Embarazada de ocho meses, escapó de Venezuela y viajó 11 días en colectivo para tener a su bebe en Córdoba

«Es algo maravilloso poder conseguir pañales y leche en cualquier lugar; eso en mi país ya no se consigue», dijo Majori Campos, de 34 años.

Once días estuvo arriba del colectivo que la trajo desde su Venezuela natal a esta ciudad. Fueron 8000 kilómetros. Embarazada de ocho meses, Majori Campos quería parir a su bebe en un lugar donde pudiera comprarle pañales y leche, algo que no puede lograr en su país.

A los 34 años, Majori se radicó en Córdoba porque ya estaban su hermana y su cuñado. «Para que el bebe crezca sin preocupaciones, como merece todo niño», explicó.

A poco de llegar parió a Enzo Luciano en un hospital público. «Quiero que crezca libre, que pueda elegir y estar tranquilo». Por ahora, al menos, puede acceder a vacunas, medicamentos y leche. «En mi país, lamentablemente eso es imposible, cada vez más complicado», dijo la mujer.

Viajar en avión no era una opción para Majory porque no tenía dólares suficientes ni la tarjeta de crédito internacional que se requiere para la compra. Su pareja, el papá de Enzo, no pudo viajar. «Esperemos que pueda venir pronto; a las mujeres nos preguntan menos, en cambio a los hombres los controlan más», contó, sobre la situación en Venezuela.

En el grupo de Facebook «Venezolanos en Córdoba» quienes llegan a la provincia intercambian datos, propuestas de trabajo, datos para enviar comida a Venezuela, venta de moneda e indicaciones de cómo hacer trámites. La cantidad de posteos no deja de crecer en los últimos meses.

Majori residía en Villa de Cura, a 130 kilómetros de Caracas, estudiaba Ingeniería y hacía artesanías para ganarse la vida. Insiste en que valió la pena que su bebe naciera en un lugar donde tuviera «mejor calidad de vida». Para la elección de Córdoba pesó que ya tenía familia en la ciudad, por lo que le sería más fácil radicarse.

«Es algo maravilloso poder conseguir pañales y leche en cualquier lugar -agregó-. Eso en mi país ya no se consigue. Y tardaremos para salir de la situación en que estamos», expresó. Contó, además, que ella pudo salir sin inconvenientes, que pasó tres controles sin que le hicieran «demasiadas preguntas».

Majori remarcó que su hermana estaba «desesperada» porque ella saliera: «Todo sube a diario, cada vez es más difícil vivir; hay mucho comercio clandestino y suben los precios a niveles exorbitantes».

El viaje no fue fácil por su embarazo avanzado, las maletas que traía y el poco espacio para moverse, pero estaba dispuesta a llegar «para estar más tranquila».

Cientos de venezolanas migraron en los últimos meses a Colombia para ser mamás; otras cruzan la frontera para vacunarlos o para dejarlos al cuidado de otras familias.

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