Cinthia Morán tenía 19 años y la última vez que la vieron con vida fue el 16 de junio. Estuvo desaparecida una semana y su cuerpo apareció finalmente en un zanjón de Clorinda en Formosa. Quince días, dos marchas y seis detenidos después, la causa fue recaratulada como «Homicidio criminis causa”, es decir, matar para ocultar otro delito y, en este caso, el espanto.
Pero no tuvieron éxito. Los estudios forenses revelaron que Cinthia fue violada por varios hombres, al menos cuatro, tan brutalmente que le destruyeron los genitales. La drogaron y la tiraron al agua, todavía con vida. Murió asfixiada por sumersión.
Por el femicidio hay seis jóvenes detenidos. Todos entre 18 y 24 años y ninguno era un completo extraño. Se conocían y se incriminaron entre sí. Fueron imputados por “abuso sexual con acceso carnal agravado por la comisión de más de dos personas en concurso real con el delito de homicidio agravado criminis causa y femicidio” y ahora enfrentan una condena de cadena perpetua.
Las acusaciones también apuntaron a una «amiga» de la víctima, de 17 años, que habría sido quien la invitó a la fiesta privada para después entregarla a sus asesinos. Sus contradicciones y un mensaje de texto la involucraron directamente en la investigación pero, por ser menor de edad, fue trasladada al Hogar Renacer de Formosa capital.
En este tiempo ya se hicieron dos marchas pidiendo justicia por Cinthia. Su familia, desde el principio, criticó el accionar policial y denunció que fue poco y nada lo que la buscaron mientras estuvo desaparecida y que recién dos semanas después de que encontraran su cuerpo ordenaron hacer una inspección ocular.
No pudieron velarla por su avanzado estado de descomposición del cuerpo. Apenas hace unos días, pusieron una cruz en el lugar donde apareció.
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