La Beriso deslumbró con sus sueños atrapados en Posadas

Un despliegue escénico impecable y un sonido descomunal marcaron la segunda visita a Posadas de Rolo y sus cuates. El público misionero demostró, una vez más, estar a la altura de cualquier ceremonia rockera de alto voltaje y gran magnitud.

Con la noche temprana y algunas gotas de lluvia, las curiosas miradas de los que retornaba a sus hogares luego de la jornada laboral, se fijaban en la extensa fila que se formó ante la entrada del Club Alemán sobre las veredas de la avenida Corrientes hasta girar un par de cuadras por López y Planes. Esas extrañadas miradas desconocían los motivos, pero la multitud que soportaba bajo la tenue lluvia ya sentía el clima de fiesta que los había atraído a un nuevo recital de La Beriso. Porque cuando la realidad golpea duro por todos lados, el rock se convierte en el epicentro ideal de comunión pura para festejar con conocidos y desconocidos lo que es sentirse vivo.

Ingresando, las almas sedientas de rock comenzaban a ocupar el espacio dispuesto. Entre encuentros, abrazos y besos, congeniaban dos extremos, como viene ocurriendo hace un par de años en cada evento masivo, por un lado el relampagueo de los flashes de las cámaras celulares apuntando a los felices rostros que posaban con el escenario de fondo, aprovechando la época dorada de los dispositivos que permiten registrar y compartir todo en redes sociales, y por otro lado los inquietos liberados saltarines que parecen olvidarse de todo cada vez que encuentran en un recital de rock su lugar en el mundo.

Mientras el público cantaba y aplaudía ante cada movimiento sobre el escenario, casi a las 21:30 horas, la banda local Impuntuales levantó los instrumentos para provocarle más adrenalina a la espera. Con un sonido ajustado y solvente Impuntuales presentó composiciones propias que forman parte de su primer disco Cristales Rotos más algunos covers. Destacando en la rudeza de la canción Contra Tiempo el mágico sonido de una armónica, para demostrar que la armónica es el complemento perfecto para darle aire de barrio a cualquier creación rockera. De los covers, Sólo Voy, tal vez la mejor canción de La 25, unió en un solo coro a todo el público, y el cierre de Impuntuales fue con Rock Para el Negro Atila de Patricio Rey. Habían pasado algunas 10 canciones en cuarenta minutos que fueron bien aprovechados por Impuntuales en clara muestra de compromiso y disfrute.

Cuando en la pantalla del celular el reloj decía que eran las 22:30 horas y con l abarra trabajando a pleno, las alrededor de dos mil personas armaron la típica marea que se movía hacia el escenario mientras La Beriso comenzó a ocupar su lugar para dar inicio al show producido por la local 2M Group en conjunto con la productora nacional Electrorock.

En su segunda visita a la ciudad de Posadas, La Beriso arrancó la fiesta a pleno con Realidad cantándole a los que tienen de adicción la sucia ambición, Mano a Mano, y Camina el Dolor, canciones que forman parte del último disco de estudio editado por la banda, Pecado Capital del año 2016.

La voz del querido Rolo, Rolando Sartori, se hizo presente con ese registro que parece patinar y escapársele pero siempre queda dentro de los tonos que calan hondo, relatando las realidades colectivas enfrentadas por los sectores más castigados, y las experiencias personales que son apropiadas y adaptadas a los fragmentos vividos y recordados por cada seguidor de la banda. Acompañado por Pablo Ferradas y Emiliano Mansilla en guitarras, Ezequiel Bolli en bajo, Javier Pandolfi en batería, Conde Kung en teclado, y Pablo Puntoriero en vientos y percusiones, compañeros de una ruta que lleva 19 años de trabajo y grabaciones independientes.

Luego siguió el recorrido necesario por los seis discos oficiales de estudio, con canciones como El Éxito, Mañana, Donde Terminaré, Risas de Pobre con la rabia de que “están matando mi pueblo”, Te Burlaste, Otra Noche Más, y Lo Olvido, con frases que podían leerse en las remeras y algunas banderas agitadas mientras eran cantadas por Rolo.

Cerrando la primera hora de recital, antes de tocar Corazón Duro, La Beriso decía que “toda música es para ser compartida”, comentando también que “muchos rockeros se cagarían en el colectivo de gira” de la reconocida banda mexicana de cumbia romántica Bronco.

La segunda mitad del show se dio con cierto aire de tango, en sentidas melodías de melancolía fueron pasando los temas, Enloquecer, Pensamientos, Un Error, Dejame, Como Olvidarme, y Madrugada. La Beriso rescata algo de la piedra madre del denominado rock barrial tan bien registrado por el primer disco de Los Piojos, Chac Tu Chac. Nacidas en la provincia que tiene la mayor cantidad de barrios y asentamientos, las bandas nacionales de la década del 90 son tomadas con sentido de pertenencia por jóvenes y adultos que encuentran en su dura realidad las identificaciones con las amistades del barrio y la rutina del madrugar temprano para enfrentar cada día laboral, mientras la televisión satura con políticos y famosos que hacen brillar sus joyas sin esconderlas.

Luego de los correspondientes momentos de solo para que el tecladista y el baterista hagan lujo de sus capacidades musicales, el cierre se fue acomodando con la electricidad que ayudaba a mantener encendido el motor que sacudía desde el suelo, con la seguidilla de Legui, No Me Olvides, Tan Sola, y Ella.

Superando por algunos minutos las dos horas de presentación, La Beriso cerró su segunda visita rockera a la tierra colorada con el esperado Traicionero, en una noche para recordar que la calle es más linda con algo de rocanrol latiendo en el corazón.

 

Fuente: Prensa Para Artistas (PPA)

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