En San Vicente presentaron el proyecto “Panambí”, destinado a recrear y preservar la selva misionera

 

El objetivo del proyecto es la preservación de una superficie de tierra para recrear la fauna y la flora que habitaba la selva misionera, reintroduciendo especies desaparecidas en la zona y preservar su medio ambiente. El área cuenta con saltos y cascadas, senderos por la vegetación e instalaciones para pasar el día o para el acampe de observadores de fauna en un número reducido, como así también de cabañas.

Proyecto Panambí es el sueño de Dante Ardenghi, un hombre comprometido con la conservación que concibió la idea de pasar la última etapa de su vida en un enclave natural ubicado en el corazón de Misiones.

Atravesando San Vicente por la Ruta 14 en dirección a San Pedro, a pocos kilómetros de la segunda rotonda en sentido sur – norte, la picada Zulma se interna como una vena de tierra roja surcando el horizonte de verdes de todos los matices. En rigor, la ruta provincial 112, Ejército Argentino, conocida como Picada Zulma, es el recuerdo de la época en que el monte y el machete mostraban los caminos en la Selva.

En el lugar se plantaron especies vegetales nativas y se está preservando el entorno natural. En este espacio, la invitación es vivir una experiencia que seguramente quedará grabada para siempre en los sentidos de quienes la visiten.

Entre los saltos de agua y el monte impenetrable se puede descubrir la vida latiendo a cada paso. Proyecto Panambí cuenta con instalaciones para pasar un día a plena naturaleza o para el acampe de observadores de fauna en un número reducido de personas.

En la novela Horizontes Perdidos de James Hilton, Shangri-La es la expresión que se utiliza para referirse a un lugar ficticio. Por extensión, el nombre se aplica a cualquier paraíso terrnal, pero sobre todo a una utopía mítica: una tierra de felicidad permanente, aislada del mundo exterior. En la novela, las personas que viven en Shangri-La son casi inmortales, de modo que aventureros y exploradores intentaron hallar ese paraíso perdido.

Shangri-La es la metáfora que eligió Dante Ardenghi, responsable del proyecto, para describir el significado que tiene en esta etapa de su vida Panambí. Ardenghi es un médico nacido en Buenos Aires, que hace 30 años abandonó la ciudad para refugiarse en la Patagonia. Recaló en El Chaltén, la comarca de montaña ubicada a los pies del mítico cerro Fitz Roy.

Una aproximación al jardín del edén

Siesta plena en Salto Zulma. Un puñado de expedicionarios se interna en monte cerrado, envuelto por una frondosa arboleda y galerías de tacuaras. Tienen en común la misma pasión por descubrir el santuario natural que Dante Ardenghi está preparando en este rincón de la selva misionera.

El espectáculo es imponente: a pocos metros de comenzar el recorrido, abierto a fuerza de machete, pico y pala por Claudio -un baqueano de la zona convertido en guía de sitio- se abre, ante los ojos de los invitados, el imponente salto Zulma. El agua cristalina alfombra la base de basalto salpicado por distintos tonos de marrón. El conjunto se mezcla con el marco verde del monte, formando una paleta de colores que se combina con las nubes y el cielo.

Ardenghi explica que compró la tierra motivado por el enorme compromiso que tiene con la naturaleza y para devolverle parte de lo que depredó a lo largo de su vida. También aclaró cuáles van a ser los objetivos que perseguirá con este emprendimiento: “No va a ser un cámping para pasar un día en la pileta y comer asado… Lo que queremos hacer aquí es, fundamentalmente, más que eco turismo una especie de turismo educativo, donde la persona que visite el lugar, se vaya asumiendo el compromiso renovado con la preservación de la naturaleza”.

Desde hace cinco años Ardenghi trabaja para darle forma, de manera modesta, porque los recursos son escasos, y tratando de acomodarlo para que la gente que entre se vaya enriquecida por la experiencia del contacto íntimo con la naturaleza.

“De la mano del turismo –dice- hay una cultura que es respetable cien por ciento, pero que no es lo que se espera para este lugar, que tiene que ver más con lo que ofrece un parque natural, donde vamos a apuntar al proyecto de reintroducción de fauna, para lo cual se han plantado miles de árboles de especies frutales, para “invitar” a los pájaros a que se queden nuevamente”.

“Las instalaciones ya están habilitadas para que todos los interesados en tomar contacto con las aves puedan visitarlo. Queremos que disfruten de un día sin celulares -porque estamos en una hondonada donde no hay señal-, que vuelvan a escuchar el ruido del agua corriendo y que disfruten de estar en contacto con esto que es un paraíso”.

Este médico con vocación de filántropo moderno, hace una invitación recortada por el interés en convocar, no al turista curioso, sino al visitante comprometido con el respeto por la preservación de los recursos naturales.

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