BOP 102 de Nemecio Parma implementa nuevas forma de enseñar y aprender

Una “Instrumentación curricular” distinta es la explicación técnica que proporcionan para nombrar a una casi revolución en la forma de enseñar. Desde 2009 aplican cambios substanciales en la forma de trabajo en el aula.

El establecimiento secundario que nació en 2009 en la zona Oeste posadeña se destaca por intentar nuevas formas de abordar la tarea que incluye la enseñanza y el aprendizaje. Desde 2013 solo para comenzar la “casi revolución”, pusieron en práctica algo que en teoría existe desde hace muchos años: las aulas no se asignan por “años” (primer año, segundo, …quinto, etc), sino por departamentos: Ciencias Sociales, Ciencias Naturales, Ciencias Exactas, Ciencias Económicas y Ciencias de la Comunicación y en cada aula-departamento los docentes cuentan con armarios en los que tienen sus libros y materiales que se utilizan durante la clase. Son los alumnos los que se movilizan de un aula a otra, según la materia que le toque cursar.


Esa ruptura en el itinerario de docentes y estudiantes ya establece una clara diferencia con las formas en que cada establecimiento educativo organiza su espacio y continúa con el otro espacio compartido donde la ubicación individual no repite una geometría perfecta de bancos alineados una detrás de otro…sino que cada alumno se ubica donde se siente más cómodo: en círculos, en grupo, parados, se desplazan, se agrupan alrededor del docente…todo en un ambiente donde se respira libertad de movimientos. Primera ruptura que genera un espacio dinámico donde la alegría, la colaboración y la buena convivencia no son exigencias institucionales, sino forma natural de interactuar con el otro.
Aunque los profesionales que se animaron a innovar, a romper estructuras y proponer adecuar la institución a las necesidades de los alumnos, según su entorno, su contexto social y sus necesidades particulares solo admitan que “lo diferente es nuestra organización curricular a partir de módulos”, la casi revolución o revolución completa va mucho más allá y se conoce a través de la corta historia del colegio.
“Queremos construir una escuela abierta al cambio y dispuesta a crear las condiciones para responder según las demandas del contexto socioeconómico de la comunidad”, explica uno de ellos. “Intentamos una escuela donde los alumnos puedan descubrir y desarrollar sus potencialidades; activa en ofrecer respuestas a partir de los saberes que los alumnos disponen”, completa el otro. Y se observa alrededor que el motor que mueve el cambio no nace y muere en algunas netbooks solamente; sino que nace y se reproducen, crecen y modifican la realidad social del entorno cuando se unen alrededor de una convicción, ligada al compromiso y a los deseos de dejar una huella en cada alumno que por allí transite.
Los comienzos del cambio
El primer paso de la organización institucional fue una evaluación en el contexto: Nemecio Parma queda lejos del centro de la ciudad. El transporte urbano de pasajeros no tiene horario fijo de llegada y la frecuencia es mínima. Así que pensar el horario de funcionamiento escolar obligó a pensar en la primera variante: adaptarse a los horarios de entrada de los urbanos al barrio. Se decidió entonces que el horario de cursado sería de 14 a 19.40. Otra ruptura. Esta vez, con el lugar desde donde se posicionaron para decidir un aspecto que no parece importante muchas veces, el contexto.
En este comienzo casi revolucionario estuvo el entonces director Fredy Raúl Yung, profesor en Ciencias Agropecuarias, técnico en Conducción Educativa y licenciado en Gestión Educativa; es director titular del Ciclo Básico N°18 de Colonia Aeroparque, hoy Bachillerato Orientado Provincial (BOP) N°102 y actualmente nombrado como rector interventor del Instituto de Enseñanza Agropecuaria N°7 de Garupá.
Aunque tantos títulos y cargos tal vez no hacen la diferencia, ya que fue su espíritu inquieto, innovador y la asociación con docentes que después de una breve resistencia se sumaron a la idea lo que hizo posible ese “hacer algo para mejorar el nivel de la enseñanza y el aprendizaje”. Tarea casi titánica, en un contexto que describen institucionalmente como una comunidad con bajo nivel de alfabetización de los padres que redunda en escaso acompañamiento a sus hijos, mayoría con cobertura de Asignación de planes sociales que van en detrimento del esfuerzo y la voluntad para proyectar el futuro mediato e inmediato, acceso limitado a las tecnologías de la información y comunicación, a materiales de lectura y otros materiales imprescindibles para el acceso a los bienes culturales; escasa vinculación con la comunidad cercana debido a las dificultades de acceso, frecuencia de colectivos y a la distancia que media con la ciudad; bajo nivel de expectativas de los alumnos respecto a las posibilidades de acceso a estudios superiores o ingreso al mundo laboral y ausencia de ocupaciones, actividades extraescolares destinadas al uso del tiempo libre…solo por citar las más acuciantes problemáticas que debieron y deben enfrentar a diario.

La estructura modular

“Cuando nos dimos cuenta a través de un trabajo previo de conocimiento de la realidad que nos rodeaba, que el tipo de aprendizaje inerte al que estaban acostumbrados los chicos no conducía a nada, por iniciativa del director Yung, se pensó en otro tipo de organización de la tarea docente, del trabajo en el aula y del trabajo en la comunidad. Los cambios fueron paulatinos y uno de ellos fue la organización del contenido curricular. En vez de asignatura, nosotros organizamos los contenidos en Módulos, teniendo en cuenta la realidad de nuestros alumnos y del contexto en el que ellos están insertos”, precisa Sandra Berger, a cargo del gabinete psicopedagógico del establecimiento.
El principal gestor de este movimiento de cambios fue el director Fredy Yung. “Es así que realizamos numerosas reuniones de trabajo, con la apoyatura interna de las licenciadas Ángela Benítez y Sandra Berger y la colaboración especial de la licenciada María Victoria Baéz, para alcanzar sustento teórico-práctico respecto de qué es y qué implica enseñar a partir de Módulos, haciendo hincapié en ejes de trabajo áulico centrado en capacidades y competencias. Luego establecer criterios de construcción: presentación, índice, ejes, carta del profesor al alumno, actividades, evidencias, bibliografía, etc” agrega Yung.
Sobre la modalidad específica, explicó: “Hubo aspectos en los que fuimos mejorando, por ejemplo: al principio solo hablamos de material impreso y luego incorporamos la versión digital, habiendo casos, como el de Educación Artística que requiere carpetas especiales para hacer determinados ejercicios, etc. Cuando presentamos la propuesta a los padres, lo hicimos a través de un cuadro comparativo, destacando las ventajas de la propuesta: contar con los módulos a principio del ciclo escolar, permitiendo conocer y acompañar el proceso de enseñanza-aprendizaje; promover la lectura, comprensión y el trabajo autónomo; anticipar preguntas, en caso de ausencias disponen del material de trabajo, favorecer el dialogo en el aula y evitar excesos de dictados, entre varias otras actividades”.
La traducción al lenguaje de los mortales que no frecuentan las instituciones educativas sería que el profesor organiza todas las actividades de su disciplina en carpetas con todos los temas que desarrollará en el año.
Para organizar cada módulo, el docente debe:
• Contextualizar su material según las características intelectuales, socioafectivas, evolutivas y culturales de los alumnos.
• Tener en cuenta las motivaciones e intereses de los chicos.
• Variar las formas de presentación de la información: esquemas, dibujos, tablas, cuadros explicativos.
• Enriquecer las actividades con estrategias variadas.
• Tener presente los criterios de selección, organización y secuenciación de los contenidos y su correspondiente articulación.
El módulo se presenta a la institución y permanece allí. Por esa razón, decía Yung, que aunque el docente no esté presente, el alumno no pierde la continuidad del proceso en ese espacio curricular.
El paso siguiente y hacia donde están enfocados los esfuerzos institucionales es lograr que cada alumno, según su propio ritmo de estudio, rinda y se reciba en sus propios tiempos. Es decir “no va a pasar de año a fin de año”, sino cuando culmine de rendir cada módulo.

Más allá del aula también

“Desde el BOP 102 consideramos que, la participación de los padres en la educación de sus hijos es muy importante. Cuando los padres participan en la enseñanza de sus hijos, por lo general los alumnos obtienen mejores resultados en la escuela, se ‘portan mejor’, y tienen actitudes más positivas hacia la institución. Por ello se busca siempre acercarlos a nuestras instalaciones; ya sea promoviendo reuniones de seguimiento pedagógico de los alumnos, invitándolos a actividades recreativas, a conferencias sobre temas diversos o a festejos y actos escolares. Mejorar nuestra participación en proyectos y actividades comunitarias es también un desafío pendiente, que trataremos de cumplirlo en los siguientes ciclos lectivos”, explica Sandra, la psicopedagoga que colabora desde los comienzos en esta tarea innovadora que enfrenta también muchos inconvenientes, pero concentra esfuerzos en buscar soluciones a corto, mediano y largo plazo.
La más cercana tarea encarada en este sentido fue la instalación de un merendero escolar. “Nos dimos cuenta que los chicos venían sin comer la mayoría de las veces, por cuestiones de horario, de organización familiar o de escasez incluso –explica Sandra-, así que encaramos la organización del merendero con el compromiso de los padres, las madres y los docentes: todos los días, en el segundo recreo, alrededor de las 17, se les sirve la merienda saludable, teniendo en cuenta los consejos de nutricionistas sobre la ingesta necesaria según la edad y el horario”.
Para solventar los gastos que implica este merendero, la comunidad educativa en pleno –directivos, padres, madres y alumnos- organizan habitualmente las tareas ya conocidas de venta de pollos, empanadas, pastelitos…lo que surja y lo que se pueda.
Berger precisa que “el merendero surgió a partir de 2016 y por iniciativa de la directora suplente María Cristina Mendoza. El mismo se sustenta gracias a las actividades que hacen los docentes y padres para juntar fondos como venta de pollos los domingos, feria de ropas usadas los días miércoles por la tarde, venta de Huevos de Pascua, Cine los días viernes en la escuela, entre otros.

Datos
La planta funcional se compone de 30 docentes con situación de revista en su mayoría titulares y en un porcentaje menor, en calidad de interinos y suplentes.
En el año 2017 la matrícula de alumnos alcanza al número de 90 alumnos. La población escolar que asiste a la Institución proviene de familias de escasos recursos, en situación de alta vulnerabilidad social. Por ello, la comunidad educativa considera muy importante poder contar con ayuda externa, ya sea de donaciones de insumos y alimentos para poder solventar el merendero con mayor éxito.
Invitan a asistir a los interesados a la hora de la merienda -17.30- para participar y ser testigos de la importancia de esta actividad extraescolar.

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas