El relato del horror: Quedó embarazada y como castigo su familia la encerró por 16 años en un agujero

No tenía luz, un baño o siquiera ropa que ponerse. Hoy a los 36 años por fin fue rescatada.
Salió a la luz en Brasil. Una mujer fue encerrada 16 años por sus padres por castigo al embarazarse a los 20.
María Lúcia de Almeida Braga fue encerrada a los 20 años en una habitación que medía sólo tres metros por tres metros tras de quedar embarazada a los 20 años por una aventura con un hombre.

 

Cuando dio a luz, su hijo fue entregado a otra familia.La policía dijo que la habitación donde estaba María Lúcia no tenía un inodoro y apestaba a orina y heces. No tenía electricidad y la única luz que había era de una ventana, que se mantuvo cerrada la mayoría del tiempo. Lúcia estaba desnuda y era alimentada veces al día, como un animal.Fue rescatada del remoto recinto donde su familia la tenía cautiva, en las afueras de la ciudad de Uruburetama, en Ceará, Brasil, el 9 de marzo, pero la noticia sólo surgió ayer después de que su hermano, João de Almeida Braga, fuera arrestado.

Braga, de 48 años, fue arrestado por encarcelar a su hermana ilegalmente y por malos tratos hacia ella, pero la condena máxima que enfrenta son apenas ocho años.Se cree que su padre fue el principal impulsor, junto con su hermano, por encerrarla, pero sufrió un derrame cerebral y no será procesado por salud.El abogado de María Lúcia, Harley Filho, dijo a los periódicos: “Ella quedó embarazada… y por vergüenza, el padre decidió encerrarla”.

Según informes su madre no estaba de acuerdo con el castigo impuesto a su hija, pero fue rechazada por su esposo e hijo. Ella desarrolló problemas psicológicos y permanece atada a la cama.La policía llegó al recinto después de una llamada anónima. Tuvieron que romper varios candados para entrar.

Un portavoz de la policía dijo: “Era una habitación de tres por tres con una sola hamaca. Estaba fétido, húmedo y sucio. La mujer se acercó a los oficiales con los brazos abiertos cuando los vio”.

El portavoz dijo que la zona era muy remota por donde no pasaban autos: “No importa lo fuerte que gritase, nadie la habría oído”.

“Estaba muy delgada, pero ya está recuperando peso. Habla con dificultad, pero ha empezado a escribir”.

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