«La Casa de Naná»: el emblemático y más conocido prostíbulo de Punta del Este

En Uruguay, la prostitución es legal desde 2002. Aquí trabajan 33 mujeres que deben estar registradas en el sistema uruguayo y presentar, mensualmente, un certificado de salud. Conocé el prostíbulo más famoso de Punta del Este a través de su dueña  “Nana”.

«Permitime pedirte que no quiero que me saquen fotos ni que aparezca ninguna imagen mía en la nota. Soy una mujer grande y ya me cansé de tanta exposición». Sentada, con sus manos apoyadas sobre la mesa, recibe a Infobae en la cocina del lugar, mientras le da una serie de indicaciones puntuales a sus empleados. Naná, que cumplirá 85 años el próximo 17 de enero, convirtió su casa en un prostíbulo que recibe cientos de hombres por día. Naná, que viajaba a Buenos Aires para ver y admirar a Susana Giménez, logró que su nombre sea conocido en todo Uruguay.

«La Casa de Naná», ubicada en la calle Simón del Pino, es un emblema que acarrea mitos e historias incomprobables en Punta del Este. Su fachada la define un paredón blanco, de unos 50 metros, en donde dos portones negros marcan las opciones: entrada y salida. Allí, una pequeña garita y un empleado de seguridad que expresa tres palabras innegociables: «Son 100 pesos». Al ingresar, hay una barra de madera a la izquierda con vasos y copas colgando. También se distinguen bebidas. Pocas mesas, sillas, y una abertura que le da inicio a un recorrido repleto de pasillos y habitaciones, en donde la luz tenue ilumina el escenario. De fondo se escucha cumbia.

“Durante la dictadura uruguaya trabajaba como prostituta en un salón de belleza en Montevideo. Tenía 44 años, estaba difícil la mano. Me vine para Maldonado y con la plata que había juntado me compré esta casa. Armar el prostíbulo se dio unos años más tarde. El lugar se hizo conocido porque marcamos una forma de ejercer este trabajo: presentando exámenes médicos, registrando a las chicas y evitando situaciones de violencia», explica Naná.

En el año 2003, el gobierno uruguayo decretó el cumplimiento de la ley 17.515 (sancionada en 2002), que regula el trabajo sexual en el país. La ley define, en su artículo 2º, a los y las trabajadores/as sexuales como: «Todas las personas mayores de dieciocho años de edad que habitualmente ejerzan la prostitución, recibiendo a cambio una remuneración en dinero o en especie». Y agrega que «tendrán derecho a ejercer el trabajo sexual aquellos/as que estén incluidos en el Registro Nacional del Trabajo Sexual, y mantengan sus controles sanitarios al día. Estos controles están definidos por ley y establecidos por el decreto reglamentario de la misma».

Quienes trabajan en el prostíbulo deben cumplir con tres reglas fundamentales: no pueden consumir alcohol ni drogas mientras trabajan; deben cobrar por adelantado y también exigirle a cada cliente que utilicen preservativo. «Las chicas, una vez por mes, deben presentar el examen médico que demuestre que están bien de salud. Aquí y en la Policía. Es parte de la ley y me encanta que así sea», sostiene la dueña.

En «La Casa de Naná» se cuentan 33 habitaciones. Cada una está ocupada por una mujer. «Yo les alquilo la habitación por día. Les damos la cama y los muebles; ellas tienen que traer las sábanas y las toallas que quieran utilizar. También tienen un baño, con ducha incluida», cuenta Naná, mientras resalta que «aquí ninguna puede quedarse a dormir. El horario de trabajo es de 21 a 4, pero luego tienen que volver a sus casas».

Lucía, trabajadora sexual del lugar, afirma que ella y sus compañeras se sienten cuidadas por el sistema uruguayo. «Nosotras vamos al médico todos los meses y tenemos que presentar el carnet de salud con los análisis hechos para demostrar que estamos sanas. Cuidarse en el sexo no debería valer únicamente para la prostitución. A veces no sabés con quién te estás acostando y que la otra persona utilice preservativo es primordial».

Naná se proclama como «admiradora de Mauricio Macri». También define a Pampita como «la mujer más linda de Argentina» y asegura que «los argentinos siempre serán bienvenidos aquí». En su prostíbulo, el consumo de drogas está prohibido. «Al ser un sistema en el que el hombre entra y comienza a recorrer los pasillos es muy difícil que tome alcohol. Yo siempre digo que si nos cuidamos entre todos y hay seriedad, nada puede salir mal», explica.

En cuanto a las tarifas, el cliente debe ir puerta por puerta y preguntarle a cada mujer cómo es su servicio. Si la puerta está cerrada significa que quien trabaja allí está ocupada. Si está abierta, lo contrario. «Si te ponés en contra de la prostitución, la misma termina ingresando en tu país de una manera mucho más drástica. Acá estamos hablando de salud, de la importancia de cuidar a más de 5.000 mujeres registradas en todo Uruguay. Ojalá algún día ocurra en Argentina», expresa Naná.

Actores, políticos, celebridades y deportistas concurren diariamente. «No quiero dar nombres pero han venido muchos de Argentina. Y lo que me gusta es que dejan la fama en su vehículo y cuando entran son personas comunes, que no buscan atenciones personalizadas ni mucho menos» revela Naná.

Mientras algunas chicas se producen (una mujer las peina y maquilla todos los días), Naná marca la diferencia entre el argentino y el uruguayo: «El primero es más refinado, le gusta tener tiempo. Venir acá, observar el lugar, hablar con las chicas, quizás -pocas veces- toma un trago e ingresa. El uruguayo es más apurado, lo toma más como un trámite: viene, tiene sexo y se va».

Ya son casi las 21 y la noche laboral está por comenzar. Señala el timbre debajo de su mano: «Con este los llamo (a sus empleados) y vienen en un segundo. Yo paso todas mis noches acá, y nunca tenemos que acudir a la Policía, porque la gente conoce el lugar, viene a buscar lo que quiere y se va. Siempre, pero siempre, mi prioridad van a ser las chicas: que estén contentas, bien atendidas y que se cuiden. Que vayan al médico constantemente. Yo las reúno y les doy estas charlas, me encanta hablarles», confiesa.

 

—¿Qué es la prostitución para vos?

—La prostitución es una solución al problema inmediato que tiene el hombre. La inmediata necesidad de tener sexo con una mujer. Si el hombre paga, es secreto. Cuando es una amante, entran los conflictos de emociones y sentimientos. Y ahí empiezan los problemas. La prostitución es la mejor opción para tener una relación sexual sin problemas. (Fuente Infobae)

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas