La demanda de dólares fue la mayor en 15 años durante el primer bimestre de 2017

El verano terminó con la mayor demanda de dólares, a través de bancos, de los últimos 15 años. El tipo de cambio bajo, las vacaciones en el exterior y una leve incertidumbre, que generaron el efecto Donald Trump -en el exterior- y el rebote de la inflación -a nivel local-, llevaron al público minorista a volcarse en masa a la compra de billetes por ventanilla y por homebanking, como no lo hacían desde hace más de una década.

Según los datos oficiales, los ahorristas y turistas se llevaron u$s 2.335 millones en febrero y 4.855 millones en todo el primer bimestre. En toda la estadística que registra el Banco Central no se ve un mes de febrero con tanta demanda de billetes del sector privado (si bien, vale aclarar, en los años de cepo cambiario el grueso de las compras se percibía en canales informales y no se reflejaba en las estadísticas oficiales).

El fenómeno de la dolarización aparece ahora como una señal de alerta para la economía: semejante cantidad de compras de divisas reflejan que en la Argentina hay una mayoría de ahorristas que prefiere salir del peso para ir hacia el dólar. El efecto negativo: los billetes no pueden intermediarse con facilidad y, por esta razón, no tienen ningún destino en la actividad (ni en inversión ni en consumo). Una muestra de que, en la economía local y a pesar de la megaoferta de divisas, aún existe un fuerte interés de los particulares en dolarizarse para proteger sus ahorros. La escuálida venta de dólares de minoristas refleja la misma conducta: fue de u$s608 millones en febrero, y se mantuvo muy baja en comparación a las compras (si bien fue el doble de la que se había registrado en igual mes de 2016).

En los bancos explican que la mayor parte de la demanda tuvo que ver en estos meses con la especulación y el atesoramiento. Los argentinos mantienen la idea de de que el tipo de cambio quedó demasiado bajo respecto de la inflación y del de los principales socios comerciales del país. Cerca de un 60% u 80%, dicen en el sector, está explicado por este concepto; el resto, por turismo. Pero también en la demanda para pasar las vacaciones fuera del país puede estar implícita la percepción de un dólar «atrasado».

Según el BCRA, casi la mitad de las compras de dólares (47%) fue por montos menores a u$s10.000. Y una quinta parte (el 19%), fue por importes de entre u$s10.000 y u$s50.000. Sólo el 9% fue concertado por clientes con compras mensuales superiores a u$s 5 millones.

Un primer dato alentador: del otro lado de las ventanillas, los bancos no aparecen hasta hoy con el mismo afán de dolarizarse y atienden la demanda de los ahorristas con las divisas que ya habían acumulado en su cartera. Lo aclaró ayer, en el informe cambiario, el Banco Central: «Las entidades autorizadas a operar en cambios, que no realizaron operaciones con resultado neto con el Banco Central en el mercado de cambios (MULC), cubrieron las necesidades de clientes básicamente mediante la reducción en su posición general de cambios (PGC)», precisó. En el mercado mayorista, a su vez, el Banco Central no se desprende de dólares y las entidades financieras se abastecen con la megaoferta de divisas que proveen los bancos públicos (los dólares obtenidos por el Gobierno o las provincias en las colocaciones de deuda).

El segundo dato alentador que mencionan en los bancos es la dinámica que empezó a mostrar marzo, hasta ahora sin datos oficiales. Para este mes, dicen, crecieron algo más las ventas de dólares y cayeron las compras. En este nuevo comportamiento de los ahorristas, los ejecutivos de las mesas intuyen ahora una mayor necesidad de pesos para el pago de las vacaciones (el resumen de la tarjeta) o para afrontar los gastos de principio de año, como el comienzo de las clases.

«En marzo hay una relación más pareja entre la compra y la venta de billetes. El panorama está más calmo, desde el pico que se vio a partir de diciembre», comentó a este diario el gerente de cambios del banco Supervielle, Fernando Pepe. La entidad, con una buena inserción en este segmento de negocios, mejoró visiblemente sus ventas de monedas sudamericanas: «La demanda que percibimos de turistas argentinos en reales y pesos chilenos, principalmente, se duplicó durante enero y febrero respecto del mismo período del año anterior», completó. En el informe oficial se ve que, durante el verano, hubo una demanda de alrededor de u$s1.000 millones mensuales por turismo y viajes. Y que la dolarización del sector privado (llamada «formación de activos externos») se ubica desde diciembre en torno a los 2.000 millones por mes, alrededor de un 30% más alta que el promedio del año pasado. La cifra, que en febrero dio u$s 1.865 millones, es una luz que titila en el tablero del Banco Central.

(Fuente: Ámbito)

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