Terminó la investigación y consideran que la causa por el crimen del vendedor de carne D’Amico ya está lista para juicio

La jueza de Instrucción Uno de Oberá, Alba Kunzmann de Gauchat, elevó a la instancia de juicio oral el expediente por el asesinato del preventista de carne Nicolás D’Amico (35), al que hallaron calcinado en el baúl de su coche VW Bora, en el paraje El Chatón de Alem.
Por el hecho hay ocho imputados, dos de ellos con prisión preventiva sospechados del delito de “homicidio agravado por haber sido cometido con alevosía”. Los seis que están en libertad están acusados de “encubrimiento agravado”. El grupo está vinculado a una carnicería obereña, donde se cree sucedió el asesinato.
El hecho sucedió el 30 de octubre de 2015. La instrucción duró dos años. Sin embargo, la querella, que representa a María Alejandra Abrantes, la viuda de la víctima, se opuso a la elevación a juicio, porque considera que hay pendientes medidas de prueba por realizar. Ahora deberá intervenir la Cámara de Apelaciones en lo Penal y de Menores para resolver el planteo.
Diego Ramón Benegas y Jonathan Emanuel Gutiérrez son los imputados del delito de “homicidio agravado por haber sido cometido con alevosía”.
El auto en el que se movía D’Amico apareció envuelto en llamas en el paraje El Chatón, en las afueras de Alem, la noche del 30 de octubre del año pasado. En el baúl encontraron el cadáver calcinado del preventista que se movía por toda la Zona Centro vendiendo carne para un frigorífico bonaerense.
Ese mismo día, el preventista estuvo en la carnicería de Benegas, ubicada en la avenida Las Américas de Oberá. Primero cuando bajaron la mercadería de un camión (incluso comió un asado con los empleados). Más tarde, volvió para reunirse con el dueño del negocio. Después desapareció y lo hallaron muerto en el baúl de su auto.
De acuerdo con lo que pudieron reconstruir los investigadores y a lo que concluyó la jueza Kuznmann, D’Amico habría tenido una durísima discusión con el carnicero, en medio de la cual, el comerciante y uno de sus empleados, en este caso Gutiérrez, lo asesinaron con una barreta.
El crimen empezó a investigarlo la jueza de Instrucción Cinco de Alem, Selva Raquel Zuetta, pero luego se inhibió, porque llegó a la conclusión de que el asesinato había sido cometido en Oberá. Entonces le giró las actuaciones al magistrado Horacio Alarcón, quien luego se apartó porque una familiar suya se hizo cargo de la defensa de uno de los ocho imputados que permanecían presos hasta ese momento.
Una vez que la causa cayó en el juzgado de Gauchat, la jueza empezó a liberar al grueso de los sospechosos, entre ellos un aspirante de la Prefectura detenido en San Javier y un suboficial de la Policía arrestado en Oberá.
Benegas y su empleado habrían llevado a D’Amico en su propio coche hasta El Chatón, donde le prendieron fuego.

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