Hoy se cumplen 43 años de la muerte de Juan Domingo Perón

El 1º de julio de 1974, el creador de la doctrina justicialista y que ejercía desde ocho meses antes la primera magistratura, dejó de existir en la Residencia de Olivos víctima de una crisis cardíaca.

 

El lunes 1º de julio, a las 14.10, María Estela Martínez de Perón –en ejercicio de la presidencia desde el sábado 29 de junio- anunció a todo el país el fallecimiento del teniente general Juan Domingo Perón. Poco después se conocía el parte médico en que los doctores Pedro Cossio, Jorge Taiana, Domingo Liotta y Pedro Eladio Vázquez certificaban las causas de la muerte de Perón. Decía así: “El señor teniente general Juan Domingo Perón ha padecido una cardiopatía isquémica crónica con insuficiencia cardíaca, episodios de disritmia cardíaca e insuficiencia renal crónica, estabilizadas con el tratamiento médico. En los recientes días sufrió agravación de las anteriores enfermedades como consecuencia de una broncopatía infecciosa. El día 1º de julio, a las 10.25, se produjo un paro cardíaco del que se logró reanimarlo, para luego repetirse el paro sin obtener éxito todos los medios de reanimación de que actualmente la medicina dispone. El teniente general Juan Domingo Perón falleció a las 13.15”.

Poco después de las 14.10 el secretario general de la CGT, Adelino Romero, decretaba –en señal de duelo- un cese general de actividades; medida que fue imitada por Julio Broker, titular de la CGE, quien invitó a los empresarios de todo el país a sumarse al duelo. Por un conflicto que mantenían los trabajadores gráficos con las empresas periodísticas, ese día no aparecieron los diarios en el país, que sólo pudieron dar la noticia del fallecimiento en la madrugada del 2 de julio.

Inmediatamente después de su muerte, los restos de Perón fueron instalados en la capilla de la quinta presidencial de Olivos, vestido con uniforme militar, donde se lo veló hasta las 8 del día 2. A esa hora fueron trasladados a la Catedral Metropolitana, donde arribaron a las 9.40, rezándose una misa de cuerpo presente. Colocado en una cureña, el féretro, flanqueado por granaderos, fue conducido al Palacio Legislativo. Allí permaneció hasta las 9.30 del jueves 4.

Se calcula que mientras el cuerpo de Perón estuvo expuesto en el Congreso, unas 46 horas y media, desfilaron ante el féretro casi 135 mil personas; afuera, más de un millón de argentinos quedaron sin dar el último adiós a su líder. Sin embargo, y a pesar del fuerte aguacero –hasta las 9 del jueves 4 llovieron sobre Buenos Aires 14 milímetros-, una multitud incalculable se concitó a lo largo de las avenidas Callao y del Libertador para rendir homenaje –al paso del cortejo- al presidente desaparecido. Dos mil periodistas extranjeros informaron de todos los detalles de las exequias.

Tres primeros mandatarios llegaron a Buenos Aires para sumarse al duelo de los argentinos: Juan María Bordaberry, de Uruguay; Hugo Banzer, de Bolivia, y Alfredo Stroessner, del Paraguay. Antes de que se iniciara la marcha hacia Olivos, en el Congreso, doce oradores despidieron al muerto: Benito Llambí, en representación de los ministros; José Antonio Allende, por los senadores; Raúl Lastiri, en nombre de los diputados; Miguel Ángel Bercaitz, por la Corte Suprema de la Nación; el teniente general Leandro E. Anaya, en representación de las Fuerzas Armadas; el gobernador riojano Carlos Menem, en nombre de sus colegas de todas las provincias; Ricardo Balbín, por los partidos políticos; Duillo Brunillo y Silvana Rota, por el Partido Justicialista; Lorenzo Miguel, de las 62 Organizaciones; Adelino Romero, de la CGT, y Julio Broker, por la CGE. En Olivos, el féretro fue conducido a pulso desde la cureña hasta la capilla de Nuestra Señora de la Merced; una salva de 21 cañonazos prologó la misa y el responso pronunciado por el capellán de granaderos Héctor Ponzo.

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Los ecos
La repercusión de la muerte del teniente general Juan Domingo Perón alcanzó un eco sin precedentes en la Argentina y conmovió a grandes personalidades de todo el mundo. Esa consternación quedó evidenciada no sólo en las condolencias que convergieron sobre Buenos Aires, sino en una especie de súbita parálisis que se verificó en algunas capitales del exterior.

En Moscú, por ejemplo, el presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon, y el secretario general del Partido Comunista de URSS, Leonid Brézhnev, interrumpieron el diálogo que mantenían desde días atrás, para expresar su adhesión al duelo. Otro tanto sucedió con las reuniones de la FAO que se celebraban en Roma; e igual decisión se tomó, en Ginebra, en la Conferencia sobre Desarme. Ernesto Geisel, presidente de Brasil, conoció la triste noticia mientras volaba desde el norte de su país hacia Brasilia: en pleno vuelo decretó tres días de duelo nacional y redactó las condolencias para el gobierno y pueblo argentinos. En todos los países del mundo las banderas comenzaron a flamear a media asta, incluyendo la blanca y celeste de las Naciones Unidas, enarbolada en su sede de Nueva York. Las enseñas de todos los países rindieron similar tributo en los estadios alemanes donde se jugaban los encuentros por el Campeonato Mundial de Fútbol. En cada uno de los partidos disputados a partir del 1º de julio, se interrumpió el juego por un minuto para rendir homenaje al viejo líder argentino. Igual medida dispusieron las autoridades del Campeonato Mundial de Básquetbol que se disputaba en San Juan de Puerto Rico.

En Lima, Nueva York, Brasilia, Roma, Washington y en casi todas las grandes capitales se rezaron misas in memorian del presidente muerto, y el propio papa Pablo VI le dedicó –el martes 2- la misa que celebró en la capilla privada del tercer piso del Palacio Apostólico del Vaticano.

La irreparable desaparición sirvió para titular los diarios de todo el orbe (las portadas de algunos periódicos porteños ilustran esta página), los que publicaron extensas notas necrológicas destinadas a resaltar la personalidad de quien fuera, por tres veces, presidente de los argentinos. A continuación se insertan las opiniones vertidas por diferentes personalidades y medios periodísticos del exterior.

Josef Broz, Tito (presidente de Yugoslavia): “El pueblo argentino pierde un gran hombre de Estado. Y el continente latinoamericano y el mundo, un luchador incansable por la paz de los pueblos”.

Giovanni Leone (presidente de Italia): “Juan Domingo Perón será recordado por el pueblo italiano por su amistad hacia Italia, constante y concretamente demostrada por el impulso dado al desarrollo de la colaboración ítalo-argentina”.

Kurt Waldheim (secretario general de las Naciones Unidas): “Fue reconocido como destacado líder de América, a tal punto que su muerte será sentida no sólo por el pueblo de su país, sino por el mundo entero”.

Alfredo Stroessner (presidente del Paraguay): “Desaparece un gobernante excepcional, un soldado leal a las tradiciones de su patria, un abanderado de la justicia social y reivindicador de los derechos de las clases populares”.

Chou En-lai (primer ministro de la República Popular China): “Perón laboró activamente durante toda su vida para reforzar la causa de la unidad del Tercer Mundo contra todo designio hegemónico. Fue un célebre estadista y desplegó en vida positivos esfuerzos por la salvaguardia de la independencia nacional”.

Walter Scheel (presidente de Alemania Federal). “El pueblo alemán guardará siempre un honroso recuerdo de alguien a quien mucho se debe en la construcción de una Argentina moderna, pues él puso énfasis en el desarrollo económico y social de su país”.

Fidel Castro (primer ministro de Cuba): “La noticia me hizo mucho daño. Tuve una terrible sensación de abatimiento y tristeza… Surgió en mi memoria la ruptura del bloqueo a Cuba que concretó el gobierno popular del general Perón. Jamás será olvidado por el gobierno y el pueblo de mi patria. Siempre será recordado aquí como un patriota latinoamericano y un amigo de Cuba y de su pueblo”.

Edgardo mercado Jarrin (primer ministro de Perú). “Perón ha sido la figura política más importante de la Argentina de este siglo. Por su carisma, sus dotes de estadista y porque supo aglutinar y movilizar a la opinión pública alrededor de su persona, el general Perón jugó un papel trascendental en la vida de su pueblo”.

Richard Nixon (presidente de USA): “En el momento que otros se habrían contentado con retirarse de la vida política, él aceptó el desafío de regresar a su país para guiar a los argentinos”.

Juscelino Kubitschek (ex presidente de Brasil): “Perón conoció el calvario y la resurrección. Al final, el destino le reservó la gloria de ser el restaurador de la democracia”.

Nicolae Ceausescu (presidente de Rumania): “Fue uno de los hijos más brillantes de América. Luchó activamente por la unidad de las fuerzas populares, por el desarrollo libre de su país, contra la dominación imperialista y extranjera, por la paz, la seguridad y la cooperación internacional”.

Henry Kissinger (secretario de Estado de USA): “La muerte de Juan Domingo Perón no sólo es una gran pérdida para el pueblo argentino, sino para todo el mundo”.

Juan María Bordaberry (presidente de Uruguay): “Pugnó por una acción iberoamericana revitalizada para llevar al continente a formas de integración compatibles con nuestra independencia y desarrollo”.

Misael Pastrana Borrero (presidente de Colombia): “No sólo fue un estadista sino uno de los conductores más destacados de América Latina”.

The Washington Post (USA): “Perón dirigió, en la década de los años 40, una transformación social en la Argentina que, al contrario de muchos otros movimientos latinoamericanos, puede ser descrito como revolución”.

O Globo (Brasil): “Hay que elogiar la moderación y el espíritu constructivo de Juan Domingo Perón”.

Borba (Yugoslavia): “Perón gozaba de un amplio apoyo en todas las clases sociales porque personificaba la esperanza hacia la emancipación social”.

El Mercurio (Chile): “Cualquier menosprecio para juzgar la personalidad de Perón constituiría una ceguera”.

The New York Times (USA): “La personalidad de Perón ha merecido sentidos elogios desde la izquierdista Cuba a las derechistas Brasil y Chile”.

Il Tempo (Italia): “Perón inició en Argentina un experimento político y social, el del justicialismo que, sobre todo cuando se lo juzgue teniendo en cuenta el ambiente en el que fue realizado, las dificultades que se le opusieron y los enemigos que tenían interés en hacerlo fracasar, no podrá dejar de ser considerado como una etapa del progreso social de América latina”.

El Comercio (Perú): “Fue un estadista extraordinario, capaz de conquistar los más altos índices de popularidad”.

Novedades (México): “La historia registrará el nombre de Perón como el de uno de los políticos latinoamericanos más singulares y polifacéticos del siglo XX y, en definitiva, rendirá un juicio positivo”.

 

Fuente: Documentos de Siete Días Ilustrados, “Perón. El hombre, el líder”, julio de 1974.

 

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