La iniciativa de esta concientización tiene por objetivo reducir el consumo de sal y que la sociedad comprenda la necesidad de disminuir su incorporación en las comidas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras instituciones sanitarias internacionales, tras llevar a cabo estudios que prueban la relación entre las necesidades de sodio, el consumo de sal en exceso y las enfermedades cardiovasculares, recomienda para la población general, el consumo medio de 5 g de sal al día, lo que equivale a una cucharadita de sal llena (tamaño de las de café) o a 2 g de sodio al día.
Se sabe que el consumo excesivo de sodio es el factor de riesgo más importante para el desarrollo de la hipertensión arterial, accidentes cerebrovasculares y enfermedades del riñón. Varios estudios realizados en Argentina demuestran que estamos consumiendo 5 veces más de la recomendación diaria de sodio.
¿Cómo reducir el consumo de sodio en la alimentación diaria?
- Evitar llevar el salero a la mesa
- Agregar la sal a las preparaciones después de la cocción.
- Utilizar condimentos y especias para saborizar nuestros platos y de esta manera disminuir el agregado de sal.
- Preferir la elaboración casera de los alimentos. Todo lo industrializado tiene sodio agregado en cantidades elevadas.
- Evitar el consumo de salsa de soja y caldos
- Disminuir el consumo de embutidos, chacinados y enlatados.
- Preferir el consumo de quesos de pasta blanda, como untables y cremosos. Los quesos de pasta dura contienen mayor cantidad de sodio.
- Disminuir el consumo de papas fritas industriales, chizitos, palitos, maní salado.
- Utilizar sales dietéticas o reducidas en sodio, las mismas tiene en promedio un 60% menos de sodio, lo cual significan una buena estrategia para este fin.
- Recordar que hay alimentos que no tienen sabor salado, pero igual contienen sodio, tal es el caso de las gaseosas y galletitas.
La prevención comienza por casa, en el día a día, y depende de nosotros reducir los números alarmantes de prevalencia de hipertensión, ACV e insuficiencia renal en nuestro país. Con pequeños cambios a la hora de cocinar y elegir los alimentos podemos mejorar nuestra calidad de vida.
Por la licenciada Romina Krauss – M.P. N°147