El sueño del pibe: excéntrico multimillonario construyó una pista de F1 en su mansión

Alan Wilzig es un empresario multimillonario de 52 años, fanático de los autos, que llamó la atención con su nuevo «juguete»: un circuito en el jardín de su mansión en Manhattan, Nueva York.

La pista es de 1,85 kilómetros de largo y 12 metros de ancho con 24 metros de desnivel y nueve curvas, además de las protecciones exigidas con todas las especificaciones de la FIA.

Tras cerca de dos años y casi medio millón de dólares gastados en juicios por demandas de sus vecinos, Wilzig logró completar su sueño: ser el dueño del único circuito profesional privado del mundo al que definió como «una pista de ensueño para los amantes del motor. Vas lo suficientemente rápido como para hacer que te frunza todo, se te levantan los vellos del cuello».

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