Un empleado municipal de 23 años mantuvo en vilo a su familia hace unos días, cuando en estado de ebriedad golpeó a su hermana y luego empuñó un cuchillo con el que amenazó a su tía y a su abuela. Tuvo que intervenir la Policía para desarmarlo. Fue un hábil negociador de la fuerza el que aprovechando un descuido suyo logró desactivar el peligro.
Todo sucedió en la casa N24 de la calle General Paz, pasando Alvear, en pleno Cerro Pelón, en Posadas. Franco primero le aplicó un puñetazo a su hermana Sofía (27) y después tomó un cuchillo tipo carnicero.
Cuando llegó la patrulla policial de la Dirección Agrupación Motorizada, el muchacho se puso aún más agresivo. No paraba de gritar a su hermana y a su abuela Ema (65) y a su tía Angélica (43), quien padece esquizofrenia.
En determinado momento, Franco pidió que todos los policías se fueran, salvo uno, con el que empezó a dialogar, siempre con el arma blanca en la mano.
Como las mujeres que tenía alrededor le suplicaban calma, giraba a hablar con una y con otra. En eso estaba, cuando el policía negociador lo inmovilizó y logró sacarle el cuchillo. Entonces intervino el resto de la patrulla, que llevó al descontrolado empleado municipal a la comisaría Cuarta.
Golpeó a su hermana y amenazó a su abuela y a una tía con un cuchillo: tras una negociación lo desarmó la Policía
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