Fotos de la enigmática infancia de los gemelos Wagner

Es uno de los pocos registros fotográficos que tienen juntos. La foto fue tomada hace décadas, cuando aún ambos eran pequeños, niños. Aún faltaban años para que en un juicio, Sebastián Wagner lanzara una acusación que los terminaría de separar de por vida: “En este caso no soy yo; es mi hermano gemelo”, respondió ante la acusación del fiscal Diego Young, quien le imputó el delito de violación a una menor, de 15 años.

Sebastián y Maximiliano Wagner son gemelos y vivieron juntos hasta los 15 años. Con el correr de los años se distanciaron, pero no dejaron de hablar hasta hace dos años. Hoy Sebastián es el principal sospechoso del femicidio de Micaela García, la joven de 21 años asesinada en Gualeguay, Entre Ríos.

La infancia de ellos fue enigmática. Como si fueran Caín y Abel, uno terminó en la cárcel y el otro es un hombre inocente.

La distancia entre ellos comenzó cinco años atrás, Sebastián fue acusado por la violación de una adolescente. Ya tenía una condena por otras dos violaciones, también ocurridas en 2010. No dudó en acusar a su gemelo, Maximiliano, quien fue investigado y quien fue sometido a una serie de estudios de ADN. Sebastián logró salvarse de una condena como violador serial, ya que era el tercer caso: la Justicia dictó la falta de mérito y lo absolvió de esa causa.

Esta semana, Maximiliano relató que la relación entre ellos nunca fue del todo buena. Se criaron juntos hasta la adolescencia, y luego comenzaron a distanciarse. Incluso, en una entrevista recordó que por el parecido físico, Sebastián se hacía pasar por él e invitaba a salir a chicas del barrio; y contaba que en la escuela, su hermano respondía de manera violenta, mientras que él era más tranquilo.

“Ojalá nunca salga de la cárcel”, disparó al enterarse que era el presunto homicida de Micaela. Y remarcó: “No quiero verlo, no me interesa”.

Para el perito forense Raúl Torre, el comportamiento de Sebastián Wagner demuestra un perfil sistemático. “El modus operandi se repite, es un individuo sádico, con un ritual: arroja las prendas de sus víctimas en la vía pública, es una marca muy particular”.
“Tuvieron la misma educación, las mismas abundancias y carencias y la misma madre. Sin embargo, uno es un criminal y otro es trabajador”, analizó Torre en diálogo con BigBang. Por eso, sostuvo que para entender las diferencias en la personalidad habría que analizar qué le pasó a cada uno. “La mayoría piensa que un psicópata se hace”, indicó.
Las fotos en esta nota de ambos de niños es, probablemente, uno de los pocos registros fotográficos de ellos juntos. De celeste, Maximiliano; de blanco y gris, Sebastián. “Pido perdón por el hermano que tengo”, repitió tres veces el gemelo libre. Cree que lo que pasó es horrible. Y sabe que carga con el estigma de portar la misma cara que el presunto homicida, aunque en verdad sea su antítesis.

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