La violencia disminuye cuando el diálogo prima sobre la indiferencia

Cómo duelen estas noticias, ¡y cuánto! Fue Lara, de 15 años, de un colegio de La Plata, pero podría haber sido Pedro o María, de cualquier colegio de cualquier localidad de nuestro país. Y duele más como docente, como director de escuela, y genera bronca, impotencia. En estas horas Lara pelea por su vida, esa vida que despreció presa de una angustia que la acuciaba.

Si se tratara de otro caso de acoso escolar de trágico final, el dolor aumentaría porque podría haberse evitado si los adultos hubiésemos intervenido a tiempo. Habiendo observado el dolor, la angustia, alguna señal de Lara que nos hubiese permitido ayudarla, escucharla, acompañarla.

 

Sin dudas, la escuela es la etapa más maravillosa de la vida, donde no sólo nos instruimos, sino que además hacemos amigos, y a veces hasta encontramos el primer amor. Sin embargo, puede convertirse para algunos en una pesadilla a partir de esa perversa costumbre que tenemos los seres humanos de disfrutar de reírnos a partir de la cargada, de la humillación, de la discriminación, del dolor ajeno. ¿Es tan difícil reírnos todos juntos sin que alguien sufra?

 

La cargada en la escuela siempre existió sobre el diferente, pero hoy se potencia las 24 horas. Desde el anonimato y la impunidad que permiten las redes sociales, el ciberbullying .

 

Cuando somos espectadores y no intervenimos, cuando si les pasa a otros no nos importa, «mientras a mí no me lo hagan…» «Pobre, siempre la toman de punto», «la culpa es de ella que no sabe defenderse», «se lo busca», «porque no pidió ayuda», el tema es no hacerse cargo. ¿Y en el mientras tanto? ¿Qué hicimos como miembros de la comunidad educativa, como directivos, docentes, preceptores, tutores, porteros, compañeros, como familia, amigos, vecinos?

Las estadísticas hablan de que en nuestro país ocho de cada 10 niños sufrieron maltrato de parte de compañeros. Cuando el diálogo prima sobre la indiferencia en el seno familiar, en la escuela, en el club, donde quiera se sociabilice, los casos de violencia disminuyen.

 

La necesaria atención

En los casos de bullying , te aseguro que «si no hacés nada, sos parte». Los niños y adolescentes nos dan señales cuando algo los perturba, sólo hay que saber interpretarlas.

En mi escuela abordamos el tema integralmente entre toda la comunidad educativa, y no tenemos gabinete socioeducativo, pero sí un fuerte compromiso para intervenir en estas y otras situaciones que alteren la normal convivencia.

Además, desde hace ocho años vamos a dar charlas de prevención donde nos convoquen con nuestro eslogan «si nos reímos, nos reímos todxs».

De nada sirve cargar culpas sobre otros (padres, familia, Estado). Decía Pierre Bourdieu, pensador francés: «La pregunta no es por qué me comprometo, sino cómo los demás pueden ser tan indiferentes». Hoy fue Lara, ¿mañana quién?

 

Prof. Arístides Ricardo Alvarez (*)

(*) El autor es director del Instituto Superior Zona Oeste, en Rosario. Es fundador de la Asociación Civil Si Nos Reímos, Nos Reímos Todxs.

 

Publicado en Diario La Nación

 

 

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