La mujer que atropelló y mató a su novio rugbier lloró antes de someterse a una pericia clave

A Julieta Silva se le realizó un estudio oftamológico para determinar el grado de disminución visual que tiene.

Llorando y visiblemente afectada, la acusada de atropellar y matar a su novio rugbier fue trasladada hasta el principal hospital de San Rafael para someterse a un estudio oftalmológico, pedido por la Justicia.

Es una prueba determinante que permitirá saber el grado de disminución visual que tiene Julieta Silva (29) y si es posible, como ella declaró, que no haya visto a Genaro Fortunato (25) tirado en la calle cuando le pasó por encima.

La fiscal Andrea Rossi, que investiga la muerte del rugbier, pidió comprobar si la acusada de homicidio agravado por el vínculo y por alevosía – que arriesga una pena a prisión perpetua- tiene astigmatismo de grado 3, como asegura su defensa.

La abogada de Silva, la defensora de oficial de pobres y ausentes Florencia Garciarena, argumentó que la joven no llevaba puestos sus lentes recetados al momento de conduciry que no advirtió que sobre el asfalto estaba el cuerpo de su novio, con el que acaba de discutir.

Julieta Silva llegó esta mañana al hospital Schestakow, esposada y custodiada por cinco policías.

Lloró al ingreso y a la salida, lo que quedó registrado por las imágenes de los reporteros que hacían guardia en el hospital público mendocino.

El estudio de la visión lo realizó el oftalmólogo Fernando Fuentes y otro profesional, aportado por la familia de la víctima.

Los resultados se difundirán la semana próxima, durante la audiencia de prisión preventiva.

Previo a este estudio, la Policía Científica presentó las pericias tomadas momentos después del accidente.

Los investigadores concluyeron que el cuerpo de Fortunato fue arrastrado al menos tres metros y que Silva se detuvo 13 metros después de atropellarlo.

El abogado de la familia Fortunato, Tíndaro Fernández, pretende demostrar que no existió esa “falta de agudeza visual” y pidió incorporar en la investigación el estudio de un equipo de ingenieros en iluminación para demostrar que a las 5.25 de la mañana cuando fue atropellado el rugbier, en la calle frente al boliche La Mona, había suficiente luz de los postes de la calle.

El abogado querellante sostiene que Silva tuvo una conducta alevosa y quiso acabar con la vida de su novio.

La fiscal Rossi tiene tiempo hasta el 6 de octubre para convocar a la audiencia de prisión preventiva para que el juez Pablo Peñasco defina si Silva debe continuar el proceso judicial en la cárcel de San Rafael, donde permanece detenida, o bajo libertad condicional.

La joven tiene dos hijos, de 5 y 10 años, por lo que podría recibir el beneficio de la prisión domiciliaria. Sin embargo, trascendió que su ex marido está tramitando la custodia permanente de los chicos.

Historia de una relación «violenta»

El jugador del club Belgrano que fue asesinado en la madrugada del sábado 9 de septiembre, había comenzado hace poco tiempo una relación con Silva, jugadora de hockey, recién separada y mamá de dos chicos.

Una amiga de él contó que tenían una relación “enfermiza y violenta”, que “terminó como empezó”. La acusada está en la penitenciaría de San Rafael, aislada en una celda y bajo un estricto control de seguridad para resguardar su integridad.

 

Varios testigos que estaban en el boliche dan cuenta de lo que ocurrió. Pasadas las 3 de la madrugada, llegaron juntos al bar “La Mona”. Bebieron y bailaron.

Dos horas después, la pareja discutió. Ella se subió a su auto, un Fiat Idea gris. Él trató de evitar que se fuera, ella arrancó, hizo 150 metros y dio la vuelta en U. Volvió a toda velocidad y lo atropelló.

 

La autopsia determinó que el joven rugbier murió por aplastamiento de cabeza y cráneo.

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