La Unión Europea cumplirá 60 años mientras pierde al Reino Unido y el liderazgo económico mundial

Hace 60 años, el 25 de marzo de 1957, en Roma, los representantes de seis países: Alemania Federal, Bélgica, Francia, Italia, Luxemburgo y Países Bajos, firmaron el tratado de creación de la Comunidad Económica Europea (CEE), complementado luego con el acuerdo de la Comunidad Europea de la Energía Atómica (Euratom).

La Unión Europea cumplirá mañana 60 años de su fundación en un momento en que el Reino Unido consolida su decisión de salir del bloque, a través del Brexit; en algunos países surgen expresiones que cuestionan su integridad, y China le arrebató el liderazgo de la economía mundial.

La CEE, con el correr del tiempo incorporó a la mayor parte de los estados continentales. Desde la firma del Tratado de Maastricht, el 7 de noviembre de 1992, adoptó la denominación actual de Unión Europea y progresivamente llegó a los actuales 28 países miembros.

Ese conglomerado de naciones surgió seis décadas atrás en base al preexistente Benelux, formado Bélgica, Nederlandia (Países Bajos) y Luxemburgo; y a la Comunidad Europea del Carbón y el Acero (CECA) creada en París en 1951 a instancias del canciller francés Robert Schumann y conformada por los mismos 6 países que 6 años más tarde firmaran el Tratado de Roma.

La visión original fue la de ir agrupando las diferentes naciones en función de sus intereses económicos complementarios como las explotaciones conjuntas en zonas fronterizas siguiendo los lineamientos del Zollverein (Unión Aduanera) de 1834 a partir del cual una serie de pequeños estados del viejo Sacro Imperio Romano Germánico fueron agrupándose hasta llegar a la conformación de una gran Alemania, décadas más tarde, bajo la conducción del prusiano Otto Leopold von Bismarck.

Con la incorporación de otros 22 países desde 1957 hasta la fecha (hay que agregar a la ex Alemania Democrática que hoy forma parte de la Alemania Unificada) la UE, tomada en su conjunto, se convirtió en la primera potencia económica del planeta, superando a los Estados Unidos de América en su Producto Bruto Interno (PBI) hasta que, en 2014, pasó a tener el liderazgo China con un PBI de 18,67 billones de dólares estadounidenses contra u$s 18,08 billones de la UE y u$s 17,81 billones de los EE.UU.

En 2015 China amplió su liderazgo con u$s 19,95 billones y en 2016 con u$s 21,27 billones, mientras la UE crecía a u$s 18,64 y u$s 19,18 billones, respectivamente, y los EE.UU. incrementaron su PBI de u$s 18,27 a u$s 18,56 billones.

Mientras la UE y los EE.UU. mantienen una estructura económica similar, sostenida en los servicios (73,3% y 79,5% ), sus industrias apenas aportan el 25,2% y el 19,4%, mientras la agricultura implica insignificantes aportes a sus PBI respectivos, del orden del 1,5% y 1,1%, a pesar de los fuertes subsidios que recibe, mientras que en el caso chino los servicios representan el 50,7%; la industria, el 40,7%, y la agricultura, el 8,6% de su producto nacional.

Los acuerdos internos de la actual UE se ampliaron el 1° de julio de 1968, cuando se estableció el fin de los aranceles internos entre los estados miembros y la libre circulación de bienes y personas, al tiempo que para las importaciones desde terceros países se fijó un arancel único común.

Dentro de los criterios originales que impulsaron el desarrollo de la UE estuvo el de buscar una suerte de equilibrio entre los socios y así se subsidiaron inversiones productivas en enormes porcentajes en zonas más atrasadas de algunos países, como en el caso de sur italiano entre los miembros originales, o Extremadura y Galicia, en España, a medida que se fueron incorporando otros a los 6 fundadores.

Por entonces, en Europa Occidental todavía se mantenía vivo el denominado “Estado de Bienestar”, concepto difundido luego de la Segunda Guerra Mundial como consecuencia de los trabajos del economista bengalí Henry William Beveridge, aunque el concepto ya estaba presente desde 1891 cuando otro gran economista, el argentino Jean Silvio Gesell, diera a conocer su obra “Hacia la reforma monetaria como puente hacia el estado de bienestar”.

Pero desde fines de los años 1970 se fue produciendo una revisión de ese criterio, sobre todo, como consecuencia del derrumbe del conglomerado de países de Europa Oriental liderado por la ex Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) lo que devino en la incorporación al bloque occidental de varios de los ex estados comunistas cuyos sistemas productivos guardaban enormes diferencias con los de sus nuevos socios.

Los desequilibrios históricos eran resueltos mediante la creación, con el tratado original, del ECU (European Currency Unity), una moneda virtual que servía para las transacciones comerciales pero respecto de la cual cada país mantenía su propia paridad (Italia con la lira, Francia con el franco, Alemania con el marco y así los demás) lo que permitía que por esa vía se pudiesen ajustar parte de las diferencias entre unos y otros apreciando o depreciando las respectivas monedas nacionales.

El 1° de enero de 1999 apareció el Euro que desplazó al ECU, primero como moneda de cuenta, pero el 1° de enero de 2002 se convirtió en papel billete que eliminó a las viejas monedas de 19 países tan desiguales como Alemania y Grecia, Países Bajos y Portugal, o Francia y Estonia, y ayudó al proceso de deslocalización de las viejas industrias europeas.

En ese marco se produjo la toma de distancia por parte del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte (RU) que mantuvo la libra esterlina como su moneda sobre todo considerando que el mercado de Londres continúa siendo, con Nueva York, una de las dos grandes plazas financieras del planeta lo que hace que el 80,2% de su PBI surja de los servicios, fundamentalmente financieros, mientras el 19,2% corresponde a la industria y sólo el 0,6% a la agricultura, en buena parte generado por la familia real.

Así es como el RU votó el Brexit el 23 de junio de 2016, para abandonar la UE, y posturas similares plantean fuerzas nacionalistas con peso político creciente en sus respectivos países. El último 20 de marzo, la primera ministra británica Theresa May anunció que el próximo 29 de marzo comenzará el proceso para separarse de la Unión Europea (UE).

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