La Murga del Monte culmina un año cargadísimo con extrema felicidad

Un año madrugador. Comenzó temprano con ensayos en febrero, previos a la presentación en el Festival de Teatro Provincial en medio del avasallante calor posadeño; un calor tanto climático como humano, donde junto a los compañeros de la Murga de la Estación y la Murga del Tomate (Eldorado) dimos apertura a esta fiesta que fue el abono perfecto para que el año crezca sólido.

 

Un año de talleres. Nuestro espacio de a poquito y cada vez más diversifica la cantidad de propuestas artísticas. Donde talleristas de danza, circo, música y teatro encuentran un lugar para compartir sus saberes, aportando a la comunidad un sinfín de actividades que posibilitan el acercamiento de herramientas importantísimas.

 

Un año viajero. Volvimos a Posadas para participar del prometedor evento Zoomar con una selección de nuestra emblemática obra “De Yerbal Viejo a Oberá”. Por otro lado, nuestra directora y otros compañeros, se pusieron la mochila y participaron de encuentros como el de Cultura Viva Comunitaria en Rivadavia, Buenos Aires; reuniones de la Red Nacional de Teatro Comunitario; y un encuentro en Paraguay llevando la experiencia de nuestra actividad comunitaria, aprendiendo y conociendo otros caminos culturales.

 

Un año Casi Mayorcitos. Con nuestro junio de aniversario repleto de actividades y mucha fiesta. Varieté, funciones de amigos, cachopá de talleres, presentaciones de libros y otros eventos que nos dejaron agotados y sobre-contentos; ese abono especial seguía inyectándose.

 

Un año de añoradas visitas. Volvió uno de nuestros abuelos y mentores bonaerenses, Ricardo Talento, quien nos ayudó a repasar nuestros valores comunitarios y nos dio una saludable (des)orientada dramatúrgica. También volvieron compañeros titiriteros como Manu Mansilla y el magistral Titiritero de Banfield, Sergio Mercurio. Tuvimos la alegría también de volver a recibir en nuestra casa a la genia Rosimari Jacomelli y la hermosa voz de Dafne Usorach. Estos nombrados de entre muchísimos amigos que nos visitaron; visitas que representaron un alimento por demás sabroso.

 

Un año de Gira. Con la clásica Fiesta de la Cretona, que estuvo en cartelera casi todo el año, visitamos las bellas localidades de Esperanza y Puerto Iguazú en un viaje maratónico de traspirada felicidad, y de encuentro con nuestros co-provincianos; viaje que permitió reencontrarnos con nosotros mismos y afianzar nuestro espíritu comunitario.

 

Un año en Red. Ya avanzado el año, y en el marco de la primera semana del Teatro Comunitario nos sumamos a la movida nacional de promoción del teatro comunitario en la tercer semana de noviembre. Recital, función, cine y salida a la calle para hacernos conocer. Fertilizantes por demás potentes en la intención de construcción social y comunitaria que planteamos de manera apasionada.

 

Un año de Tole-Tole. A los trotes y por demás exasperados, llegamos felices al estreno de nuestra nueva obra El Tole-tole Escuelero. Que con dos exitosas presentaciones espera el 2018 para explotarse con ganas. Una obra para pensar, para reír, para disfrutar y sentirse parte.

 

Un año de buenas noticias. Tras varios y arduos trabajos se fueron concretando proyectos como el de reingeniería para mejoramiento de sala, y el de ampliación-remodelación, que irán dando cada vez mejor aspecto y funcionalidad a nuestro querido Galpón.

 

Un año que no termina. Porque se vienen los talleres de verano donde seguimos convocando a los vecinos a compartir y crear.

 

Un año que comenzó con el mal dato de un robo a nuestro espacio, con una pérdida invaluable de memoria de la historia de la Murga que se fue en el disco rígido de la computadora. Tal vez como contestación a esa mala noticia llenamos el año de buenas nuevas, de actividades gratificantes. Fue un genuino impulso de salir de lo más angustiante con energía, como lo hizo y lo sigue haciendo toda nuestra comunidad tras los embates que nos oprimen.

 

¡Un año sobresaliente! ¡Un año exagerado! ¡Un año extenuante de logros por doquier!. Una vez más gracias a la comunidad que nos rodea y contiene, que acompaña y participa en el avivamiento cultural que nos proponemos año a año.

 

Gracias a los compañeros de la Murga del Monte y sus familias que tanto dan para la construcción de esta comunidad, de este espacio.

 

¡Gracias por aportar al teatro comunitario y a la idea de que si somos muchos es mucho mejor!

 

¡Próspero año 2018! Y que los signos de exclamación continúen siendo parte de nuestro idioma comunitario, artístico y social…

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