Presidente del Ieral destacó el crecimiento de la economía pero se mostró preocupado por déficits fiscal y comercial

El economista Marcelo Capello indicó que la mayor parte de las actividades está en recuperación luego de haber caído en 2016 en relación al año anterior. Observó empero que los salarios apenas le están ganando a la inflación después de haber perdido poder adquisitivo en 2016, como resultado el consumo masivo crece lentamente. Consideró que las preocupaciones mayores deberían ser el déficit fiscal, que entre otros problemas obliga a tomar deuda y con ello atrasa el tipo de cambio, y el rojo de balanza comercial. Advirtió que no habrá una devaluación que solucione temporalmente el atraso cambiario, lo que obligará a buscar soluciones para mejorar la competitividad estructural. Opinó que en ese sentido apuntan las reformas que impulsa el Gobierno nacional.

Capello disertó en Posadas durante la jornada Desafíos del Crecimiento, organizada por la regional NEA del instituto Ieral, dependiente de la Fundación Mediterránea. El economista observó que para la mayoría de las actividades, 2017 fue un año de crecimiento que llegó luego de la recesión generalizada del año anterior de la que solo escaparon rubros puntuales como la venta de vehículos y de maquinaria agrícola. La excepción entre los rubros más importantes es la de ventas en supermercados, que cayó 9 por ciento en 2016 y volvió a caer 3,1 por ciento en el acumulado de los tres primeros trimestres de 2017 en relación a igual período del año pasado, aunque la tendencia se revirtió en los últimos meses de ese lapso en los que hubo un leve crecimiento interanual.

“Lo que pasa es que el salario real apenas le está ganado a la inflación este año, por eso el consumo masivo también aumenta poco. Esa característica va a continuar el año próximo”, explicó.

 

Pronosticó que la economía seguirá mejorando en términos generales, con diferencias entre los entre sectores y regiones y con “peros” que pueden hacer cambiar la marcha de la economía.

El primer pero que identificó Capello es el déficit fiscal. “En 16 teníamos un déficit financiero de 6,8 puntos del PIB, mayor al de 2015. Este año va a ser similar, si bien va a ser menor el déficit primario, el déficit total va a ser similar porque se pagan más intereses de la deuda”, dijo. Advirtió que el nivel actual de déficit total en relación al PBI es más del doble que el de los años 90.

Indicó que en tiempos del kirchnerismo se financiaba el déficit con emisión monetaria, lo que generaba inflación, y ahora se lo financia con endeudamiento, que “además de ser un problema en sí mismo, plancha el tipo de cambio porque entran dólares para financiar el estado. Es un problema fiscal y para la macro”, definió.

Explicó que el gasto público bajó gracias a recortes en los subsidios, lo que representó un ahorro de 1 por ciento del PIB de 2015 a 2017 y además se enviaron menos fondos a las provincias, pero también aumentaron gastos como las jubilaciones por la reparación histórica o el pago de intereses de la deuda, de modo que el ahorro en términos netos terminó siendo de solo 0,4 puntos del PIB.

Pero además se bajaron algunos impuestos, especialmente en retenciones a las exportaciones, lo que hizo que el déficit haya aumentado en 2016 y se haya mantenido en el mismo nivel en 2017 a pesar de haber bajado un poco el gasto.

Para Capello el otro pero que presenta el contexto económico actual es el déficit comercial. “Un déficit comercial creciente que se mantiene a través de varios años es un problema grave porque deteriora la macro”, advirtió.

Atribuyó el déficit comercial a problemas de competitividad estructural y atraso cambiario. “Hay un grave problema en cuestiones como infraestructura, educación, innovación, mercado laboral, en todos esos factores Argentina tiene problemas de competitividad y en materia cambiaria también, porque el tipo de cambio está apreciado. El tipo de cambio está solo 8 por ciento por encima de 2001. El único tipo de cambio más bajo fue el de Martinez de Hoz, que fue de 0,70. El promedio de los últimos 68 años fue de 1,93 (tomando como referencia el valor 1 a 1 de 2001)”, explicó.

 

Señaló que cuando el tipo de cambio esta apreciado, los costos laborales están altos en dólares. Detalló que en Argentina el costo laboral promedio es de 11 dólares la hora, casi el doble que en Brasil y Chile, pero menos que en otros países como Alemania, donde se paga  más de 40 dólares la hora.

La productividad es el otro aspecto a tener en cuenta. Argentina en ese aspecto está bastante retrasada, en el puesto 22 sobre 26 países.

“Esta relación de un costo laboral relativamente alto en dólares y una productividad relativamente baja hace que Argentina tenga un costo laboral unitario muy alto, estamos casi al final de la tabla, junto con Brasil”, indicó.

 

Recordó que para salir de situaciones como las que se plantean actualmente, Argentina recurrió o se debió someter a fuertes devaluaciones que arregla momentáneamente el problema del atraso cambiario haciendo caer el salario real en dólares.

Consideró que en el contexto actual no es esperable una devaluación sino que por el contrario el tipo de cambio tenderá a apreciarse todavía un poco más por la catarata de dólares que llega vía endeudamiento.

Reforma tributaria

Ante la improbabilidad de una devaluación, para Capello el camino pasará por trabajar en detalles que hagan mejorar la productividad. “En ese marco aparece la necesidad de acuerdos para buscar reformas. Es un trabajo duro y lento, pero es lo que da resultado a largo plazo. Trabajar sobre competitividad estructural”, expresó.

Bajar el costo salarial en dólares pero sin tocar los salarios de bolsillo, es según el economista cordobés uno de los desafíos. “Se pueden bajar los impuestos al trabajo, reducir el problema de los juicios laborales y los niveles de ausentismo. También trabajar sobre la productividad incorporando tecnología y capacitación”, agregó.

Para Capello, el otro gran punto a atacar para elevar la competitividad estructural es la presión impositiva, de allí la intención del Gobierno de avanzar en una reforma tributaria y en un pacto fiscal que tienda a reducir la presión fiscal, tanto nacional como provincial.

El mediterráneo analizó una por una las principales medidas incluidas en el proyecto de reforma impositiva, a las que consideró en términos generales positivas para la generación de empleo, la competitividad y la inversión. Advirtió empero que la baja de impuestos coparticipables afectará a las cuentas de las provincias y consideró que las reducciones impositivas tendrían un impacto más directo en la competitividad si se concentraran en sectores transables.

“Pago de impuesto al cheque a cuenta de ganancias, devolución anticipada el IVA para inversión, reducción de impuesto a las ganancias para la inversión. En todos los casos hubiera sido mejor concentrar beneficios en los que exportan”, opinó.

Capello también advirtió que los cambios introducidos en aportes patronales perjudicarían a las provincias periféricas como Misiones. Ver:  Advierten que con el paquete de reformas las empresas misioneras deberán pagar más aportes patronales

Reforma previsional

El presidente del IERAL destacó el crecimiento que tuvo en los últimos años la incidencia del gasto en jubilaciones en el PIB. “Argentina pasó de gastar 5 por ciento de su PIB en jubilaciones en la primera mitad de la década de 2000 a 9,7 por ciento actualmente. Se duplicó ese gasto, básicamente por la moratoria previsional que permitió que más de dos millones de personas se jubilaran sin aportes, por la reparación histórica y por la fórmula de movilidad vigente. Se gasta demasiado en el sistema previsional, hay que encauzar esta situación, Argentina es el país que más gasta de Latinoamérica en ese concepto”, señaló.

Explicó que con el cambio en el método de cálculo de las actualizaciones, el Gobierno busca ajustar los aumentos de las jubilaciones a la inflación y no –como hasta ahora- al crecimiento de la recaudación, lo que le permitiría al estado ahorrar en períodos de crecimiento económico.

“En el sistema actual, cuando a la economía le va bien, las jubilaciones aumentan por encima de la inflación, pero cuando le va mal a la economía, las jubilaciones aumentan por debajo. Lo que quiere hacer el gobierno es pasar de los dos ajustes anuales a un aumento trimestral,que se ajuste en 70 por ciento según la inflación y 30 por ciento de acuerdo a los salarios. Con la movilidad actual en 2018 las jubilaciones aumentarían 25 por ciento y con la nueva entre 20 y 21 por ciento, porque es un año de crecimiento. Eso implicaría para el Estado un ahorro de 40 mil millones de pesos”, estimó.

Advirtió que hay un problema. “Se pasaría a un ajuste trimestral y el primero sería en marzo. Para ese momento van a haber pasado seis meses del último ajuste que fue en septiembre, lo que hace que al inicio de este cambio los jubilados van a perder tres meses de actualización. El primer ajuste de marzo debería ser por seis meses o se debería hacer uno trimestral en diciembre por tres meses, pero si hicieran alguna de esas dos cosas no ahorrarían nada en el primer año, aunque sí en el segundo año”, detalló.

Federalismo

Capello resumió que en las últimas dos décadas hubo redistribuciones marcadas por transferencias: de las provincias a la Nación por detracciones e impuestos poco coparticipados; de Buenos Aires a las demás provincias a través de transferencias automáticas (Fondo del Conurbano); de otras provincias a Gran Buenos Aires a través de subsidios y del sector privado al público en forma de suba de impuestos.

“Habría que bajar impuestos para compensar al sector privado, pero el que más tendría que ceder es la Nación que fue el que se quedó con más recursos en las últimas décadas, pero la Nación es el que tiene el mayor problema de déficit”, advirtió.

Indicó que el pato fiscal busca “solucionar el problema de Buenos Aires con el Fondo del Conurbano que era un problema real, sin tocar los intereses de las demás provincias. Buenos Aires va a recibir 20 mil millones de pesos extra por la coparticipación más otros 20 mil millones que le va a aportar la Nación de sus propios fondos el primer año. Dentro del sector público nacional pierde mucho la Anses, casi 60 mil millones, gana algo el tesoro nacional, pero pone 20 mil para Buenos Aires”, explicó.

Impacto a futuro

Analizó que el paquete de reformas permitiría una reducción de la presión tributaria nacional podría a razón de 0,5 por ciento del PIB anual gracias a la progresiva toma a cuenta de Ganancias del Impuesto al Cheque y el mínimo no imponible para contribuciones. Aclaró que el impacto en la recaudación sería menor si efectivamente se da un proceso importante de formalización laboral que permita recuperar recaudación vía aportes personales.

Estimó que la ley de responsabilidad fiscal y la reforma previsional permitirían disminuir el gasto primario nacional en 3,3 por ciento del PIB  en 2020 respecto a su nivel actual (un punto menos si se permite una mayor expansión del gasto de capital). En el caso de las provincias, la reducción alcanzaría un 1,4 por ciento en el mismo período.

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