Uno de los prófugos más buscados del país fue capturado gracias a los perros de raza que tenía

El hombre había desaparecido hace tres años y nueve meses pero una coincidencia lo dejó en evidencia. Fue condenado por el abuso sexual a una adolescente.

Después de tres años y nueve meses, las autoridades atraparon a Alejandro Alfredo Manrique, uno de los diez hombres más buscados por la Justicia argentina. El dato clave en la investigación fueron sus perros, dos bichón frisé que tiene por hijos.

Manrique estaba escondido a simple vista en la idílica localidad de San Marcos Sierras, en Córdoba, donde compartía su hogar con su nueva pareja y los perros y se presentaba como artesano y profesor de reiki.

Antes de escabullirse de la Justicia, el hombre había violado a la hija adolescente de Mercedes A., su por entonces pareja.

Manrique había sido condenado en febrero de 2014 a 10 años de prisión por «abuso sexual agravado por el vínculo en cuatro ocasiones gravemente ultrajante, en concurso real con corrupción de menores» por los ataques.

El fallo de la Cámara Federal de Casación Penal fue el punto final a las apelaciones de la defensa, pero para cuando se emitió la orden de detención el hombre ya se había esfumado con la amenaza: «Buscame, nunca me vas a encontrar».

Pero uno de los investigadores del caso descubrió cuál era el Facebook de la actual pareja de Manrique, identificada como Fernanda Fraga, quien vendía cosméticos online.

La mujer interactuaba con varios usuarios pero en especial con un tal «Alfredo Sach», que tenía las mismas fotos de los perros bichón frisé de ella.

El Día del Padre de 2016, Fraga escribió: «Gracias por dejarme capturar este momento. Gracias por estos ocho años de amor» como epígrafe a una foto donde se veía a Manrique.

Sin embargo fue imposible arrestar en seguida al hombre.

Recién fue arrestado el 19 de octubre de este año tras obtener el teléfono de Fraga para pedir un registro de llamadas entrantes y salientes, la celda y la antena y los últimos llamados registrados en el mes y medio.

Entonces lograron ubicar la casa donde la mujer y Manrique vivían tranquilamente.

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