paloma.  Por eso los primeros necesitados de sencillez y humildad somos nosotros mismos.

Al adoptar esa actitud ante la vida, nos serenamos. Y esa atmósfera apacible equilibra la arremetida de la astucia. ¿Cómo sabemos que nos falta humildad? Cuando nada nos satisface, a pesar de dar nuestro mejor esfuerzo, y caminamos disconformes con todo. Si no tenemos descanso en nuestro ser interior, difícilmente lo tengamos fuera.

Necesitamos que esta cualidad, que es el carácter que el Espíritu Santo desarrolló en Cristo Jesús, nos lleve a dar pasos con sabiduría, y sin perder jamás la paz en nuestro ser. Esta misma actitud, nos permitirá hallar gracia con la gente. Porque quien es humilde de corazón, conecta con todos y genera relaciones claves para la expansión que ha de venir.

Que Dios te bendiga y tengas una semana de victoria!

 

Pastor David Decena Centro Familiar Cristiano Eldorado.

Prédicas en vivo los miércoles y domingos 20 horas, a través de http://cfceldorado.org/

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