La FAO advierte que al 2050 la humanidad rozará 10.000 millones de personas y la demanda alimentaria aumentará un 50%

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) presentó recientemente un informe denominado “El futuro de la alimentación y la agricultura: Tendencias y desafíos”, en el que analiza con detalle los retos a los que se enfrenta la seguridad alimentaria en un futuro cada vez más próximo.

 

La creciente presión sobre los recursos naturales, el aumento de la desigualdad y los efectos del cambio climático están poniendo en riesgo la capacidad futura de la humanidad para alimentarse. El aumento de la producción alimentaria y el crecimiento económico tienen a menudo un alto costo para el medio ambiente, advierte el informe.

Casi la mitad de los bosques que en tiempos cubrieron la Tierra han desaparecido. Las fuentes de agua subterráneas se están agotando rápidamente. La biodiversidad ha resultado seriamente dañada”, remarcan.

 

Por otra parte, estiman que «para el año 2050 la humanidad rozará posiblemente las 10 mil millones de personas. Un escenario que impulsará la demanda mundial de productos agrícolas en un 50%. A esta situación habrá que sumarle el clima cambiante del planeta, que creará obstáculos adicionales afectando a todos los aspectos de la producción alimentaria», señalan en la publicación del sitio español Hispanidad.

 

Ante este panorama, la FAO reconoce la capacidad de los sistemas alimentarios del planeta para producir suficientes alimentos, pero para conseguirlo será necesario realizar profundas transformaciones. “Sin un impulso por invertir y readaptar los sistemas alimentarios, demasiadas personas seguirán padeciendo hambre en 2030”, puntualiza el documento.

 

Teniendo en cuenta el escaso margen para expandir el uso agrícola y la limitación de los recursos hídricos, para hacer frente a estos desafíos la FAO destaca la necesidad de realizar mejoras en la productividad y en la eficiencia del uso de los recursos. “El principal reto es producir más con menos, preservando y mejorando al tiempo los medios de subsistencia de los pequeños agricultores familiares, y asegurando el acceso de los más vulnerable a los alimentos.

 

Por todo ello, la FAO asegura que “el mundo tendrá que cambiar a sistemas alimentarios más sostenibles que hagan un uso más eficiente de la tierra, el agua y otros insumos, y que reduzcan el uso de combustibles fósiles”.

 

Todo esto “exigirá más inversiones en sistemas agrícolas y agroalimentarios, así como un mayor gasto en investigación y desarrollo para promover la innovación, apoyar el aumento sostenible de la producción y encontrar formas mejores de abordar cuestiones como la escasez de agua y el cambio climático”.

 

 

 

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