Fuego eterno: Federer venció a Nadal y se consagró campeón en Australia

Difícil encontrar adjetivos para contar lo que Roger Federer y Rafael Nadal hicieron en la final del Abierto de Australia 2017. Épico acaso sea el calificativo más justo para el partido. Y emocionante el que describa la victoria del suizo, quien a sus 35 años lloró como un principiante en su hora más grande una vez que la computadora marcó «IN» para su última derecha cruzada.
Federer esperó el designio, alzó los brazos y la emoción ganó la escena: fue 6-4; 3-6; 6-1; 3-6 y 6-3 en tres horas y 37 minutos en Melbourne Park.
Acorde a la caballerosidad que los caracteriza, una vez terminado el partido Nadal tomó el micrófono y lanzó: «Después de seis meses afuera pudiste volver, te felicito por el esfuerzo que has hecho en tu regreso», le dijo a Federer y agregó: «Ha sido una fantástica semana también para mí pero hoy Roger ha sido mejor que yo. Por mi parte siento que estoy de regreso en una gran condición y seguiré batallando el resto de la temporada».
Hace un par de meses, cuando ambos jugadores no competían en la ATP para recuperarse de sus problemas físicos, este duelo en Melbourne era inimaginable. La última vez que jugaron por un título grande fue en Roland Garros 2011, con triunfo de Nadal en cuatro sets.
Federer sumó así su quinto título en el primer grande del año (2004, 2006, 2007, 2010 y 2017), no jugó en la segunda mitad de 2016 por una lesión en la rodilla, mientras que Nadal, ganador en 2009, dedicó los últimos meses de la temporada a curar la lesión en la muñeca que le obligó a retirarse en Roland Garros.
Los asistentes al estadio Rod Laver de Melbourne Park vibraron con una batalla de tres horas y 37 minutos que mantuvo hasta el final el suspenso del desenlace y se definió con un punto que requirió revisión mediante el «ojo de halcón».
Federer (35 años), de regreso al circuito en este torneo tras seis meses de inactividad, levantó una desventaja de 1-3 en el quinto set, recuperó el quiebre en el sexto game (3-3) y consiguió en el octavo (5-3) el margen necesario para alimentar su leyenda.
Luego de superar la inactividad más larga de su carrera por una lesión de rodilla, el ex número uno del mundo maravilló con su regreso y dejó por el camino a cuatro «top ten» (el checo Tomas Berdych, el japonés Kei Nishikori, su compatriota Stanislas Wawrinka y Nadal) para confirmar que este año lo tendrá nuevamente como gran protagonista del circuito.
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La misma conclusión entregó Nadal pese a la derrota. El español, verdugo del francés Gael Monfils, el canadiense Milos Raonic y el búlgaro Grigor Dimitrov, entre otros, comenzó el año con grandes aspiraciones después de bajar la persiana de su temporada 2016 en octubre, con poca actividad tras los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.
«Sé que en el tenis no hay empates, pero si los hubiese, sería un honor compartir el trofeo contigo Rafa. Tú también merecías ser campeón de este torneo», reconoció Federer durante la ceremonia de premiación.
«Ninguno de los dos pensábamos que podíamos llegar a esta final, pero estamos aquí después de tantos meses. Yo también he trabajado muy duro para ganarle a jugadores como él. Sigue jugando Rafa, sigue haciendo todo lo que haces. El tenis te necesita», elogió el suizo.
En sintonía, Nadal mostró una grandeza similar a la de su rival: «Roger merecía un poquito más que yo este título. Felicidades a él y a todo su equipo, es increíble cómo está jugando después de tanto tiempo sin competir. Es muy, muy difícil».
«En lo personal, lo seguiré intentando, estoy de vuelta en un gran nivel y espero poder competir el resto de la temporada. Es la tercera vez que tengo este plato (de subcampeón). Es bonito, pero es mucho mejor el trofeo. Espero volver aquí muchos años más», se despidió Nadal.
Federer, máximo ganador de torneos grandes en la historia, alcanzó con el de Australia su Grand Slam número 18 y el primero desde Wimbledon 2012.
De esta forma, amplió su ventaja sobre el propio Nadal y el estadounidense Pete Sampras, que atesoran catorce «Majors» en su vitrina personal.
El tenista suizo ganó por quinta vez el Abierto de Australia (2004, 2006, 2007, 2010 y 2017) y se cobró revancha del español, que lo había vencido en la final de la edición 2009 de Melbourne. Su cosecha de Grand Slam se completa con siete Wimbledon (2003, 2004, 2005, 2006, 2007, 2009 y 2012), cinco Abierto de los Estados Unidos (2004, 2005, 2006, 2007 y 2008) y un Roland Garros (2009).

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