Hablaron otras víctimas del anestesista: «Me drogaba con fines sexuales, era su morbo»

Una de las víctimas dijo: “Tuve dos estados de coma en tres meses por la anestesia que me daba”.

A raíz del salvaje ataque de Gerardo Ismael Billiris a Belén Torres por el cual la joven sigue hospitalizada, otras mujeres hicieron público que también habían vivido situaciones traumáticas con el médico anestesista. Incluso, una de ellas ya radió una denuncia por abuso sexual.

Una ex novia de Billiris también hizo público su calvario. La mujer, que fue pareja del anestesista durante un año y medio, afirmó: «El modus operandi siempre fue el mismo. Él me dijo que me ofrecía trabajo y un sueldo».

«Cuando lo conocí era el hombre perfecto. Empecé a salir con él en enero, y en julio, agosto, empezó el tema de la violencia. Me golpeaba porque según él, había hablado con otra persona, o por cómo me vestía», agregó en diálogo con C5N.

La joven además contó: «Él disfrutaba cuando me golpeaba. Me rompió la boca. Tengo un diente partido. En ese momento le pedí ayuda a mi familia, y gracias a ellos pude salir».

Por otro lado, reveló que el hombre la «anestesiaba con fines sexuales. Era su morbo. Tuve dos estados de coma en tres meses por la anestesia que me daba». «Cuando veo que los abogados lo defienden, que puede quedar libre, me genera impotencia. Este hombre puede matar a una persona. ¿Hasta que no mate a alguien no va a estar preso? Cuando lo quise denunciar la policía me dijo que no tenía sentido, porque iba a ser un caso archivado. Lo quise denunciar en la comisaría de la mujer y no tuvo trascendencia», afirmó.

La joven contó que Billis «iba drogado a trabajar. Lo vi inyectarse anestesia antes de operar», y adelantó que se sumará a otras tres chicas que ampliarán la denuncia de Belén Torres.

Otra de las víctimas, cuya identidad fue reservada, habló en televisión de su caso y aunque por el momento no lo judicializó, el relato es igual de estremecedor.

«Conocí a una chica y me dijo que conocía a una persona que estaba necesitando secretaria. Había terminado la secundaria y estaba buscando trabajo. Me dio su número de teléfono, hablamos bien, muy educado y me dijo ‘te paso la dirección de casa y venís a una entrevista’. Fui a su casa que queda en Palermo y cuando llego, esto fue en 2012, subí a su departamento y cuando me abrió estaba en boxers. Me empecé a poner nerviosa porque no es lo que uno se espera. Tenía 18 años», comenzó.

Sorprende que los detalles de esta joven sobre lo sucedido en el departamento de Billiris coincide en varios aspectos con lo que le pasó a Belén: «Cuando entro cierra la puerta con llave. Tenía un desorden tremendo, cosas tiradas por todos lados. Tiene un espacio grande, en una punta tiene el balcón y del otro lado la cocina dividida con una barra. Arriba tiene tragos. Sobre la barra tenía un montón de drogas diferentes. Tenía pipas, bolsas de cocaína, cigarrillos de marihuana y líneas armadas de cocaína. Bebidas blancas que había estado tomando. Fue al mediodía y se le notaba en la cara que hacía rato estaba así. Más que seguro estaba sin dormir»

La chica luego contó que Billiris le dijo que era cirujano, no anestesista, y que le describió las tareas que necesitaba: «Que esté a disposición cuando necesite, que no era todos los días. Pasar la planilla de la obra social. Tenía que usar ropa de secretaria y cuando me llamara tenía que estar disponible y si había problema me daba un teléfono».

Desde un primer momento esta joven sintió miedo y se dio cuenta del tipo de persona que era el médico: «Cada diez minutos consumía droga al frente mío, no le importaba nada. Era un tipo recontra nervioso, caminaba por todas partes, me intimidaba. Me acuerdo que de un lado de la barra había una copa rota en el piso y caminaba arriba de los vidrios y no se daba ni cuenta de tan drogado que estaba. Estaba en cuero y boxers y descalzo».

Belén Torres, la chica agredida que está internada

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Afortunadamente, ella no fue golpeada ni atacada porque Billiris debió irse a raíz de un insistente llamado: «Resulta que lo empiezan a llamar y decía que no podía, que dejara de joder, que estaba ocupado. Lo convencieron y cuando corta me dice que se tiene que ir porque le salió una cirugía de urgencia en La Trinidad. Le dije que me tenía que ir y salgo corriendo a una estación».

«Si no lo llamaban se iba a quedar y yo no me iba a poder ir porque ya le había dicho que me quería ir y no me dejaba. Me había dicho que si quería trabajara ese mismo día», sentenció.

Pero el conflicto no terminó allí, sino que Billiris quiso verla de nuevo: «Llegué a mi casa con miedo y me empieza a llamar por teléfono. Una llamada tras otra. Me pregunta qué me había parecido el trabajo, que empezara esa noche y si necesitaba plata me adelantaba. Le dije que no».

Por el terror, la mujer cambió el teléfono para que no le mandara más mensajes ni la llamara: «Esa noche después de que hablé con él saqué el chip y nunca más lo vi ni supe nada».

Sobre la posibilidad de ir a la Justicia, explicó: «Tengo que hablar con mis padres porque ellos todavía no lo saben. Fue difícil para mí. Capaz para algunas personas no es tan importante pero a mí me dio mucho miedo. Ahora tengo cuidado a dónde voy y con quién me relaciono».

(Infobae)

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