Carolina Pavón intenta rehacer su vida en Posadas con el firme objetivo de lograr el régimen de visita de sus hijas

En marzo volvió al país la mujer que estaba retenida en Egipto, esperando su divorcio que su ex pareja se negaba a darle, por ende no podía salir del país. Mientras duraba el proceso estuvo un año sin ver a sus hijas. Finalmente pidió intervención del Estado Argentino. En marzo de este año logró regresar a Misiones. Ahora está trabajando y estudiando en Posadas, su objetivo es juntar dinero para lograr el régimen de vistas de sus hijas.

 

Para poder ver a sus dos hijas de 8 y 12 años, tiene que pedir un régimen de visita, luego recién organizar un vínculo con sus hijas. Para ello debía divorciarse, pero su esposo  no quería dárselo, recordó Carolina, quien dijo que estuvo un año sin ver a las hijas ya que también le puso una restricción de visitas. De esta manera no podía dejar Egipto. En ese tiempo Carolina fue cobijada por una familia, luego la Ley egipcia le dio el divorcio y le sacó la restricción de visita.  Con estos pasos legales, y la ayuda del Estado Argentino, Carolina logró volver a su tierra a mediados de marzo de este año.

 

La relación con su ex pareja fue difícil ya que no quería que viera a sus hijas. Es por ello que asegura que se sentía “sola, vacía”. Contó que no la dejaban hablar ni contactarse con sus hijas, pero una vez que salió el divorcio, tomó la decisión y fue a la escuela y logró verlas un ratito, “No era lo que yo deseaba, me las trajeron y no fue agradable. Yo las entiendo, ellas miden el tiempo que yo no estuve”, manifestó sobre su imposibilidad de poder verlas y lo herida que estaban las niñas.

 

Carolina está en Posadas, trabaja, estudia, es asistida por psicólogos, pero asegura que pese a que se mantiene ocupada, se levanta pensando en sus hijas y se duerme pensando lo mismo.  “La verdad mi mente no conecta todavía, porque estoy bastante partida, mi primer pensamiento es allá y el último allá (por sus hijas)”, expresó. Su anhelo es lograr el régimen de vistas, para ello debe juntar dinero para pagar al abogado que se está encargando del proceso.  Una vez que termina, piensa organizarse para viajar y recuperar el vínculo con sus hijas, que sabe será difícil, pero se muestra esperanzada y cree que seguramente obtendrá  más que la última vez que las vio ya que “ahora fue su mecanismo de defensa, yo soy la madre, la adulta, yo debo entender. Son mis pichonas, están heridas, pero la pus tiene que salir y en algún momento se limpia”, metaforizó.

 

Finalmente Carolina agradeció al Estado Argentino por el apoyo y a Misiones, donde desde el Parlasur le dieron un espacio para trabajar y lograr reinsertarse a la sociedad.

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