Si la leche te genera malestares podés tener intolerancia a la lactosa…¿Qué es y cómo tratarla?

Es muy común que muchos adultos manifiesten que tomar leche les genera malestares gastrointestinales, como distensión abdominal, dolores o cólicos, cuadros de diarreas y gases, por lo cual deciden eliminar este alimento de la dieta diaria. Todo este conjunto de síntomas que se desencadenan luego de consumir leche es producido porque la persona que los padece puede sufrir de lo que conoce como “intolerancia a la lactosa”.

La intolerancia a la lactosa consiste en la incapacidad para digerir la lactosa, que es el azúcar predominante en la leche. Esta incapacidad es la consecuencia de tener sólo pequeñas cantidades dela enzima lactasa, que se produce en las células de las paredes del intestino, y que rompe la lactosa en formas más simples que pueden ser absorbidas. Cuando no hay suficiente lactasa para digerir la cantidad de lactosa consumida, hablamos de intolerancia.

Algunas causas de intolerancia a la lactosa son bien conocidas. Por ejemplo, hay enfermedades digestivas relacionadas con el intestino delgado que pueden reducir la cantidad de lactasa producida. En otros casos, sin embargo, se presenta con la edad, ya que a partir de los dos años ya se empieza a producir menos enzima, es por ello que los adultos mayores son los que más lo padecen, aunque hay personas que no desarrollan ningún síntoma en ningún momento de su vida.

No hay un tratamiento para incrementar la producción de lactasa, pero los síntomas pueden controlarse a través de una dieta que no contenga lactosa. Es importante destacar que hay distintos grados de intolerancia, ya que algunas personas no toleran solamente la leche, pero si pueden consumir, sin problemas, derivados lácteos como yogures y quesos; sin embargo, hay quienes padecen intolerancias más graves, de manera que no pueden consumir ni siquiera los derivados lácteos.

Hoy en día existen en el mercado las leches reducidas en lactosa, las cuales no suelen generar molestias a los intolerantes a la misma, salvo que sea un paciente muy sensible y ese pequeño contenido que tienen estas leches, les provoque síntomas. Además, en los yogures y quesos, gracias al proceso de fermentación, la lactosa se modifica químicamente, por lo cual es diferente a la leche sola, y, por lo tanto, suelen ser bien tolerados por estas personas.

Otro aspecto importante, que me parece destacar, es que, a veces, si excluimos a la leche de nuestra alimentación por mucho tiempo, por otras razones, cuando la queremos volver a incorporar podemos tener cierta intolerancia debido a que se atrofian (debilitan y se pierden) las enzimas intestinales encargadas de su digestión y absorción.

Debemos saber que la importancia del consumo diario de lácteos y derivados radica en su contenido de calcio, pero, no obstante, también hay otros alimentos que contienen este mineral, como ciertas verduras, frutas y semillas, pero que son menos aprovechables por el organismo, a diferencia de los lácteos, que tienen una mejor biodisponibilidad (se absorben más).

Siempre debemos consultar al médico y/o especialistas ante la presencia de síntomas gastrointestinales, para llegar a un diagnóstico certero que permita un tratamiento adecuado.

Por la licenciada Romina Krauss – M.P. N° 147

 

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