Reforma Previsional: la CGT levantó el paro pero mantiene vigente la amenaza

El ente sindical suspendió la medida programada para hoy, al frustrarse la sesión legislativa que iba a tratar el proyecto jubilatorio, pero advirtió que reactivará la protesta si se insiste con un DNU.

 

Habían pasado menos de diez minutos de las 15, cuando desde las entrañas del Congreso de la Nación se anunció la suspensión de la sesión en la que se iba a debatir la reforma previsional. A los dirigentes de la CGT la noticia los tomó dispersos: algunos marchaban por las calles en rechazo del proyecto oficial, mientras que otros seguían con indiferencia el curso del bochorno legislativo desde un despacho sindical.

 

Caída por el momento por la vía legislativa la reforma previsional, que los gremios consideran que atenta contra el poder adquisitivo de los jubilados, la CGT reunió de urgencia a los directivos que pudo. Hubo casi mayor asistencia que el miércoles, cuando se había amenazado con la huelga. Desde la sede de Azopardo 802, después de más de dos horas de deliberación, la central obrera peronista levantó el paro general al que había convocado para hoy si se convertía en ley la iniciativa del oficialismo. Pero amenazó con reactivarlo si el presidente Mauricio Macri avanza con un decreto de necesidad y urgencia.

 

«Si hay un DNU, la medida de fuerza se hace de manera inmediata», advirtió Juan Carlos Schmid, uno de los jefes del triunvirato de mando.

El debate sindical se hizo al caer la tarde, mientras la televisión mostraba los alrededores del Parlamento convertido en un inédito escenario de batalla. La Plaza del Congreso, dividida en dos entre la policía y los militantes, lucía regada de cartuchos de balas de goma, piedras y basura. Algunos sindicalistas habían estado allí a primera hora de la tarde, cuando todavía la sesión estaba viva y el oficialismo afirmaba contar con los votos suficientes para hacer ley su iniciativa.

En la CGT tomaron el levantamiento de la sesión como un triunfo propio. A pesar de haber sido blanco de críticas por una reacción combativa tardía, los sindicatos peronistas sienten vanidosamente que recuperaron su poder de presión y negociación. Es más, el lunes que viene serían citados por el Gobierno para intercambiar posturas sobre el proyecto previsional y tributario. A los gremios los había molestado tanto su exclusión de la elaboración de la letra chica del proyecto como la pérdida de beneficios que tendrían los jubilados.

 

Negociación y tensión

La tensión con el Gobierno seguirá latente y podría ingresar en una escalada, a pesar del fértil sendero de negociación que se había generado a partir de la reforma laboral. Hay desconfianzas mutuas. «Estamos en alerta y sesión permanente», dijo Schmid. También cuestionó la represión y la violencia con la que actuaron las fuerzas de seguridad.

 

La CGT, en un comunicado, plantó anteayer bandera con respecto a la reforma previsional y tributaria. «Se pretende llevar adelante modificaciones en el sistema previsional argentino que harán mella sobre los haberes jubilatorios, bajo el pretexto de achicar el déficit fiscal. La misma orientación tiene la denominada «reforma tributaria», que avanza nuevamente sobre los salarios de los trabajadores, a través de la ratificación del impuesto a las ganancias y otros gravámenes que pegarán en los bolsillos de la ciudadanía. Pretenden cambiar el modelo laboral argentino con la idea de que la «baja de costos laborales» atraerá nuevas inversiones productivas», dice un fragmento del texto sindical.

Y agrega: «El ajuste lo deben pagar quienes más tienen, quienes especulan en la ruleta financiera, quienes contratan trabajadores en negro, quienes evaden impuestos y quienes giran sus ganancias a paraísos fiscales. El ajuste lo deben pagar quienes se enriquecen y se enriquecieron con el dinero de todos nosotros». No cambió la posición ayer, a pesar de las versiones de que el Gobierno entregará un bono adicional a los jubilados.

 

La decisión de poner la guardia en alto y confrontar con el Gobierno no fue unánime en el corazón de la CGT. Ni el sector de «los Gordos» (grandes gremios de servicios) ni el de los denominados «independientes» estaban convencidos de cruzar esa línea. El fin de año reavivó una interna que se dirimiría en 2018.

 

La Nación

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