Curioso “saludo matero” en el partido que nos llevó al Mundial

“BIENVENIDOS HERMANOS ARGENTINOS”. Así, escrita con mayúsculas en el enorme cartel luminoso del estadio Atahualpa de Quito era la frase que recibía a la hinchada argentina en el definitorio partido frente a Ecuador que llevó a nuestra selección a Rusia 2018.

Pero en ese cartel hubo otro detalle no menor que llamó poderosamente la atención. Ingenioso, el operador del gigantesco artefacto lumínico, “dibujó” un mate que acompañó el mensaje de bienvenida. Es decir, claramente para quienes nos observan desde otros países, el mate es símbolo de la Argentina; es la identidad que ya no solo nos define fronteras adentro sino que también expresa nuestra “argentinidad” en el resto del mundo.

Y esta mirada no es casual tiene que ver, seguramente, con los destacados “embajadores” que tiene el mate en el extranjero; entre ellos Lionel Messi y el papa Francisco, por citar solamente a quienes son los más reconocidos en cualquier parte del globo.

El año pasado, precisamente, desde el INYM se daba a conocer un estudio que en el cual se revelaba que en nuestro país el 38% de los encuestados consideraba al mate como su “rasgo identitario de argentinidad”. Con este dato comenzó a desarrollar campañas para afianzar el concepto de que “todo está en el mate y en el mate estamos todos” y, por consiguiente que “nuestra identidad” y “nuestro ADN” están en el mate.

Este mismo mensaje se transmite en las tareas de promoción del consumo de yerba mate que el INYM realiza en el exterior. Allí, además de resaltar sus múltiples propiedades y beneficios, se destaca que, cuando de mate se trata, hay que hablar de Yerba Mate Argentina, de “mate argentino”. Para los ecuatorianos, evidentemente esto está más que claro.

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