Los detalles de la reunión clave: qué se dirán cara a cara Edgardo Bauza y Claudio «Chiqui» Tapia

Este jueves se encontrarán en Ezeiza; se encamina una definición acerca del futuro del DT de la selección.

Al menos ayer se cruzaron. Por primera vez se vieron cara a cara Edgardo Bauza y Claudio Tapia desde que un tembladeral acecha al entrenador del seleccionado. Con Marcelo Tinelli como testigo en el predio de la AFA, se saludaron y quedaron en reunirse finalmente este jueves. Y aunque al principio el lugar iba a estar guardado bajo siete llaves, será en el mismo complejo de Ezeiza que debido al paro nacional abrirá exclusivamente para ellos.

Pero ya que el miércoles estaban todos juntos, ¿por qué no aprovecharon la oportunidad? «Cuestiones de agenda, tenemos muchas cosas que hacer», argumentó Tapia para eludir la cumbre. Insustancial en boca del hombre que minutos antes repitió como un dogma que «tenemos que revisar todo, nos debemos una charla con Bauza para conocerlo, para escucharlo y para saber realmente qué piensa».

Las dilaciones son injustificadas. Salvo que constituyan la estrategia para desgastar a ese entrenador que la nueva cúpula heredó del Comité de Regularización. Por eso Bauza tiene decidido poner plazos en el encuentro de este mediodía. Expondrá todo lo que Tapia quiera saber y, después, exigirá definiciones.

O, al menos, un público y evidente respaldo. E insistirá con su posición: no piensa renunciar, si no lo quieren tendrán que echarlo. El encuentro no arrojará ningún veredicto porque el presidente de la AFA llevará las explicaciones y las sensaciones a sus pares del flamante consejo directivo. Y eso trasladará la indefinición, al menos, hasta la semana próxima.

Por cierto, cuando Tapia y Tinelli tienen previsto viajar a España para escuchar a Messi y abordar la defensa del capitán ante la FIFA para intentar reducir las cuatro fechas de suspensión.

Tapia no piensa echar a Bauza, le agradaría que se vaya solo. Tinelli, siempre cercano al técnico, en público y en privado le transmitió a Bauza su respaldo -hasta hablaron de amistosos y citaciones para los próximos meses-, pero a la vez le aclaró que él no tendrá la última palabra. El Patón lo tranquilizó: le pidió que no ponga en riesgo su futuro político, que sólo lo acompañe hasta la puerta del cementerio. No más allá. Si lo echan, Bauza no desplegará un discurso duro ni rencoroso.

Se marchará a su casa con palabras de agradecimiento. Y dejará en manos de su representante las gestiones para cobrar hasta el último día de su contrato. La rescisión a la AFA le costaría 900.000 dólares. La misma AFA que recibió una demanda por tres millones de dólares por incumplimiento contractual de parte de Jorge Pautasso, Adrián Coria y Raúl Marcovich, los ayudantes de campo en el cuerpo técnico de Gerardo Martino.

Tapia escuchará a Bauza. Pero también le dirá que la mayoría del cuerpo dirigencial pide un cambio de entrenador. Le dirá también que no le gusta cómo juega la selección y que ya no soporta tanta exposición pública del DT. Y que le pareció desleal ir el domingo pasado por la noche a un programa de TV y el lunes al mediodía salir por una radio cuando ellos todavía no se habían encontrado.

Bauza contraatacará recordándole que ese mismo lunes, por la mañana, Tapia también acudió a una entrevista y luego participó de la inauguración del nuevo complejo deportivo de Boca, en Ezeiza, a pocos kilómetros del predio de la selección, y ni pese a la cercanía eligió adelantar el encuentro entre ambos.

Bauza está muy debilitado, sin ninguna señal contundente de respaldo. Hace diez días que está en la cuerda floja y nadie le tiende una mano. Señal inequívoca de que no suma adhesiones, ni de los dirigentes ni de los jugadores, que fieles a su costumbre eligen el silencio. Tinelli lo avala, pero le insiste con que él no definirá el tema. Bauza optó por resistir.

La posición de Tapia navega en la ambigüedad. Luego del sorteo de la Copa Argentina, el presidente de la AFA, en segundos, quedó preso de su incomodidad: «Bauza tiene contrato vigente y hay que respetarlo», arengó. Para de inmediato no poder asegurar si estará en el banco cuando el 31 de agosto se reanuden las eliminatorias, contra Uruguay, en Montevideo: «Nadie puede asegurar nada en este país», se excusó.

Jorge Sampaoli sigue a la distancia deliberaciones de las permanece ajeno. Cada gol de Barcelona fue un cachetazo inoportuno.

Mientras su equipo, Sevilla, se hunde en el final de una temporada que hasta no hace mucho era fabulosa, él acumula propuestas. A los sondeos de los clubes Roma y Dortmund, y el acercamiento de la selección de Holanda, ahora se instaló una búsqueda de la Federación de Qatar, de cara a su Mundial en 2022. Cuentan que está ansioso. Imagina que, tantas demoras, a él le recortan posibilidades.

«¿Cuándo se decide lo de Bauza?», le preguntaron ayer al mediodía a Tapia: «Chau, chau», saludó el presidente y abandonó el predio entre sonrisas. Poco después se marchó Bauza, que en estos días rechazó el tanteo que le acercó la Federación ecuatoriana. Lo esperaba una tarde de tenis en el Vilas Racket Club. En las próximas horas se acabará el juego y quedarán frente a frente. Sin operaciones mediáticas y obligados a decir la verdad.

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