Conmoción en Uruguay: un entrenador secuestró, abusó y mató al hijo de un ex jugador de fútbol y luego se suicidó

Fernando Sierra retiró al menor de diez años de la escuela. Cómo avanza la investigación.

El final fue tan trágico como tan temido. El hijo de 10 años de un conocido exfutbolista uruguayo fue asesinado por su entrenador de fútbol, quien después de cometer el crimen se suicido.

«Lamentablemente en la mañana de ayer un equipo de rastreo ubicó» en una zona boscosa de Maldonado, departamento vecino de Montevideo, «los cuerpos sin vida» de Felipe Romero, de 10 años, y Fernando Sierra, quien era entrenador en la escuela de fútbol a la que el niño asistía, señaló la oficina de prensa del Ministerio de Interior.

Según informó el diario El País en su página web, los cuerpos fueron hallados después de que el equipo de búsqueda encontró abandonado el automóvil rentado en el que Sierra se llevó al menor. Muy cerca habían localizado la mochila escolar del chico, así como una billetera con dinero y documentos del entrenador.

La juez penal de Maldonado, Adriana Morosini, buscará develar los interrogantes que giran en torno al crimen. A la espera de la autopsia, según el periódico uruguayo, interrogará a las maestras de la Escuela N° 2 para establecer si Sierra tenía permiso para retirarlo del instituto.

La Policía halló en el lugar tres paquetes de pastillas tranquilizantes. A uno de los blísters le faltaban siete píldoras: la escena sugiere que el niño había sido sedado antes de morir. El informe preliminar del forense Sergio Mozzo indica que que no había signos de lucha o de violencia antes de la muerte del niño.

De acuerdo con las versiones de la prensa, la psicóloga del menor había advertido recientemente a la madre para que lo alejara del entrenador y ella había hablado con este para que dejara de ver su hijo.

Quiénes son los padres

El niño es hijo del exfutbolista uruguayo Luis «Lucho» Romero, de 48 años, quien jugó en el Calgliari de Italia (1996-1997), y muy popular en su país por haber sido antes pieza clave del tradicional Peñarol cuando este logró un quinquenio como campeón del torneo local.

Felipe también era hijo de una agente de policía de Maldonado que se había separado del futbolista, tras cinco años de matrimonio y con quien tiene otra hija de 13 años.

«Felipe siempre pedía verlo», lo dice la mamá del chico. Cuando al hombre le prohibieron verlo, lo mató y se suicidó.

“Felipe terminaba la práctica de fútbol y les decía a sus compañeros que iba a ayudar a su papá a juntar las pelotas. Mi hijo vio en Fernando el padre que siempre quiso tener. Cuando noté que empezó a actuar con más autoridad de la que le correspondía, acudí a la psicóloga. Y después pasó todo esto”. La que habla con Clarín es Alexandra Pérez, mamá de Felipe Romero, el nene de 10 años que fue secuestrado y asesinado por su entrenador de baby fútbol en Uruguay. El agresor, Fernando Sierra (32), luego se suicidó. La jueza confirmó a este diario que el nene también fue víctima de abuso sexual. Su mamá dice que no lo puede creer.

La relación entre Felipe y Fernando arrancó hace dos años. “Berenice, la mamá de un compañerito del colegio de Felipe, me presentó a Fernando. Al poco tiempo, mi hijo empezó a jugar en Defensor de Maldonado, donde él era DT, y generamos una amistad”, cuenta Alexandra que recuerda que, el primer día que vio al entrenador, él le manifestó su deseo de ser padre.

El vínculo entre Sierra y el nene comenzó a crecer. “Fueron varias veces juntos al Chuy (en el límite con Brasil) y lo llevó de viaje, con mi permiso, a Camboriú”, sigue la mamá. Pasaba mucho tiempo con el nene: “Se iba para su casa los viernes y volvía los domingos. Si le decía que no podía ver a Fernando, Felipe se ponía a llorar”. Pero, en los últimos meses, a Alexandra, que es policía, las actitudes de Sierra terminaron incomodándola. “Comenzó a llevárselo de los lugares sin mi autorización y, además, me enteré que la intención de su mamá, que se sentía ‘abuela’ de mi hijo, era que Felipe se fuera a vivir con ellos”, explica Alexandra, que el mes pasado intentó ponerle un límite al DT. “Le dije que era mi hijo y que yo decidía sobre él. Esa vez, Fernando se puso a llorar y me respondió que él se moría si le sacaba a Felipe”.

El miércoles pasado Alexandra optó por llevar a su hijo a una psicóloga, quien, sin darle precisiones, le recomendó que no dejara que Felipe se viera solo con ese hombre. “Esa tarde, mi hijo se entrenaba así que después de la práctica hablé con Fernando y le comenté que si bien iba a seguir en fútbol, por un tiempo, no iba a poder salir más con él. Me respondió que lo entendía”, agrega la mamá.

Felipe salía a las 17 de la Escuela Nº 2 de Maldonado pero, al día siguiente, Sierra lo retiró dos horas antes y se lo llevó con un auto alquilado a Villa Serrana, en el departamento de Lavalleja. Antes, compró tranquilizantes que le habría suministrado al chico. En el camino, tiró su celular. Y en un paraje llamado “La Olla” dejó el coche. A pocos metros, encontraron los cuerpos. Estiman que, entre la noche del jueves y la madrugada del viernes, Sierra mató de un tiro al nene y luego se suicidó. “Según los informes, los dos tenían un disparo en la sien. En el cuerpo del niño hay signos de abuso sexual. Se encontraron lesiones recientes y de larga data”, precisó Adriana Morosini, jueza penal de Maldonado a cargo de la causa.

Según la magistrada, descartan que Sierra haya actuado con un cómplice. Ahora analizarán “las condiciones en las que el menor fue entregado por la escuela”. Por esto, citarán a maestras y a la directora de la institución. Los padres del menor también declararán, aunque más adelante. Felipe era hijo de Luis “Lucho” Romero, un ex futbolista que pasó por Peñarol y Nacional y también jugó en Italia y China. Si bien le enviaba plata a Alexandra para mantener a Felipe y a su hermana Sofía, de 13, la mujer asegura que no cumplía con el rol paterno.

Consultada por la situación de abuso, Alexandra dice que no lo puede creer. “Felipe estaba feliz con Fernando, siempre pedía verlo”, relata la mamá que repite que ella creía que el DT era bueno. “No tomaba, no fumaba, no tenía vicios”, insiste. Julio Lucero, vecino de la familia del homicida, afirma que en La Barra y El Tesoro, de donde era Fernando, están todos conmocionados: “Los Sierra son trabajadores. Su papá es obrero y su mamá limpia chalets. Son muy respetados en el pueblo. Acá nadie puede entender lo que pasó”.

Esta tarde, más de mil personas despidieron al nene. “Fue feo ver alejarse el cajón. Felipe era único y muy querido. Y así me lo demostraron en el sepelio todos los que corearon su nombre y le dejaron flores”, cierra su mamá.

 

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