Ante el crecimiento del suicidio adolescente en Argentina, UNICEF trabaja en Misiones con charlas para profesionales

La tasa de mortalidad adolescente por suicidios casi se triplicó en las últimas dos décadas, al pasar de 2,5 cada 100.000 habitantes durante el trienio 1990-1992 a 6,9 en el trienio 2013/2015, según datos del Ministerio de Salud de la Nación.
Según el informe La situación de la salud de las y los adolescentes en la Argentina, elaborado por el Ministerio de Salud y UNICEF, la mortalidad adolescente por lesiones no intencionales, habitualmente consignadas como accidentes, son la causa de muerte más frecuente en la adolescencia, ya que representan el 30% de las defunciones, seguidas por los suicidios con un 13 por ciento.
Atento a esta situación UNICEF decidió implementar la capacitación en el Abordaje la Atención al Intento de Suicidio y al Suicidio en la Adolescencia. Lo hace en Misiones a través de un convenio el Gobierno de la Provincia de Misiones, a través del Ministerio de Salud y la Subsecretaría de Atención Integral Comunitaria de la Niñez, Adolescencia y Familia.
Se realizará en la Casa de la Historia y Cultura del Bicentenario, ubicada en avenida Libertador al 1000, está destinada a referentes referentes de la comunidad escolar: personal docente, gabinete psicológico y psicopedagógico y preceptores, a quienes se desempeñan en la asistencia primaria de la salud, psicólogos, psicopedagogos y trabajadores sociales.
En las dos primeras jornadas de capacitación tanto en Posadas como en Oberá sorprendió la convocatoria de profesionales y estudiantes de carreras relacionadas a las áreas de salud mental y social, así como docentes, preceptores e integrantes de las fuerzas de seguridad.
El documento de Unicef «Para cada adolescente, una oportunidad. Posicionamiento sobre adolescencia en el país», revela que en 2015 se registraron 438 casos de suicidio, de los cuales tres de cada cuatro correspondieron a varones. Ese mismo año, diez adolescentes murieron por día por causas evitables, entre ellas accidentes, suicidios o agresiones.
La Encuesta Mundial de Salud Escolar realizada en 2012 reveló que el 16,9% de los adolescentes había considerado la posibilidad de suicidarse ese año, registrándose también un incremento del 3,5% de los adolescentes que habían realizado un plan concreto de cómo suicidarse: pasó del 12,6% en 2007 al 16,1% en 2012.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las y los adolescentes poseen vulnerabilidades particulares, por su etapa del desarrollo, y tener ocasionalmente pensamientos suicidas es un proceso normal de desarrollo en la infancia y adolescencia al tratar de elucidar los problemas existenciales cuando se trata de comprender el sentido de la vida y la muerte.
El informe también explica que la mayoría de las personas que intenta suicidarse no busca exclusivamente la muerte. Se supone entonces que el suicida no quiere fallecer, sino que desea dejar de sufrir. Esta premisa se complementa con la idea de que los niños de entre 8 y 11 años no tienen noción de que la muerte es para siempre y muchos adolescentes tampoco. Por eso, pueden llegar a pensar que cuando estén muertos, las personas que los hicieron sufrir recapacitarán y dejarán de provocarles dolor cuando resuciten.
En cuanto a las y los adolescentes en riesgo de suicidio, Unicef señala que pueden sufrir vulnerabilidad psicológica o mental, provocada por distintos factores. Entre los más comunes están los problemas familiares graves como situaciones de violencia o agresividad; abuso sexual; los problemas en la escuela, tanto en relación con las bajas calificaciones como el rechazo por parte del grupo de compañeros que, en algunos casos, se convierte en bullying o acoso escolar a través de burlas y agresiones; las dificultades en torno de la identificación sexual y el temor a la reacción de la familia; y especialmente, los intentos previos de suicidio.
En ese sentido, resalta que uno de cada tres adolescentes entre los 12 y 14 años y uno de cada cuatro entre los 15 y 17 años sufre castigos físicos por parte de sus padres. Sumado a ello, una de cada diez víctimas de trata para explotación sexual o laboral es menor de 18 años.
Además, existen algunos síntomas a los que es importante prestar atención para la prevención del suicidio adolescente. Por ejemplo, el desgano y desinterés, la tristeza y la soledad que pueden estar asociados a una depresión. En otros casos, los adolescentes manifiestan la depresión a través de un alto grado de excitabilidad. Hay algunos otros más observables como los cambios en la forma de alimentarse (pérdida o aumento de apetito) o los trastornos en el sueño.

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