Crimen de Selene, el juicio: los imputados se echaron la culpa mutuamente, pero mostraron algunas inconsistencias en sus relatos

La primera audiencia del juicio por la nena Selene Aylén Aguirre, quien fue asesinada a golpes en Oberá la madrugada del 29 de enero de 2015, dejó a la luz la estrategia defensiva de ambos imputados: acusarse mutuamente por el deceso de la niña, que sufría retraso madurativo y discapacidad motriz.

Están imputados por el hecho la madre de la pequeña, Victoria “Vicky” Elizabeth Aguirre, y su ex concubino Rolando “Rolo” Emilio Lovera. Los juzgan los camaristas Lilia Avendaño, Francisco Aguirre y José Pablo Rivero.

Con distintos matices, ambos se echaron la culpa por el violento final de la chiquita. La primera en ser indagada había sido la joven. Ella dijo, por ejemplo, que siempre había recibido el total apoyo de su familia para la crianza de su hija y que sus padres siempre la ayudaron ante los múltiples problemas de salud que sufría la criatura.

Negó que haya sido violenta con su hija y desestimó la declaración de la curandera Juana Dino, quien dijo haberle aconsejado a la joven que dejara de “pegarle tan mal” a la nena.

Sobre las circunstancias que rodearon el deceso de Selene, Victoria aseguró que la última semana de enero de 2015, Lovera se transformó en un “monstruo”, que prácticamente la tomó de rehén junto con su hija y que empezó a maltratar a ambos hasta el extremo.

Juró que su entonces pareja la amenazaba con un arma de fuego y con un cuchillo y que, de golpe, empezó a golpear a Selene, al tiempo que le decía a ella que por culpa de esa hija con múltiples problemas ella no lo atendía a él como correspondía.

Victoria tildó a Lovera de “infeliz”, “estúpido” y “loco”. Reiteró varias veces que el hombre le impidió todo contacto con sus familiares entre el 21 y el 29 de enero de 2015.

Contó que el día de la muerte, ella no vio esa supuesta paliza final que su pareja le dio a Selene, porque cuando despertó a la madrugada, la nena ya estaba inmóvil.

También acusó de malos tratos a los policías que la detuvieron. Incluso dijo que una mujer de la fuerza la tildó de “negra asesina”.

Cuando la fiscal Estela Salguero de Alarcón empezó con sus preguntas, el relato de Victoria dejó algunas inconsistencias. En reiteradas ocasiones, la representante del Ministerio Público le hizo ver que había tenido oportunidad de pedir ayuda y que no lo había hecho.

Asimismo le recordó que ella se había contactado por teléfono con su familia en esa semana de presunto cautiverio y que no dijo nada.

Salguero le preguntó por qué no había pedido ayuda a los médicos, ya que dos días antes del homicidio habían llevado a la beba al Samic para una atención. Y le consultó por qué cuando la detuvieron no detalló de entrada todo el padecimiento que asegura haber atravesado.

La fiscal consideró que le parecía llamativo que con la beba ya inmóvil, Victoria haya subido a un remís para llevarla desde el trabajo de Lovera no al hospital, sino primero a su casa.

Raúl Moreyra, el abogado de Lovera, también apuntó a las inconsistencias. Le remarcó que no en todo momento estaba con su pareja, por lo que pudo haber pedido ayuda.

El letrado le preguntó acerca de unas fotos que se habían tomado con un teléfono celular y que no denotarían que ella estuviera cautiva.

Lovera apuntó contra su concubina por el crimen, pero lo hizo de manera menos destemplada. No dijo abiertamente que ella golpeaba a Selene, pero deslizó que el trato de ella hacia la menor distaba de ser el de una madre con paciencia hacia una chiquita con serios problemas de salud.

Negó que haya secuestrado a la joven y que alguna vez anduviera armado. Rechazó de plano haber golpeado alguna vez a su hijastra.

Dijo que la relación de su pareja con la familia de ella era mala, porque los padres la despreciaban. Y que de él pensaban que era “un negrito que no tiene nada”.

Añadió que la madrugada en que sucedió el homicidio los tres habían pasado varias horas en la arenera donde él trabajaba y que no vio que la chica haya golpeado a su hija. Aunque especuló que Victoria algo le había hecho en algún momento en que ambos habían quedado solas.

Lovera afirmó que en otras ocasiones encontró marcas en el cuerpo de su hijastra y que al consultar su pareja le dijo que esas heridas eran propias de quienes padecen convulsiones.

La Fiscalía le preguntó cómo era posible que no haya visto los letales golpes que habían acabado con la vida de Selene.

El hombre apeló al “no recuerdo” cuando Salguero le interrogó acerca de una charla telefónica que Lovera tuvo con su suegro, en la que este le recriminó que él y Victoria habían “matado” a su nieta.

Negó que haya amenazado a una médica que dos días antes del crimen sugirió internar a Selene porque había notado una lesión “extraña” en una de sus manos. Aunque admitió que su tono no fue el mejor.

Victoria lo acusó a Lovera de manera contundente. Y el hombre, a su vez, apuntó hacia ella, pero de manera menos virulenta.

La semana que viene empezarán a declarar los testigos. Serán elementos clave para armar el rompecabezas. La primera audiencia se extendió desde las 8.30 hasta pasadas las 13 y tuvo mucho público, entre familiares de los imputados y un grupo de militantes de la lucha contra la violencia de género, que con pancartas y altavoces manifestaron su apoyo a Aguirre y su repudio hacia Lovera.

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