Hoy se celebra el Día del Bioquímico

El 15 de junio se conmemora en Argentina el Día del Bioquímico, en conmemoración del natalicio del doctor Juan Antonio Sánchez, propulsor de la instauración de una profesión bioquímica con fuertes bases científicas y profesionales.

 

En el campo médico suelen sostener que al menos un 70% de los diagnósticos están basados en algún estudio de laboratorio. Y resulta ya impensable imaginar un equipo de atención de la salud sin la presencia de un bioquímico.

 

Sin embargo, la representación social generalizada de la figura de este profesional no hace honor a sus amplísimas y relevantes incumbencias, que han ido creciendo y desarrollándose en los últimos cinco decenios, para ocupar hoy un lugar central en los servicios de atención de la salud. Su actividad es fundamental en la prevención, el diagnóstico, el pronóstico y el tratamiento de las enfermedades; pero también en la dirección técnica de laboratorios de: análisis clínicos, bromatológicos, toxicológicos, de química forense y legal, de bancos de sangre, de análisis ambientales y de elaboración y control de reactivos de diagnóstico, productos y materiales biomédicos; así como en la investigación y el desarrollo, y en otra notable serie de competencias para las que habilita el título.

 

Una semblanza de Juan Antonio Sánchez

 

Nació en Buenos Aires el 15 de junio de 1871. Estudió en el Colegio Nacional de Buenos Aires y luego en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires, donde obtuvo el título de Farmacéutico en 1896.

 

Como relató una de sus discípulas, Rosa D´Alessio de Carnevale Bonino en el título dedicado a su vida y obra: “Ya graduado, realizó su primera experiencia profesional, adquiriendo una farmacia en el centro de la ciudad, que por razones económicas debió trasladar a un barrio apartado donde no había luz eléctrica y muy pocos medios de comunicación con el radio céntrico”. Se trataba de la localidad de Villa Ortúzar; y fue allí donde Sánchez comenzó a efectuar sus primeras armas en la investigación.

 

En 1901, obtuvo por concurso un cargo en el Laboratorio de Química del Ministerio de Agricultura, donde comenzó a desempeñarse el 10 de julio de 1902 y donde, además, cumplió una dilatada trayectoria. Luego de vender su farmacia, decidió cursar el doctorado en Química en la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires, de donde egresó en 1909, con la tesis titulada “Ensayo de halogenimetría”, aprobada con sobresaliente y felicitación. Se adscribió, posteriormente, a la cátedra de Química Analítica y Toxicológica de la Escuela de Farmacia.

 

Es de destacar que, ya en 1909 había sido designado miembro de la Sociedad Química de Francia y varios de sus primeros trabajos se publicaron en revistas científicas francesas de renombre, como Bulletin de la Societé Chimique de France, Annales de Chimie Analytique y Journal de Pharmacie et de Chimie. Desde la iniciación de su carrera y hasta el final de su vida, Sánchez estuvo fuertemente vinculado con distinguidos farmacéuticos y químicos latinoamericanos y europeos, particularmente con colegas franceses.

 

Para 1910 solicitó dictar un curso libre de Ensayo y Determinación de Drogas. El 27 de julio de 1911 fue designado por concurso profesor suplente de Química Analítica. El 10 de abril de 1917 fue nombrado profesor titular para el curso de Química Analítica (Medicamentos) del primer año del Doctorado en Farmacia, que había sido recientemente creado en la Facultad de Ciencias Médicas de la UBA.

 

En 1919 Sánchez fue designado consejero de la Facultad de Ciencias Médicas por la Escuela de Farmacia. El 3 de noviembre de ese año presentó un plan de estudios que incorporaba la nueva carrera de Doctorado en Bioquímica y Farmacia como un perfeccionamiento de la carrera de Farmacia. Fue precisamente el consejero estudiantil, Osvaldo Loudet, el mismo que luego brillara como estupendo espécimen humanista y científico, quien apoyara este proyecto.

 

La revolución que introdujo Sánchez es la de proponer una carrera íntegramente cursada en la Facultad de Ciencias Médicas. Nótese que decimos revolución, porque realmente era un cambio profundo el que se preconizaba. No era el intento caprichoso de contar con una nueva carrera profesional sino el reconocimiento de la estrecha correlación entre los estudios médicos, farmacéuticos y químicos biológicos.

 

En 1939, a raíz de una presentación de la Asociación Bioquímica Argentina, le fue conferido el título de Doctor Honoris Causa en Bioquímica y Farmacia. Se convirtió, así “en el primero y único doctor honoris causa en la disciplina que él mismo creó”, según la reseña que publicó Francisco Cignoli en el libro jubilar que se le dedicó a Sánchez en 1943.

 

En 1941 fue designado profesor honorario y se puso al frente del Instituto de Investigaciones de Química Analítica Funcional de Medicamentos, donde continuó trabajando hasta su muerte, acaecida en Buenos Aires el 31 de octubre de 1953, a los 82 años.

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