¿Nos enfermamos más? Nuestra alimentación puede ser la causa principal

En la Argentina se come menos de un tercio de las frutas y legumbres deseables en una dieta saludable y más del doble de carne, también somos líderes en el consumo de pan, gaseosas y sodio. Estas son algunas de las conclusiones de la II Cumbre de Alimentos, que organizó el Ministerio de Salud bonaerense en la Universidad Católica Argentina (UCA).

Estos datos son sumamente importantes en materia de salud, debido a que muchas de las enfermedades, tanto agudas, pero principalmente aquellas que no tienen cura y cambian rotundamente la calidad de vida de quienes las padecen, son prevenibles mediante una alimentación que sea más saludable que la que actualmente nos caracteriza.

En general, lo más común en las mesas argentinas son alimentos poco variados, comemos mucho en una sola comida, como almuerzo y cena, el desayuno es incompleto o, directamente, no lo hacemos, consumimos poca cantidad de frutas y verduras, hacemos poca actividad física y elegimos más gaseosas y bebidas alcohólicas que agua.  

Claudia Guzmán, ingeniera en alimentos, máster en Nutrición y Dietética, y ex miembro de la Comisión Nacional de Alimentos (Conal), expresó en la Cumbre que: “la obesidad pasa por el consumo de harinas y derivados (pan y fideos) que, junto con la papa, aportan calorías saciantes y económicas. Además, se consume gran cantidad de grasas saturadas en panificados con grasa y cortes grasos de carne que son más económicos. En los sectores de mayor nivel socioeconómico se consumen cortes magros, lácteos descremados y más frutas y verduras, pero también más fiambres, snacks y comida rápida. Y la clase media vive en tensión permanente entre cuidarse y gratificarse.”

Esta problemática no surge ahora, por el contrario, tiene una carga cultural de muchos años en los cuales, entre otros aspectos, ha sucedido una “pérdida” de la mesa familiar, ha crecido el hábito, por parte de los niños y adolescentes, de comer mientras juegan en la consola, la computadora o utilizan el celular, el uso de los locales de comida rápida como lugar de reunión de jóvenes y adultos, las dietas “mágicas” que se ponen de moda, la ausencia de la comida casera, y la falta de la cultura de leer la información nutricional al elegir nuestros alimentos, son claros ejemplos de factores que contribuyen con una alimentación poco saludable y la aparición de enfermedades metabólicas.

Las enfermedades relacionadas a la alimentación más frecuentes en nuestro país son la obesidad, la hipertensión, resistencia a la insulina y diabetes tipo 2, aumento de colesterol “malo” con disminución del colesterol “bueno”, lo cual predispone a enfermedades cardiovasculares con sus comorbilidades e incluso la muerte, problemas hepáticos como el hígado graso no alcohólico, patologías digestivas como gastritis, constipación, e incluso, muchos estudios demuestran la relación entre la mala alimentación con la aparición de distintos tipos de cáncer, principalmente de colon, enfermedades por déficit de vitaminas y minerales , lo cual junto al estrés cotidiano, bajan nuestras defensas y contraemos mayores enfermedades virales, entre tantos otros.

Sin dudas, la alimentación es un pilar fundamental en el cuidado de la salud, y estos datos a nivel nacional no están diciendo que todavía nos falta mucho en materia de nutrición adecuada y saludable, en todas las etapas de la vida. Tomemos conciencia de que es un factor modificable, y depende, principalmente, de nosotros.

Lic. Romina Krauss

M.P. n° 147

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