Luego de un 2017 consagratorio, la nadadora Astrid Olmedo se prepara para dar el salto a las Mayores «a nivel internacional»

Horas después de adjudicarse cuatro medallas de oro en el Campeonato de la República, la joven de tan sólo 19 años visitó los estudios de Misiones Online TV junto a su entrenador del CAPRI, el reconocido Gustavo Breitembruch.

Al igual que muchos estudiantes universitarios, Astrid Olmedo disfruta de sus vacaciones hasta el mes de marzo, aunque para la joven nadadora de 19 años eso no significa precisamente descanso: para empezar, arrancó el año ganando ¡cuatro! medallas de oro en la Campeonato de la República, que se disputó hasta ayer en el CeNARD. Y en dos semanas comenzará a entrenar doble turno junto al equipo del CAPRI, comandado por Gustavo Breitenbruch, para disputar en mayo el Argentino de Natación.

«Fue bastante buena la experiencia. Por suerte pude mantener mis marcas, que era lo que más temía que me cueste, por el tema de que vengo con la facultad», consideró Astrid respecto a la reciente competencia, en la que se encontró «mucho mejor» que en su participación del año pasado: «Técnicamente mejoré bastante. Eso fue también lo que me ayudó mucho, junto al entrenamiento».

«Todo es producto del proceso, de la acumulación de años de entrenamiento», evaluó el profe Breitenbruch. En ese sentido, cabe recordar que luego de un 2015 en el que tuvo «una actuación tremenda y venía enfocándose muy bien», la joven tuvo que enfrentar al año siguiente una anemia que no le permitió entrenar.

«En 2017 se pudo empezar a levantar nuevamente el entrenamiento y entró a mejorar otra vez, a ponerse en los primeros lugares. La continuidad de ese trabajo hace que este 2018 nos encuentre en una mejor posición y ya pensando en el Argentino de mayo», relató el «Colo», máxime si se tiene en cuenta que Astrid está en una edad crucial: la de hacer la transición a las Mayores, por lo que la intención es que realice un «paso» de «mucha calidad», en condiciones de estar a nivel internacional.

La exigencia entonces, es máxima: «Siempre entrenamos todos los días. Ahora después de que descanse un poquito, dos semanas; vamos a aprovechar enero, febrero y marzo, que no tiene facultad, para entrenar doble turno».

No obstante, Astrid se muestra impasible: nadar es lo que le gusta y lo toma como algo «natural»: «Es algo que siempre me gustó, siempre fue esperar al verano para las vacaciones y la pileta. Y ahora estoy todo el año en la pileta y también me gusta (risas). Una vez me dijeron ‘vos te pasaste todas las vacaciones entrenando’, como que desperdicié todas mis vacaciones, pero es algo que me gusta mucho».

Pero no se trata sólo de Astrid: son varios los nadadores misioneros, incluso de categorías formativas, los que se han destacado en gran forma a nivel nacional en 2017. En ese sentido, Breitenbruch explicó por qué eso no es casual: «Nosotros en la estructura del equipo afuera de la pileta intentamos mejorar constantemente. Antes era yo solo, después sumamos más entrenadores. Hoy por hoy, hay por lo menos diez profesores que están trabajando: somos cinco que nos encargamos de los equipos y cinco los que están con la parte formativa. Por otro lado, fuimos sumando un equipo interdisciplinario, donde están la nutricionista, el profesor de yoga, el fisioterapeuta y la psicóloga deportiva. Aparte está Subcomisión de Natación, donde hay una manager que hace el enlace entre los padres y el equipo».

Ambos, tanto nadadora como entrenador, coincidieron en que «el último paso, que va a significar un antes y un después» en la natación misionera es la pileta olímpica, el eterno reclamo de quienes dedican su vida a esta disciplina: «Creo que estaríamos en la condiciones óptimas de competir de igual a igual con todo el país y los hermanos de Brasil. Eso va a ser definitivamente el broche que nos va a permitir insertar la natación de Misiones a nivel internacional».

Mientras tanto, con los recursos disponibles, el objetivo de Astrid es «entrenar mucho más fuerte que el año pasado y acomodarme con la facultad». Sabe que la cosa es brazada a brazada, aunque no por ello se impide asomarse para soñar: «Me gustaría mucho poder clasificar a un Mundial, ojalá se me pueda dar».

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