Asesinato del sindicalista: siguen distintas líneas investigativas, pero los autores aún no fueron identificados

Los investigadores afectados a desentrañar la cadena de hechos que derivaron en el brutal asesinato del sindicalista mercantil Pablo Sabino Achingo (57), a quien golpearon y luego prendieron fuego vivo en la madrugada del miércoles en Posadas, están abocados por estas horas a recabar testimonios de allegados de la víctima y de pobladores de la zona donde arrojaron el cadáver.
Además, esperan el resultado de una serie de pericias que llevaron adelante en la escena del hallazgo del cuerpo y también en el sector del Acceso Oeste donde incendiaron por completo el auto Renault Fluence del secretario adjunto del Centro de Empleados de Comercio.
Tienen esperanzas de que en los cables con los que maniataron a la víctima haya material genético para un ADN.
En la pesquisa trabajan a tiempo completo los detectives de la Dirección Homicidios y los funcionarios de la Secretaría de Apoyo para las Investigaciones Complejas del Poder Judicial, bajo la supervisión del juez de Instrucción Uno, Marcelo Cardozo.
Lo que sí pudieron reconstruir los detectives fueron los movimientos de Achingo hasta las 2. Pasadas las 21 dejó su casa en la chacra 110 y recogió a un amigo para luego dirigirse a la cancha de fútbol 5 ubicada en Rademacher casi Cabred. Allí, luego de jugar, estuvo con sus allegados hasta pasadas las 1. Entonces, se despidió y subió junto a su amigo (un médico) al Renault. Pasaron por otra cancha de fútbol 5, sobre Uruguay y Ambrosetti, porque querían saber si había cupo para poder jugar el miércoles. Finalmente, el gremialista dejó a su amigo en Rademacher y San Juan. Fue la última vez que lo vieron vivo.
Para los investigadores, probablemente los homicidas lo estaban siguiendo y esperaron que dejara al amigo y entonces lo tomaron cautivo. Los asesinos utilizaron el propio coche del sindicalista y otro de apoyo. En un lugar aún no determinado, golpearon y torturaron a la víctima prendiéndole fuego. Una vez que mataron a Achingo lo tiraron en la esquina de 127 y 82 de la chacra 130 (cerca de la iglesia Santa Rita). Y por último le prendieron fuego al coche en el Acceso Oeste.
No fue un robo, esto está claro. Tampoco un secuestro para pedir rescate. Fue una ejecución mafiosa cuya motivación por ahora es un misterio. Versiones hay muchas (presunta venganza de tipo pasional, supuesto ajuste de cuentas de un sector de la mafia china por su actividad gremial, por ejemplo), pero pistas firmes, ninguna. Al menos hasta el momento.
Por la tarde, trascendió otro detalle del horror: cuando lo golpearon de manera brutal, Achingo estaba acostado, totalmente indefenso.

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