Tras finalizar el curso de árbitro, hace unos días tuvo su bautismo en una cancha. Fue en un partido amateur de una liga de San Pablo, en donde ofició de jueza de línea. Si bien su actuación fue correcta, la también psicóloga y empresaria trascendió por cómo vistió.
«Algunos me llaman linier sexy, una descripción que no me gusta. No creo que sea sexy, preferiría que me consideren una profesional», declaró en diálogo con O Globo.
Aunque la creyente evangélica se quejó públicamente del mote de «línea sexy» que heredó por parte de la prensa, en sus redes sociales reprodujo algunas notas en las que se resaltaba su belleza y no su labor dentro del campo.