Se cumplen 15 años del fallecimiento de Gilberto Salustiano “Cacho” Mutti, uno de los primeros árbitros nacionales de Básquet de Misiones

Fue Profesor de Educación Física y logró conquistar un lugar en la historia del deporte misionero al ser recordado como uno de los primeros árbitros nacionales de Básquet en la provincia, siendo réferi en los clásicos partidos de la Liga Posadeña y la Liga Provincial de Básquetbol, donde siempre se caracterizó por aplicar la justicia. Falleció un 24 de noviembre de 2002, de un cáncer fulminante que lo llevó en pocos meses, provocando una conmoción entre sus familiares, sus alumnos y en el ámbito del deporte.

Fue compañero de ruta de Eugenio Miguel Seró – quien falleció en la tragedia del Paraná -, con quien participaba en triatlón, maratón, ciclismo, natación, sus grandes pasiones, ya que su vida era el deporte, además de su familia, conformada por su esposa Rosa y dos hijas, Andrea y Cintia.

“Cacho” comenzó su carrera deportiva de muy joven, primero ejerció su profesión en varias escuelas de Posadas, como la EPET N°1, Escuela Superior Normal N°10 y en el Liceo Naval Storni.

Desde joven, sus familiares recuerdan que el deporte que “más le gustó” fue el Básquet, lo que lo llevó a profesionalizarse hasta lograr a ser uno de los primeros Árbitros Nacionales de Básquet en el año 92, junto a Horacio de Luca y Raúl Rockembach, entre otros colegas que aún se desempeñan su profesión, integrando la Confederación Argentina de Basquetbol.

 

Foto: Equipo Banco Provincia Campeones del Torneo de Básquet «Iniciación» Año 1976

 

Mutti nació un 13 de junio de 1960, su madre fue Emilia Vera y su padre Salustiano Mutti, ambos inmigrantes paraguayos. Él y su hermana Norma Mutti, fueron naturalizados argentinos.

Se casó con Rosa Beatriz Reuter, docente, quien fue la madre de sus dos hijas: Andrea Beatriz Mutti y Cintia Romina Mutti. Fue un padre muy presente, acompañaba a sus hijas a todas las actuaciones y festivales: “Siempre nos apoyó, le encantaba vernos bailar a mi hermana y a mí, nos incentivó y formó en todo lo que somos hoy como personas. Junto a mi madre, hicieron estas dos grandes y exitosas mujeres que somos, con su apoyo y su guía han hecho un gran trabajo como padres: entender el trabajo en equipo, la responsabilidad, el carácter, a no darnos por vencidas, a siempre salir adelante a pesar de las adversidades, luchar hasta el final. El luchó por su vida hasta el último momento, y esa enseñanza la tengo muy presente, hasta la última vez que lo vi, con sus gafas negras porque la quimioterapia lo había dejado ciego. Sin embargo, siempre se mantuvo positivo, y nos enseñó que nada debe detenernos, la frase más presente que tengo es que hay que luchar hasta el final”, expresó conmovida  su hija Andrea.

 

El básquet, su pasión  

“Cacho” Mutti, como se lo conocía, logró reconocimiento en la época al ser el primer Árbitro Nacional de Básquet que tuvo la provincia de Misiones, habilitación otorgada por la Confederación Argentina de Básquet, después le siguieron dos de sus grandes amigos, Pedro Raúl Rockenbach y Horacio De Luca.

“El deporte era todo en su vida, se levantaba a las 5 de la mañana, preparaba su mate, nos preparaba el desayuno, llevaba a mamá y a nosotras a la escuela, para después comenzar su día de entrenamiento”, recuerda con nostalgia su hija Andrea.

A veces, sus prácticas consistían en correr “las 4 avenidas” o tenía sus clases de Educación Física, regresando para tener siempre “la comida lista” para sus hijas, descansar un rato a la siesta y después a seguir entrenando.

“Corría triatlón, hacía ciclismo, natación, y además era amante de la pesca. Junto a Marcelo Yawny y Raúl Rockembach se recorrían el río Paraná a Ñaro en su lancha. El deporte y la pesca deportiva eran su vida”, aseguran desde la familia.

En el 2002 ya tenía un reconocimiento de más de 20 años de trayectoria en el basquetbol. Es así que su trayectoria en el deporte misionero amerita un reconocimiento público en su memoria, y fue su hija Andrea Mutti quien decidió a través de Misiones Online compartir su historia.

 

Un destino inesperado

“Meses antes de enfermarse siguió corriendo y practicando el ciclismo, pero un cáncer fulminante lo llevó en sólo 6 meses, desde que le diagnosticaron la enfermedad”, recuerda Andrea.

“Cacho” Mutti falleció con 42 años de edad de una Leucemia Mieloide Crónica en la ciudad de Buenos Aires, en el Hospital Naval después de luchar contra el cáncer que en aquel entonces no tenía muchas posibilidades de cura.

Fue una persona muy querida, tal es así que en aquel momento -año 2002- la obra social del IPS no le autorizaba la derivación clínica a Buenos Aires para su tratamiento, y la comunidad escolar de estas tres escuelas se unieron para hacer sentadas y movilizaciones en aquel año para que se aprobara su derivación, lo que se logró en octubre de 2002 pero finalmente falleció el 24 de noviembre: “se llegó tarde para una atención de mayor complejidad”, sostiene su hija.

De todas formas, a pesar del triste desenlace, su familia mantiene la gratitud por toda esa comunidad que se movilizó para el tratamiento de Cacho. “Este fue el principal aprendizaje, recordar siempre que la unión hace la fuerza. Hace 15 años atrás, dos colegios se unieron para pedir por su traslado a Buenos Aires, lucharon juntos para que mi viejo pueda tener un mejor tratamiento y una esperanza a su enfermedad, y lo lograron. No importa que quizás haya sido tarde por el sistema de salud que tenemos, que siempre llega cuando ya no hay nada que hacer, pero lo lograron y eso es lo que cuenta. Mi viejo fue siempre una persona muy trabajadora, nos inculcó la cultura del esfuerzo y trabajo. En la actualidad, cuando las esperanzas y los valores parecen estar tan perdidos, quisiera que la comunidad recuerde aquello que nuestros padres nos enseñaron, para retomar estos valores en nuestros hijos, como el respeto, la humildad, la solidaridad, el trabajo en equipo y, sobre todo, a nunca bajar los brazos”, fueron las reflexiones de Andrea.

 

 

 

Por Patricia Escobar 

 

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