Resistencia: especialistas en violencia sexual darán testimonio en la causa por crímenes en la Brigada

En el juicio oral y público en curso en la denominada causa «Caballero II», que se desarrolla hace un año ante el Tribunal Oral Federal de Resistencia y que aborda casos de tormentos, privaciones ilegales de la libertad y desapariciones forzadas cometidas en el centro clandestino conocido como la Brigada de Investigaciones, se juzgan también -por primera vez en la provincia- delitos de violencia sexual como crímenes de lesa humanidad.
En ese marco, en la audiencia prevista para este viernes a las 9.00 darán su testimonio las autoras del Libro Grietas en el Silencio. Se trata de Susana Chiarotti -abogada, directora del Instituto de Género, Derecho y Desarrollo e integrante del Comité de Expertas en Violencia de la OEA- y de Cristina Zurutuza -licenciada en Psicología de la UBA, investigadora en Derechos Humanos y Género y fundadora del Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos la Mujer-.
El libro es una investigación sobre la violencia sexual durante el terrorismo de estado y fue aportado oportunamente como prueba, de manera que forma parte de la causa. El testimonio de ambas especialistas fue propuesto por la Unidad de Derechos Humanos de Resistencia, que integran Carlos Amad, Patricio Sabadini, Horacio Rodriguez y Diego Vigay.

Violencia sexual sistemática
En el proceso de juzgamiento de crímenes de lesa humanidad de todo el país se ha ido avanzando en la reconstrucción de la sistemática violencia sexual hacia las mujeres, en especial, y también hacia los hombres.
En el Chaco se están juzgando por primera vez dos casos de violencia sexual. Los testimonios que tuvieron lugar en el juicio permiten dimensionar la mecánica de esta violencia que abarcó desnudos, tocamientos, discursos ofensivos y humillantes y abusos.
Analía Aucía -otra de las autoras de Grietas en el Silencio- relató en la obra que “el principal objetivo de las Fuerzas Armadas fue aniquilar a la subversión y disciplinar a sujetos dóciles y es ahí donde aparece el ensañamiento hacia las mujeres. Para los militares, a las mujeres que participaban de la política había que disciplinarlas porque transgredían los valores occidentales vinculados al género, como por ejemplo cumplir con las tareas domésticas. Es por eso que se genera por parte de ellos el ensañamiento hacia la mujer a través de la violencia sexual”.
«Para los militares, a las mujeres que participaban de la política había que disciplinarlas porque transgredían los valores occidentales vinculados al género, como por ejemplo cumplir con las tareas domésticas», escribió una de las autoras de Grietas del Silencio.
“La violencia sexual cometida durante la última dictadura como una práctica del genocidio, estuvo destinada a destruir la autoestima de la víctima ubicándola en una situación degradada, provocándole daños subjetivos vinculados con lo emocional y lo psíquico”, añadía allí la especialista.
Por su parte, la investigadora del Centro de Derechos Humanos de la Universidad Nacional de Quilmes, María Sondereguer, refirió sobre la cuestión: “La ‘intervención’ sobre los cuerpos por parte de los perpetradores se inscribe en un dispositivo disciplinario. La violencia sexual y las violaciones a las mujeres en el terrorismo de Estado tienen una función domesticadora. En los cuerpos se inscribe la disputa política: así, mientras el cuerpo violado de los varones es destituido de su masculinidad, en el cuerpo violado de las mujeres la agresión sexual inscribe la ‘soberanía’ de los perpetradores. La ‘ocupación’ del cuerpo de la mujer se asimila a la ocupación del territorio enemigo. Para las Fuerzas Armadas y las fuerzas de Seguridad, hay una gramática de los cuerpos que tiene una significativa incidencia en su constitución como sujetos”.

El juicio
Once ex militares y policías están siendo juzgados hace un año en Resistencia, Chaco, por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico militar en la ex Brigada de Investigaciones de esa capital, el principal centro de detención, tortura y exterminio de detenidos políticos de todo el nordeste.
La ex Brigada, donde actualmente funciona la Casa por la Memoria, fue el primer lugar de paso y de padecimiento de interrogatorios bajo torturas de más de un centenar de detenidos políticos del Chaco, e incluso de provincias vecinas.

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