Borracho, chocó y mató a una chica, pero gritaba: «Miren cómo quedó mi auto»

Lo contó la madre de Rocío Otero, de 21 años. Asegura que el hombre que provocó su muerte iba a alta velocidad. Fue liberado pese a que la nueva ley no permite la excarcelación. El hecho ocurrió en la localidad de Laferrere, Buenos Aires.

Conducía alcoholizado y a toda velocidad, en la localidad de Laferrere. Chocó al auto en que viajaban tres jóvenes. Una de ellos, Rocío Otero de 21 años, salió despedida por una ventanilla y murió. Sin embargo, a pesar de que la nueva ley de delitos viales considera al alcohol y al exceso de velocidad como agravantes para quienes matan al volante, convirtiéndolo en un delito no excarcelable, el responsable de la tragedia fue puesto en libertad. Su nombre es Pablo Ariel Flores Ayala, tiene 37 años y es paraguayo. La familia de Rocío teme que huya y reclama justicia.

El caso pone a prueba los alcances de la nueva ley, que empezó a regir hace un mes. La pena para los conductores que matan al volante bajo los efectos del alcohol o por circular con exceso de velocidad o si huyen sin asistir a su víctima pasó a ser de tres a seis años. Por lo tanto se convirtió en un delito no excarcelable.

Rocío murió el sábado 20 de mayo pasado, cuando viajaba en un Chevrolet Sonic blanco junto a sus amigos Eduardo y Angie. Vivía en Lomas de Zamora y en ese momento estaba yendo a una discoteca de Laferrere, donde hacía presencias. Poco antes de llegar, en la calle Carlos Encina al 2900, un Ford Fiesta bordó apareció desde una transversal e impactó con fuerza el lado izquierdo del vehículo de los jóvenes. Rocío, que viajaba en el asiento trasero, salió despedida por la ventanilla.

La mamá de Rocío, Viviana Navas, reconstruyó lo sucedido a través de los relatos de los dos sobrevivientes -que sufrieron golpes y heridas menores- y de varios testigos. «Ellos iban despacio, porque estaban pasando una loma de burro -cuenta-. Y aparece este loco, arrastra al auto del lado izquierda, lo sube a la vereda y lo hace girar y chocar contra un paredón. Rocío salió volando por la ventanilla, cayó al piso boca abajo y se le cayó encima el paredón. La Policía dijo que no la podían tocar porque había escombros y que la tenían que sacar los Bomberos. Los médicos llegaron a los 15 minutos, pero los Bomberos a los 45».

Según la Policía, Rocío murió en el acto, aunque los testigos le contaron a la familia que la escucharon quejarse durante varios minutos. «Los vecinos me contaron que Flores Ayala gritaba ‘mi auto, miren cómo quedó mi auto’ -sostiene Navas-. Casi lo linchan, porque se quería ir. Estaba con otro tipo que también estaba borracho. El no se podía mantener en pie y cuando le hicieron el test dio que estaba alcoholizado. Según los testigos, conducía a más de 100 km/h».

El caso recayó en el Juzgado N° 4 de La Matanza, a cargo de Fernando Pinos Guevara. Flores Ayala estuvo menos de una semana preso y el juez, que caratuló la causa como homicidio culposo, lo dejó en libertad. «Con el papá de Rocío fuimos a ver al juez, lo esperamos dos o tres horas y nos atendió de mala manera. Le pregunté por qué dejó libre al asesino y dijo que no tenía pruebas suficientes y que el delito era excarcelable. Yo le pregunté qué más pruebas tengo que dar cuando mi hija está muerta. El nos dijo que era el juez y que no tenía por qué darnos explicaciones. Pero hay varios testigos de lo que pasó, incluyendo a dos policías que iban en un patrullero y vieron todo. Pero nos tocó un juez garantista», cuenta Viviana.

Ahora, los familiares le pidieron a la Justicia que confirme si Flores Ayala se encuentra en el domicilio que fijó, porque temen que se haya fugada. El viernes marcharon al juzgado para pedir justicia y, más tarde, a Plaza de Mayo. «A la plaza fueron unos diez padres que pasaron por lo mismo que yo -dice Viviana-. Y ninguno tiene al asesino preso». (Clarín)

 

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas