Directores de Conservación del Fondo Mundial para la Naturaleza se reúnen en Malasia

Kuala Lumpur, la capital de Malasia, este año es sede del Foro Global de Directores de Conservación del Fondo Mundial para la Naturaleza, WWF en sus siglas en inglés, la mayor organización conservacionista independiente en el mundo. La Fundación Vida Silvestre Argentina es la entidad asociada en nuestro país y está participando a través de su Director General, Manuel Jaramillo.

 

Manuel Jaramillo (Radio Libertad)

 

En diálogo con Radio Libertad Jaramillo explicó que la Fundación Vida Silvestre Argentina es una organización de bien público privada que este año cumple 40 años, y que tiene como objetivo construir un mundo en el cual el hombre viva en armonía con la naturaleza. “Para eso tenemos varios programas de conservación, como por ejemplo el de Bosque Atlántico, que fue el que yo coordiné durante 11 años en Misiones, otro llamado Pastizales, Gran Chacho, Marino, y otros. Lo que hacemos es tratar de identificar problemas ambientales pero junto con esos problemas las posibles soluciones. Trabajamos con el sector público y privado y con las comunidades rurales. En Misiones en particular, con los colonos rurales y con las comunidades guaraníes, por lo que tenemos una tarea bastante amplia en lo que hace al trabajo sustentable”.

Al comentar algunos de los temas que se están tocando en la cumbre, Jaramillo hizo referencia a algunos aspectos poco alentadores, con respecto al presente de la conservación: “Las tendencias de la humanidad hacia la naturaleza son bastante preocupantes. Cada año llega más pronto el día del exceso en la tierra, ese día en que nos consumimos todos los recursos que la tierra podría producir durante ese año. El año pasado fue cerca de principios de agosto, y eso indica que nuestro nivel de consumo global supera ampliamente lo que la tierra nos puede proveer y, a su vez, gran parte de nosotros consumimos muchísimo más de lo que consume más de la mitad de la población, y eso hace que si no revertimos la forma en la obtenemos los bienes y los servicios que tomamos de la naturaleza se van a terminar muy pronto, y vamos a tener un mundo muy distinto al que conocemos y si no lo vivimos nosotros lo van a vivir nuestros hijos, es decir, no estamos hablando de miles de años, estamos hablando de cómo ha cambiado fuertemente el planeta, por la acción del hombre, en los últimos 50 años”.

 

A la hora de asignar responsabilidades, Jaramillo dijo que ésta “es compartida”, porque –indicó- si nos quedamos pensando que otro tiene la culpa lo más probable es que no hagamos nada para modificar la situación, y esto es algo que, como especie, tenemos que comenzar a cambiar en todos los hábitos de nuestra vida”.

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La salvedad que hizo fue la mención con respecto a los países que lograron un mayor nivel de consumo –entre ellos EE. UU.-, que son los que más carbono emiten, son los que más recursos naturales demandan de otros países para cubrir sus necesidades y son los que más compromisos tendrían que poner para revertir esa situación. Sin embargo, algunos datos también hacen referencia a la Argentina: nuestro país está perdiendo alrededor de 200 mil hectáreas de bosques por año, está degradando sus áreas de cultivo, está comprometiendo las fuentes de agua dulce por el mal uso y por la actividad contaminante de algunas actividades extractivas y eso nos posiciona con una responsabilidad muy fuerte.

Con relación a los temas que se están debatiendo en Kuala Lumpur, Jaramillo señaló que “en éste foro cada uno de los países ha expresado la situaciones más críticas que ocurren en cada uno de ellos y cuáles serían los caminos posibles para revertir esta situación. A la vez que concientizamos a la población de lo que es el consumo responsable, como una forma de ir modificando esta tendencia negativa”.

Con respecto a cuáles serían las líneas de acción para revertir esta tendencia, Jaramillo mencionó que “lo primero que hay que hacer es frenar la deforestación. La Ley de Bosques que se sancionó en el 2007 y que se empezó a implementar en 2010 está muy lejos de cubrir las expectativas para las cuales fue diseñada, porque los fondos que estaban previstos que se constituyeran no se han constituido. Por otro lado también lo que es el avance de la agricultura y la ganadería están degradados y eso implica que no estamos devolviendo al sistema lo que tomamos de él para producir nuestros servicios”.

Por último describió cuál debería ser el rol de Argentina en el contexto mundial: “debería posicionarse en un concepto de agricultura inteligente para diferenciarse de los países que no lo están haciendo, con productos de calidad como son las carnes y los cereales. Por otro lado estamos con las áreas conservadas, que entre provinciales y nacionales representan el 13 % del territorio cubierto, pero el compromiso es que hay que llegar a cubrir el 17 % del total del territorio, así que hay que crear más.

Jaramillo también se refirió al consumo energético en el país, y señaló que Argentina necesita bajar sus índices de consumo y migrar de la producción de energía a través de la quema de combustibles fósiles o de otras fuentes contaminantes a lo que son las energías renovables. Entre otras, mencionó la energía solar y la eólica como las principales alternativas, pero en Misiones, particularmente, la energía producida por la biomasa, es decir aquella que provienen de desechos de aserraderos o de recursos que son renovables. “En el caso de las represas, Jaramillo mencionó que la propia Ley Argentina, reglamentada por la gestión actual, establece que aquellas que producen más de 50 megavatios no son consideradas “de energías renovables”, por el enorme impacto que implica en el ambiente inundar superficies muy grandes.

Misiones conserva más de la mitad de lo que todavía queda de selva misionera entre Paraguay Brasil y Argentina, a pesar de que solo tenía el 2 % de lo que alguna vez hubo. Esto está muy bien visto, pero implica una gran responsabilidad para la provincia que debería -y no siempre lo hace- generar la mayor disponibilidad de recursos por parte de las agencias de conservación para mantener esta belleza y este legado de selva que tenemos. “En particular Vida Silvestre trabaja desde hace más de 15 años con una oficina en Puerto Iguazú desde donde hemos podido colaborar con algunos procesos que han llevado a lo que denominamos “impactos de conservación”, como por ejemplo la disminución de población de yaguaretés”, remarcó.

 

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