Análisis semanal: Cambiemos busca nacionalizar las elecciones en Misiones, el dólar no encuentra techo y la gestión como argumento

Las estrategias de campaña de cara a las elecciones de octubre inciden cada vez más en la agenda mediática en todo el país. Los actores políticos buscan concentrar el debate en aquellos temas en los que creen tener más fortalezas o en los que entienden que pueden dañar a sus adversarios y proponen analizar la realidad desde ópticas que les resulten convenientes. Cada discurso, cada declaración, cada acción relevante es un testimonio no solo de lo que se quiere decir, sino también de lo que se prefiere callar; de las perspectivas de análisis que cada uno propone y de las que prefiere evitar.

El discurso de Mauricio Macri en Posadas dejó un ejemplo de manual: ante un auditorio enfervorizado, el presidente consideró que “en esta elección no se decide la calidad del Gobierno local, se decide hacia donde queremos que vaya nuestro país”. Así intentó convencer a los misioneros de que lo que decidirán con su voto en octubre es el rumbo del país y no los legisladores que los representarán en ambas cámaras nacionales, en la Legislatura y los concejos.

De lo que se trata en este caso, es de elegir al enemigo. La estrategia de Cambiemos es trasladar a Misiones el escenario de Buenos Aires y Capital, pedirle al votante que elija entre Macri y Cristina, en vez de hacerlo entre Schiavoni y Closs o entre Pastori y Wellbach, por mencionar solo a algunos de los candidatos que figurarán en las listas que disputarán bancas en la provincia.

Los operadores políticos de los globos amarillos tienen en claro –lo confirmaron a través de encuestas minuciosas- que la gestión de Passalacqua y la renovación como marca política, conservan altos niveles de aprobación entre los misioneros, de allí el intento de nacionalizar las elecciones en Misiones. Cambiemos prefiere no rivalizar con el Frente Renovador en una elección provincial.

Entre De Vido y dólar

En una semana que no dejó buenas noticias en el plano económico, el Gobierno nacional volvió a apelar a un recurso que le sigue resultando redituable en términos políticos: las denuncias por corrupción al gobierno anterior.  Lo hizo a través de la presentación por parte del Ejecutivo de un proyecto para expulsar de la Cámara de Diputados de la Nación a Julio De Vido por “indignidad moral”.

Finalmente la iniciativa no prosperó en el recinto, sin embargo para Cambiemos fue una batalla ganada en el plano mediático, ya que logró que los principales medios de alcance nacional dedicaran generoso espacio a las múltiples causas judiciales que pesan sobre el ex funcionario kirchnerista y sobre la administración de la ex presidente Cristina Kirchner, principal rival electoral en el distrito más poblado del país.

La jugada le dio argumentos a los medios afines al Gobierno nacional para plantear el caso como una batalla moral entre justos y pecadores y establecer así un marco de interpretación muy favorable para el oficialismo.

El otro gran tema fue el dólar, que al cierre de la semana quebró la barrera de los 18 pesos y acumuló una suba de casi 7 por ciento en julio, la más pronunciada de todo 2017 y lo hizo a pesar de que el Central intervino fuerte con la venta de más de 300 millones de dólares y mantiene altas las tasas de interés.

Aunque las principales figuras del gabinete económico de Macri se ocuparon de desestimar los efectos negativos que pudiera generar la apreciación de la moneda estadounidense, hay consenso entre los economistas en relación a que -más tarde o más temprano- la suba del dólar se traducirá en inflación.

El desafío para los analistas radica ahora en predecir si la cotización de la divisa se estabilizará y si ese fuera el caso, cuándo y en qué valor lo haría. Advierten que de ello depende en gran medida la viabilidad del modelo gradualista que impulsa el gobierno nacional en materia económica, frente a la opción mucho menos atractiva desde el punto de vista político de aplicar un ajuste más ortodoxo de alto costo social.

Gestión como bandera

En una semana plagada de anuncios e inauguraciones, la renovación volvió a apostar a la gestión de Passalacqua y su gabinete como principal argumento de campaña. De la nutrida agenda que desarrolló el gobernador se destacó la apertura de los sobres con las ofertas presentadas por dos consorcios internacionales interesados en operar el puerto de Posadas, acto que se realizó el martes y representó un paso más hacia la concreción de un proyecto llamado a mejorar sustancialmente la competitividad económica de Misiones reduciendo los costos en logística.

Pero el hecho más relevante fue la firma del acuerdo de radicación en el Parque industrial de Posadas de una empresa que fabricará motos eléctricas de avanzada tecnología, generadores y acumuladores de energía. Se trata de la firma argentina Reisender Electronic Technology S.A que produciría sus motos eléctricas emblema, Voltu V1S y Voltu V1R y conjuntos de almacenamiento destinados a hospitales, centros de salud, plantas de generación y almacenamiento de energía, centros de procesamiento de información y servidores críticos y sistemas de gestión inteligente de energía y almacenamiento.

Otro de los ejes de la campaña renovadora es el contacto directo con la gente: en la semana que pasó Passalacqua recorrió Bernardo de Irigoyen, donde supervisó la instalación de un grupo electrógeno con capacidad para atender a la totalidad de la demanda de energía actual de esa localidad.  En Oberá inauguró la ampliación y refacciones en la escuela 237, obras que demandaron una inversión superior a los 15 millones de pesos y entregó subsidios para distintas organizaciones. En Montecarlo inauguró una farmacia del IPS –la 14° en la provincia- y entregó equipamiento a los bomberos voluntarios de esa ciudad. En Capioví inauguró un puente que facilitará la salida a la ruta en una zona rural de gran actividad productiva.

El incesante recorrido llevó al mandatario provincial también a Colonia Las Otilias y al barrio Pablo Anchao, en Puerto Leoni y a Paraje Tacuara, en Santo Pipó, donde se inauguraron perforaciones y obras de provisión de agua.  

Apostillas de la visita presidencial

El fugaz paso del presidente Macri por la capital provincial no dejó anuncios pero sí gestos políticos que no pasaron desapercibidos. Los elegidos para recibirlo ni bien pisó suelo misionero fueron dos de sus más cercanos dirigentes en la provincia, el diputado provincial Alfredo Schiavoni y el candidato a diputado Miguel Ángel López Vedoya, además del gobernador Passalacqua. Ese selecto grupo se quedó con la foto junto Macri recién bajado del avión, mientras Ariel “Pepe” Pianesi y Francisco Fonseca –referentes del radicalismo dentro de Cambiemos- miraban la escena desde el otro lado de la reja que separa la pista del resto de las instalaciones del aeropuerto.

En las horas previas a la llegada de Macri, un dirigente de una asociación del sector rural cercana a Cambiemos envió audios a través de Whatsap a un grupo de productores a través de los cuales solicitaba no ser molestado al teléfono porque sería recibido por el mandatario. Lo cierto es que no había ninguna reunión prevista con este dirigente, que apenas alcanzó a dejar una carpeta con la promesa de que llegaría a manos presidenciales.

Finalizado el acto realizado en el club Tokio, los partidarios de Cambiemos se ufanaban por haber logrado un lleno total sin necesidad de recurrir a la movilización ni al emblemático choripán.

En su discurso, Macri cometió un furcio al intentar nombrar a las Reducciones Jesuíticas de San Ignacio, a las que se refirió de manera confusa como “las, las… ¿Cómo se llama?… el lugar de los jesuitas”. La catarata de memes no se hizo esperar.

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