Se conocieron más detalle de  la casa del horror en California

El caso de los Turpin resuena a otros policiales que se convirtieron en películas o documentales. Las vírgenes suicidas, de Sofia Coppola, en la que cinco hermanas son encerradas en su casa víctimas de dos padres estrictos y ultra-religiosos. O el documental The Wolfpack, sobre los siete hermanos Angulo que permanecieron aislados 14 años en un departamento mínimo de Manhattan, por el terror que tenía su padre a los peligros externos. En el caso de los Turpin, además del encierro y el aislamiento, se suma la tortura.

En las imagines posaban como una familia extraña y algo aterradora: madre, padre, trece hijos, diez chicas y tres chicos. Ellas usan todas el mismo vestido de estampado escocés en tonos bordó y rosas y medias blancas, ellos llevan el mismo corte taza de su padre. Los secretos que guardaron durante décadas fueron descubiertos gracias al coraje de una de las hijas, de 17 años, que logró escaparse y dar aviso a la policía de lo que sucedía en su hogar de Perrins, en los suburbios de Los Ángeles.

Cuando entraron, los agentes encontraron varios niños -o lo que parecían niños- encandenados a sus camas, con aspecto demacrado y cuerpos esqueléticos, que olían mal. «Los agentes localizaron lo que creían que eran doce niños dentro de la casa, pero se sorprendieron al descubrir que siete de ellos eran en realidad adultos, con edades comprendidas entre los 18 y los 29 años. Las víctimas parecían estar desnutridas y muy sucias». David, de 57 años, y Louise Turpin, de 49, quedaron detenidos, acusados de nueve cargos de tortura y de diez cargos de poner en peligro a los menores. La fianza que fijó el juez asciende a los nueve millones de dólares y el jueves comparecerán ante la corte.

Tras la noticia, comenzaron a surgir los testimonios de vecinos, que no disimularon su perplejidad por lo que sucedía en Perrins.

«No tenía idea de que estaba pasando esto», dijo Andrew Santillan al periódico Press-Enterprise de Riverside. «No sabía que había niños en la casa».

Robert Perkins recordó una Navidad en la que vio a algunos de los chicos armando un pesebre en el jardín delantero de la casa. Los felicitó, pero quedó sorprendido por su reacción. «No dijeron una sola palabra», contó.

Andria Valdez, otra vecina, aseguró que vio a los chicos alguna vez, pero solo de noche. «Eran como vampiros, muy pálidos», relató a Los Ángeles Times. Wendy Martinez también los describió con una apariencia nocturna y demacrada. «Estaban de rodillas, dando vueltas sobre el pasto. La mamá estaba parada en la entrada, como custodiándolos. La saludé y ninguno de ellos se dio vuelta ni a mirar, como si les hubieran ordenado que no hablaran con nadie», contó Martinez. Otros testimonios aseguran que los vieron revisando tachos de la basura.

«Todo lo relacionado a esa familia era extraño. Me solía preguntar por qué, si había tantos nenes en la casa, nunca se los veía salir a jugar», agregó Martinez.

En 2011 los Turpin se declararon en bancarrota. Los padres de él no los veían desde hace cinco años. Cada tanto hablaban por teléfono desde su hogar en el estado de West Virginia. «Pero nunca con los chicos», aclararon.

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