Reflexión del Pastor Guillermo Decena: La ingratitud y el rechazo

Uno de los fenómenos del comportamiento humano es la ingratitud, y la vemos en todos los órdenes de la vida. Es parte de la naturaleza del ser humano herido y una consecuencia del llamado egocentrismo. Hay una indudable relación entre la ingratitud y el rechazo, pues la persona ha sufrido tanto que piensa que los demás deberían entenderle y ayudarle siempre y que todos le deben algo. Veamos lo que nos dice la Palabra de Dios al respecto.

 

Séneca dijo: “Cuando de un hombre habéis dicho que es un ingrato, habéis dicho todo lo peor que podéis decir de él”.

La observación de este filosofo no ayuda a nadie, y solamente lo que hace es acusar de un fenómeno arraigado en toda la gente en general. Permítame decirle que nadie puede tirar la primera piedra, pues toda la humanidad ha caído en la ingratitud por las tinieblas del pecado.

Lo que traza la maravillosa Palabra de Dios es el camino a la sanidad y la paz interior, por eso nos exhorta la Biblia en Salmos 150:6 “¡Todo lo que respira alabe al Señor!” Debe hacerlo porque la gratitud hacia Dios y al prójimo es el camino para deshacer las obras del maligno en el corazón!

 

  1. I) PARA DIOS ES IMPORTANTE.

Ver Lucas 17:11 al 19. Jesús nos marca que lo más importante para Dios es darle gracias por tanta misericordia y tanta bondad, esto desata la bendición plena de Dios sobre la persona.

La Escritura muestra al leproso como una figura del pecador viviendo en vergüenza debilitado y gastado por los efectos terribles del pecado. Un leproso representa al hombre sin Dios, viviendo atado al pecado y todas sus consecuencias. Vivir bajo la maldición del pecado (lepra) es vivir dañándonos a nosotros mismos y dañando a los demás, sin paz, alejados de nuestros seres queridos por una triste y dolorosa separación y destrucción matrimonial, en pobreza económica, es estar mutilados por la enfermedad, vicios, pobreza y adicciones.

De alguna manera ellos supieron de Jesús y los milagros que operaba, quizás algunos de los leprosos que antes había sanado dieron testimonio a estos diez leprosos y ellos salieron al encuentro de Él y con determinación cerca del camino clamaron a Jesús, le adoraron por un milagro y con gran compasión Jesús dijo: “Vayan muéstrense a los sacerdotes” en Lucas 17:14.

¡Y fueron sanados! Pero solo uno volvió a los gritos dando gracias y se postró a sus pies. Una de las evidencias externas de alguien que tiene la salvación es la gratitud real y la adoración verdadera.

Esta actitud de agradecimiento es algo tan raro que cuando es genuina conmueve el corazón de Jesús, igual que la mujer pecadora que derramó el frasco de perfume carísimo y Jesús profetizó que en todas partes del mundo donde se predique el evangelio se contará lo que esta mujer hizo.

Dios ve mucha ingratitud en muchos que han sido tremendamente cuidados y bendecidos pero que actúan como si Él nunca hubiera hecho algo por ellos.

 

  1. II) SER AGRADECIDO ES IMPORTANTE PARA LA GENTE.

Sin dudas que no es lo mismo dar gracias que ser agradecido. Muchas veces decir gracias se hace por cortesía o por costumbre pero ser agradecido es algo profundo y espiritual y es pariente de la lealtad del corazón.

Recibir el agradecimiento por algo que hemos hecho es agradable, y es bueno que lo disfrutemos.

Hay mucha gente que es agradecida aunque sea por cortesía y otros lo hacen de todo corazón. Pero sí es cierto que no todos tienen alguna expresión de agradecimiento, y que los agradecidos no siempre lo expresan.

Cuando la persona ha sido rechazada muchas veces está dependiendo del amor de los demás, entonces  hace favores y se moviliza para buscar la aprobación de su prójimo. Y cuando no sucede se resiente por la ingratitud.

Estos comportamientos son un signo de dependencia de los demás. Aquellos que actúan así deberían ser sanos de las heridas del rechazo, porque si no inevitablemente les acarreará dolor y aislamiento. Deberíamos preguntarnos: ¿por qué hacemos un favor?, ¿porque así lo sentimos y está en nuestra forma de ser, o porque esperamos con ello obtener el reconocimiento de los otros?

No debemos contar excesivamente con la gratitud de los demás y sobre todo no debemos depender de ello. Si dependemos de los agradecimientos de los demás, nos exponemos a frustraciones.

Si lo hacemos por convicción, no debemos esperar la gratitud del otro. Si llega, la recibiremos con ilusión. Si no la hay, nos reconfortará la sensación de que hemos hecho exactamente lo que queríamos hacer.

¡Dios nunca se va a olvidar de nosotros ni dejará de valorar lo que hacemos.  Jesús decía “el Padre que te ve en lo secreto te va a recompensar delante de todos…”.

De todas maneras es natural que duela la ingratitud porque aun el mismo Dios recrimina la ingratitud de Israel.

Jeremías 2:11 “¿Acaso alguna nación ha cambiado sus dioses, aunque ellos no son dioses? Sin embargo, mi pueblo ha trocado su gloria por lo que no aprovecha.

Jeremías 2:12 Espantaos, cielos, sobre esto, y horrorizaos; desolaos en gran manera, dijo Jehová.

Jeremías 2:13 Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua”.

 

III) EL AGRADECIMIENTO NOS HACE BIEN A NOSOTROS MISMOS.

Colosenses 3:15 “Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos”.

En 2008, en París, se inició una investigación realizada por psicólogos de la Unión Europea, de donde surgen las siguientes ideas sobre la gratitud: En términos de salud mental, es más sano agradecer porque cuando estamos agradecidos cambian para mejor nuestra expresión corporal, nuestros pensamientos y las funciones de nuestro cuerpo.

En los estudios de psicología social de la UAB, muestran que las personas optimistas (relacionada con la gratitud) tienen un 50% menos de probabilidades de sufrir muerte prematura que los pesimistas. Los depresivos crónicos muestran mucha menos gratitud (casi un 50% menos).

La gratitud puede servir además como muro de protección contra la culpa neurótica.

Hans Seyle, el mayor experto mundial en estrés, escribió que “de todas las emociones, hay una, que demuestra la ausencia de estrés en las relaciones humanas: el sentimiento de gratitud”.

 

  1. IV) ¿COMO  PRACTICAR LA GRATITUD?
  2. Se debe aprender a romper el egoísmo, a dar, para poder valorar lo que se recibe.
  3. Practicando la propia generosidad, es más fácil reconocerla en los demás y agradecerla.
  4. Preguntarse tres puntos: lo que se ha recibido, lo que he dado y los beneficios que el don de dar  nos ha dado.
  5. Aprender frases de gratitud y practicarlas a diario.
  6. Atender a los sentimientos de los demás.
  7. Hacer pronunciamientos públicos de gratitud.
  8. Analiza tu lenguaje que no sea descortés e ingrato
  9. Utiliza expresiones corporales de gratitud, no sólo hacia las personas sino hacia «la gente», «y hacia Dios».
  10. Sentirse en libertad de agradecer a quien gustes y por lo que sea.
  11. Pensar distinto: pensar diferente a la insensibilidad y la descortesía instalada en el sistema.

1° Tesalonicenses 5:18 “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”.

Que Dios nos ayude a cambiar las malas actitudes y tener gratitud en nuestro corazón, para que podamos ser personas más felices y bendecidas. Que tengas una semana de bendición y victoria!

Pastor Guillermo Decena, Centro Familiar Cristiano Eldorado.

Prédicas en vivo los miércoles y domingos 20 horas, a través de http://cfceldorado.org/

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