El Amor es el sostén de la humanidad, una luz que constantemente ilumina a un oscuro mundo brindándonos la fuerza para vivir y actuar. Junto con el diálogo, conforman los pilares indisolubles de una convivencia en eterna paz y armonía.
El término “amor”, se ha convertido en una de las palabras más utilizadas y también tergiversadas. Los antiguos griegos dieron el nombre de “eros” al amor entre hombre y mujer.
Refiriéndose a ello, el escritor Cortazar deslizo: “Las palabras nunca alcanzan cuando lo que hay que decir desborda el alma”.
Amor es mirar a los ojos y ser deslumbrado por un corazón, es un sentimiento que a pesar de las quimeras, becerros de oro o el deslumbramiento de las redes sociales, nos otorga meditación en la vorágine y serenidad frente al peligro.
En las redes sociales se navega, se surfea, no así en las profundidades del amor donde se entrega todo adentrándose en el mar, dejando la seguridad de la orilla.
Las sagradas escrituras en (Lc 17, 33):“El que pretenda guardarse su vida, la perderá; y el que la pierda, la recobrará”.
Un verdadero y comprometido amor es la mayor fuente de creatividad y nos genera una entrega sin límites aun a riesgo de quedarse con las manos vacías; en cambio la pasión desenfrenada conlleva a finales violentos.
En diversos países, se viven situaciones donde se entrelazan las complejas condiciones humanas y un histórico problema migratorio que va agravándose. «las migraciones no son un peligro, sino un desafío para crecer«, acaba de decir Francisco. Pareciera que el tiempo estuviera detenido reviviéndose la historia de los Montescos y Capuletos. Ancestrales divergencias entre historias de amor.
Momentos complejos con formas de injusticia y violencia que afectan fuera y dentro del gran laboratorio del amor que es la familia según Juan Pablo II.
Familia y hogar son indisolubles; nadie puede pensar que debilitar a la familia como sociedad natural fundada en el matrimonio es algo que favorezca a la sociedad.
El amor promete infinidad, eternidad y presencia; engloba la existencia entera y en todas sus dimensiones, incluido también el tiempo. Es espontáneamente gratuito, y no se practica para obtener otros objetivos.
En la antigua referencia a “amigos”, Juan 15,13, lo relaciona con el amor: “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos”; fruto del amor son también la misericordia y el perdón. En semanas, el viernes Santo, Jesús entregará su vida por la humanidad.
A pesar del estado de default del mundo, de cesación de valores, de gestos y de cuidado a la casa común; hay dos cosas que permanecerán inalterables a pesar de los cambios climáticos, las guerras y las revoluciones tecnológicas; el AMOR y la FAMILIA.
Se viven tiempos ideales para hacer un buen uso de las “llaves del amor”; siendo agradecidos por la bendición de poseerlas, podremos abrir puentes que otorgarán soluciones de paz.
Según el hinduismo, el ser de uno atrae la vida de uno, por eso es imposible cambiar la propia vida sin cambiar uno.
Proponiéndonos la estrella del amor como “norte” y con corazones que capten la invisibilidad de lo esencial, lejos estaremos de un hedonismo sentimental y podremos convivir con los migrantes en armonía a pesar de los Montescos y Capuletos.
Claudia Fassa – Gabriel Alsó
Fuentes:
El guerrero espiritual, Sakanashi Masafumi – Año de la Misericordia, Padre Luis Glinka O.F.M. – Romeo y Julieta, William Shakespeare – www.nasa.org – Cartas encíclicas: DEUS CARITAS EST, B XVI – HUMANAE VITAE, Pablo VI – PACEM IN TERRIS, Juan XXIII – AMORIS LAETITIA, Francisco.
