Argentina es el país con mayor consumo de alcohol de América Latina: ¿Cuáles son sus efectos en nuestra salud?

En los últimos días se conoció un nuevo ranking estadístico que ubica a la Argentina en tercer lugar en toda América en cuanto a consumo de alcohol: 9,1 litros per cápita. Según el informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que recopila estadísticas con sus 194 Estados Miembros, la Argentina se colocó detrás de Canadá (10 litros) y los Estados Unidos, con 9,3 litros, en el continente americano, y superó por primera vez a Chile (9 litros). Le siguen Perú y Brasil (ambos con 8,9 litros), Venezuela (7,1), Uruguay (6,8), Paraguay (6,3), Bolivia (5,9) y Ecuador, con 5,1.

Según datos del mercado, lo que más se consume en nuestro país es cerveza: 41 litros por persona, su consumo representa el 60% del total de las bebidas alcohólicas, lo que ubica a la Argentina en el puesto 72 a nivel mundial entre los países que más toman esa bebida.

Estas cifras son alarmantes en cuanto a la salud de nuestra población, debido a que, así como tenemos números altos en consumo de alcohol, también tenemos altos porcentajes de enfermedades crónicas no transmisibles, como la hipertensión arterial, obesidad, diabetes, síndrome metabólico, problemas renales y hepáticos, como también, muchas personas con patologías gástricas e intestinales. Todas estas enfermedades tienen relación con la ingesta de bebidas alcohólicas, como aspecto causal o complicaciones, además de otros aspectos que tienen que ver con la alimentación, el sedentarismo, la genética, factores psicológicos, entre otros.

¿Qué daños a la salud provoca el consumo elevado de alcohol?

  • El cuerpo de deshidrata: el alcohol inhibe a una hormona llamada “antidiurética” (ADH), la cual es la encargada de que nuestros riñones capten de nuevo el agua que están empleando en la filtración, esto provoca que orinemos más y con mayor frecuencia y perdamos más agua.
  • Efectos en el cerebro: el alcohol es un depresor del sistema nervioso, su consumo afecta gradualmente las funciones cerebrales, en primer lugar, a las emociones (cambios súbitos de humor), los procesos de pensamiento y el juicio. Si continúa la ingesta de alcohol se altera el control motor, produciendo mala pronunciación al hablar, reacciones más lentas y pérdida del equilibrio.
  • En la circulación: aumenta la actividad cardíaca, produce palpitaciones, aumenta la presión, debilita la musculatura del corazón y su capacidad de bombear sangre.
  • En el estómago: irrita la mucosa del estómago, pudiendo provocar una gastritis o ulcera, según la gravedad.
  • En el hígado: irrita e inflama las células hepáticas pudiendo provocar una hepatitis alcohólica, sobrecarga la función de desintoxicación que realiza el hígado y puede producir insuficiencias, hígado graso, y si evoluciona aún más, una cirrosis.
  • Debilita el sistema inmunológico, debido a que produce una disminución de glóbulos blancos.
  • Aumento de peso: cada gramo de alcohol aporta 7 calorías, consideradas vacías, es decir no aportan nutrientes al organismo, solo calorías.

Las recomendaciones generales, básicamente, indican reducir el consumo de bebidas alcohólicas, dejarlas para eventos o fines de semana, prefiriendo aquellas de menor graduación alcohólica. Se recomienda, en general, 1 medida para las mujeres y 2, para los hombres. Cabe aclarar que estas sugerencias son a nivel poblacional y a individuos sanos, sin ninguna patología de las nombradas anteriormente, tampoco para quienes toman medicación y mujeres embarazadas.

Por la licenciada Romina Krauss – M.P. N° 147

 

 

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