No siempre lo nuevo es lo mejor

Muchas veces la solución está al alcance de la mano y no la vemos. Entre nuestra gente, clientes, proveedores, o en nosotros mismos están las respuestas a nuestros problemas, pero hacemos caso omiso y  buscamos afuera, más lejos.

El Tao Te Ching, escrito en el siglo VI a.C, ya hablaba de este asunto y marcaba como camino virtuoso la capacidad de encontrar en lo ordinario lo extraordinario, en lo diario y en lo de siempre la grandeza interior. Alentaba a ir tras lo que está más allá de las apariencias, y a trascender la necesidad de encontrar todo el tiempo algo diferente.

Nos cuesta motivarnos con lo que creemos conocer, con lo propio. Sucede por ejemplo con los cocineros que tienen fascinación con la alta cocina francesa y desconocen las riquezas de nuestra cocina regional, le pasa a algunos docentes, empresarios, artistas, jóvenes, adultos, no importa la edad, la mayoría de nosotros está convencido que las respuestas están en otro lugar. Conozco profesionales que tienen una especie de obsesión por ir tras lo nuevo y compran ideas, productos, propuestas con ese único valor. Los he visto comprar cosas que jamás aplican, y buscar hasta debajo de las piedras algunas otras inaccesibles. He participado de espacios donde con el mismo sentido contrataron a referentes extranjeros, a expertos de otras provincias y la sensación en los primeros 10 minutos de charla fue la misma, no traían nada nuevo, y menos una solución.

Creo que se trata en todo caso de buscar el equilibrio y ser capaces de aprovechar lo “propio” cuando todavía es útil, y animarnos a conocer lo “nuevo, o ajeno” cuando resulta mejor. Comparto algunas preguntas que podríamos hacernos en este sentido:

¿Qué sé del tema, asunto, problema, y qué desconozco?
¿Qué puedo hacer diferente para resolver esta situación?
¿He agotado todas las posibilidades dentro de mi propio entorno?
Es hora de buscar algo diferente, ¿soy yo el que puede hacerlo?
Así como hay personas, textos, teorías, o modelos que no pasan de moda y son contemporáneos, así también hay veces que es necesario animarnos a bucear en nuevos ríos, aún sabiendo que es altamente probable que lleguemos al mismo puerto. Por lo tanto, te pregunto, ¿no sería más sencillo que observaras a tu alrededor, antes de salir corriendo a buscar lo nuevo? ¿puede estar la solución en el contexto próximo, local, en tu propio negocio, en vos?
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