Causa Schaerer: desentrañar pista Brasil y el destino de Cristian asoman como los objetivos inmediatos

Pasaron 14 años del secuestro y desaparición de Cristian Schaerer y en esencia el caso está como aquel caluroso 21 de septiembre de 2003, con el joven oficialmente desaparecido. En el medio, hubo detenciones, dos juicios, condenas (algunos presos ya están libres luego de cumplir sus penas) y muchos interrogantes sin respuestas.
En la causa se probaron dos cosas sobre las que no se avanzó. Primero que al hijo del ex ministro Juan Pedro Schaerer lo escondieron en un galpón de Saladas, y se conoce quienes lo tuvieron y el nombre del propietario del lugar. Para llegar allí, los secuestradores cruzaron por dos puestos de “control policial” y una estación de peaje.
En ese momento, las radios de la frecuencia policial estaban al rojo aportando datos del vehículo Chevrolet Corsa modelo Wind, en el cual se movilizaban. Sin embargo, llegaron sanos y salvos al escondite saladeño.
Se anunció un tercer juicio en ese sentido, pero en la actualidad, ni los investigadores saben en qué instancia se encuentra ese proceso.
La otra pista prometedora es la de Brasil.
Resulta que a Cristian lo vieron con vida por última vez en Uruguayana. La Justicia por protocolos de actuación desautorizó y decidió no incluir los testimonios obtenidos por la fiscalía Federal de Oscar Resoagli en la Embajada Argentina del vecino país.
Un investigador activo que participó de esos operativos reveló a El Litoral que “nosotros seguimos el rastro en todo momento, pero siempre llegamos tarde. A Cristian lo llevaron de Saladas a un criadero de pollos que era propiedad de Raúl Salgán que estaba en Paso de los Libres. Ellos se enteraron de que nosotros estábamos cerca y decidieron llevarlo a una tapera del paraje Ombucito”, expresó.
Añadió además que “allí lo pasan en canoa por un arroyo y luego lo cruzan en lancha por el río Uruguay a Brasil. En principio, lo meten en un segundo piso de un departamento que se encuentra en Villa Tropical. Estuvo cautivo en ese lugar, hasta que deciden llevarlo a un condominio que queda en las afueras de Uruguayana”.
En este lugar habría sucedido un hecho que no aparece en el expediente. Un informante contó a los investigadores que Cristian Schaerer intentó escapar y casi logró su cometido.
Ocurrido el pago del rescate el día 6 de noviembre de 2003 en Ciudad del Este, los secuestradores se reunieron en un hotel de Curitiba (Brasil) y se repartieron 30 mil dólares cada uno.
Estuvieron allí Cristian Carro Córdoba, Gonzalo “Paragüita” Acosta, Raúl Salgan, Rodolfo Lohrman y José Maidana, quien había llegado de Río de Janeiro, donde se encontraba.
Tres días después, se pierde definitivamente la pista de Cristian.

Perdido
En su declaración original Néstor Horacio Barczuck, condenado a 25 años de cárcel en el primer juicio oral, relató haber visto a Lorhman y un brasileño apodado Manico, llevarlo a Cristian Schaerer aguas arriba del río Uruguay.
A la hora, ambos regresaron sin novedad.
En este punto, otro de los secuestradores condenados, Jaimito” Cornelli Belén, reveló sobre el destino de Cristian que escuchó una conversación donde decían que “no lo van a encontrar porque el junco crece rápido”.

Rastro
Una fuente calificada es la voz del ex comisario investigador de la Policía de Corrientes Ramón Tránsito Ramírez, que reveló a El Litoral que “fue allí que nosotros perdimos el rastro. Nos llegaron dos informaciones al respecto. Por un lado que el propio Lorhman le efectuó un corte en el abdomen a Cristian y lo arrojó al río. Otra fuente nos dijo que el joven había sido entregado a unos brasileños, por lo cual se desconoce el destino.
En caso de que hayan cometido el homicidio, debo decir que en esa zona realizamos una gran búsqueda por las islas y no tuvimos ninguna novedad”, afirmó.

Esperanza
En todo el proceso, el eslabón perdido era nada más y nada menos que el “hombre de las mil caras”, considerado “el prófugo más buscado del país”: el “Ruso”, Rodolfo Lohrman.
Los padres de Cristian, Pompeya Gómez y el “Vasco” Juan Pedro Schaerer, coinciden en que él conoce qué pasó con su hijo.
Toda la esperanza de hallarlo, -aunque más no sea el cuerpo- está concentrada en la disposición de aportar datos que puedan tener tanto el entrerriano como el correntino José Horacio “Potrillo” Maidana.
Por otra parte, el ex fiscal investigador, Oscar Resoagli, se despachó con una frase lapidaria: “Desde que me jubilé, la causa se paralizó”.
Ahora, es el momento para que la Fiscalía y Juzgado Federal con competencia penal demuestren estar a la altura de las circunstancias y avancen hasta dilucidar, qué pasó realmente con Cristian Schaerer.

Fuente: diario El Litoral de Corrientes

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